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Se despertó de golpe aun con la sensación de estar en medio del bosque viendo a un delgado cuerpo ser golpeado, ese sueño que se repetía cada cierto tiempo. Parpadeó un par de veces y estiró el brazo tocando la superficie junto a él, pero estaba vacía ¿A dónde había ido Ian? Estaba a punto de levantarse cuando escucho su voz viniendo del baño.

—Lo sé Maureen... —Decía el chico en tono culpable — es que las cosas pasaron muy rápido y me olvidé de llamarte —Miller volvió a recostarse más tranquilo ahora que sabía en donde estaba Ian. —y...¿que pasó con tu novio? ¿Se fue después de la cena?...ya veo...oye sabes que no soy entrometido, pero ese tipo no me dio buena espina así que ten cuidado con él. — su tono se había vuelto demasiado serio. —Lo sé....si,si. Te contaré todo cuando vuelva. Yo también te quiero.

La puerta del baño se abrió e Ian salió con la mirada fija en la pantalla de su teléfono, parecía preocupado. Llevaba puesto únicamente el boxer que Miller le había  dado la noche anterior. El castaño sonrió disfrutando de la vista y es que Ian era atractivo.

—¿No piensas volver a la cama?— El chico dió un brico al escuchar su voz y enrojecio.

—Creí que seguias durmiendo.

A pesae de lucir claramente avergonzado, el chico caminó hacia la cama, pero no se detuvó solamente en acercarse, de hecho se subió a la cama y se sentó a horcajadas sobre Miller.

—Hola— susurró inclinandose y dándole un suave beso. El castaño se quedo aturdidó por un momento, nunca había hecho eso de despertar con alguien con quien se había acostado, ni siquiera con Levka.

—Hola— susurró de vuelta.

Se observaron por un momento, Miller trataba de averiguar que era eso que tenía Ian, eso que lo había inquietado desde el primer momento en que lo vio. Tal vez eran esos ojos azules y cristalinos, tal vez era esa sonrisa que resultaba adorable...era díficil saberlo, porque todo en Ian resultaba atrayente. De pronto su vista aterrizó nuevamente en el tatuaje que tenía en su pecho.

—¿Qué significa? — preguntó pasando la punta de sus dedos sobre el diseño.

El chico observó su propio pecho y de pronto su expresión cambio  y su cuerpo se tenso, eso no era normal.

—Eso...

—No tienes que decirme si no quieres...

—¡No! Quiero contarte— el chico se mordió el labio con la frente arrugada —Es solo que es una historia que no me gusta mucho, pero quiero que la conoscas. De hecho— sonrió de manera timida — me hace feliz que quieras saber algo de mi.

—¿Y por qué no iba a querer saberlo? — Ian se encogió de hombros. —Y entonces ¿cuál es esa historía?

—Bueno...—cerró los ojos y suspiró —Hace unos cuantos años atrás sucedió algo que hasta el día de hoy me sigue afectando —La amargura en la voz de Ian no le gusto nada al castaño, así que se apresuro a tomar sus manos y entrelazar sua dedos, para instarlo a continuar. —Todo empezó cuando conocí a un chico por internet, era algo así como mi crush...

—No se si quiera seguir escuchando —bromeo el castaño.

—Tonto...como sea, después de hablar por un tiempo através de mensajes y correos, decidimos encontrarnos. Quizá esa fue una mala desición, pero por aquel entonces yo buscaba cualquier pretexto para salir de casa, odiaba estar ahí y convivir con una familia que casi nunca me prestaba atención y cuando lo hacían era solo para joderme.

«Con aquel chico acordamos encontrarnos aquí en Cold Mountain, que era el punto medio entre nustras ciudades; al principio todo iba de maravilla, entramos a una discoteca y bailamos, charlamos y por supuesto bebimos. El chico era realmente agradable y creí que después de todo, las cosas saldrían bien, pensé que por primera vez en mucho tiempo las cosas podía pintar bien para mi.

El dilema del lobo (Lunas Opuestas #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora