Los Siete Pecados Capitales

Un nuevo comienzo

Jake me escolto a la habitación. Cuando entre Charlotte estaba sentada en la cama, levanto la mirada e hizo una sonrisa forzada. Mire a Jake y este nos echó un vistazo a ambas fugazmente.

-Las dejo solas- me dio un apretón en el hombro y se fue.

El sonido de la puerta quedo entre nosotras. Con cada segundo que pasaba me sentía más incómoda. Era como si el espacio entre nosotras fuese más distante de lo que actualmente era.

-Allan dijo que fue obra de una tal Gabriela- rompió el silencio.

- ¿Que?

-La ilusión- aclaro.

- ¡Ah! Sí. No sabes otra cosa aparte de su nombre, ¿verdad?

-Lamentablemente no- dijo cabizbaja.

-Ya veo.

Nos quedamos en silencio otra vez. No sabíamos que decir. Tampoco era como si hablara todo el tiempo conmigo.

- ¿Puedo preguntar cuál fue tu ilusión? Como para que casi mataras a Jake creo que no fue algo bonito.

-Jaja. No. La verdad que no lo fue. Vi a mi familia.

-Vaya. ¿Qué tanto los odias?

-No los odio como para matarlos, pero mi hermana hizo algo imperdonable y no creo poder perdonarla por lo que hizo.

-Entiendo- respondió tirando su cuerpo a las sabanas.

- ¿Y tú? ¿A quién viste? - pregunte.

-A mi padrastro- dijo como si no valiera nada.

Ningún otro pensamiento llego a mi porque tan pronto Charlotte respondió la puerta se abrió y cerró rápidamente con una Janet muy agitada. Tenía galletas en la boca y en su sostén. Traía una canasta llena de comida, parecía que iba a hacer un picnic. Se comió las galletas que traía en la boca y fue tras mi vaso de agua.

-No hay nadie aparte de ustedes dos en esta habitación, ¿verdad? - pregunto luego de casi tomarse toda el agua.

-No, pero si quieres quedarte tienes que compartir lo que tienes ahí- dijo Charlotte señalando su canasta.

-Agh. Bien, pero necesito un favor.

- ¿Cuál? - pregunte.

-Necesito que alguien vaya a la cocina y consiga algo para tomar que no sea chocolate caliente o té. Porque esta señora Margaret solo me ha dado té y chocolate. Voy a morir si no consigo jugo de china- dramatizó.

- ¿Pero no que íbamos a cenar pronto? Quizás en la cena nos den algo que no sea té.

-No quiero arriesgarme-dijo arrodillándose y tomando mis manos.

-De paso trae leche para estas galletas- dijo Charlotte con la boca llena.

-Pensé que ibas a ir tú- le dije a Charlotte.

-Tengo las manos ocupadas- se excusó.

Janet me miro con ojos de perrito. Seguro sabía que no iba poder convencer a Charlotte con ese truco y me lo lanzo a mí. Di un gran suspiro y accedí.

-Está bien. Pero si me atrapan a mí, todas caen.

- ¿Qué? - dijo Charlotte alterada- Yo no tengo nada que ver en el asunto. Así que no me incluyas.

-Si estas comiendo te incluiste sola, así que se buena niña y ayúdame a traer las cosas- le dije con una sonrisa.

-Eres el diablo-dijo tumbándose a la cama.