-7-

11.5K 1.5K 70
                                    

(Miller)

Estaba siendo un bastardo, lo sabía y aun así no podía dejar de comportarse como un cobarde. Desde la noche del bar, prácticamente había estado evitando todo contacto directo con Ian. Lo ignoraba, evitaba hablarle lo menos posible y era insoportable.

Su lobo le gruñía, lo regañaba pero no podía dejar de comportarse de esa manera y era más que evidente que eso estaba afectando al chico de ojos azules. El pobre Ian parecía preocupado y triste.

—Esto es una mierda...—Susurró para si mismo mientras fingía trabajar en su portatil, cuando en realidad la última media hora se la había pasado observando a Ian. Ya estaba harto de negarlo, el chico era atractivo...mucho. —¿Qué estoy haciendo?

—Estas siendo un tonto. —susurró una voz grave en su oido.

Se pusó de pie en un salto, sólo para toparse con unos profundos ojos azules.

—¿Brooks? ¿Qué haces aquí?— El aludido arqueó la ceja con extrañeza— me refiero a que...se supone que vendrías por la tarde. 

—Solo me adelante un par de horas...—se encogió de hombros y se recargo en el respaldo de la silla que Miller había estado ocupando. —Además Eliz dijó que me extrañaba.

—Ah, claro se me olvidaba que no pueden estar separados por mucho tiempo— dijo rodando los ojos —Tienen complejo de goma de mascar.

—¿Qué puedo hacer si no puedo vivir sin él? — Brooks lo decía con tanta naturalidad y Miller lo entendía, porque se había sentido de esa misma manera con Levka. —Por cierto ¿En dónde esta mi rubio empalagoso?

—Esta haciendo inventario en la bodega. —Mientras decía eso, la mirada de Miller viajo hasta toparse con el esbelto cuerpo de Ian. El chico limpiaba afanosamente una mesa. El castaño suspiró.

—Bien, esperaré a que venga hasta aquí. —Brooks tomó asiento en la mesa y dirijió su mirada al chico de cabello blanco. — Debo suponer que ese es el famoso Ian Hurts.

—¿Famoso?

—Si, Eliz me ha hablado de él...y de ti. — le dio una mirada complice, cosa que no le gusto para nada.

—Claro, porque resulta que ahora les da por hablar de mi vida privada ¿no es así?— Tensó la mandibula y se cruzó de brazos. No quería discutir con Brooks, de hecho quería preguntarle como había estado su viaje, como estaban Sky y Jeremy... Cualquier cosa que no involucrara a Ian y lo mucho que lo afectaba.

—Okey, veo que no te gusta hablar de esto.

—En lo absoluto —Peino su cabello con los dedos.

—La pregunta es ¿Por qué?

—Pues porque no.

—Esa no es una buena razón.

—Para mi lo es.

Brooks sonrio con ecepticismo, esa clase de sonrisa que lo jodía porque lo hacía sentir expuesto, como un libro abierto.

—¿Sabes? Creó que el peor error que puedes cometer en la vida es mentirte a tí mismo. —Brooks se cruzó de brazos y se recostó contra el respaldo. —Fingir que sabes la respuesta a todo es una idiotez, con eso lo único que haces es hundirte a ti mismo, atarte a un círculo vicioso de mentiras que te va a absorver por completo y al final...cuando quieras librarte de ello, sera demasiado tarde.

Miller quería gritarle que parara, que dejara de soltar toda esa mierda. Porque cuando sufrimos, creemos que nadie más que nosotros puede entender ese dolor, creemos que somos los únicos teniendo un momento difícil. Por otro lado, también estaba cansado de discusiones, despues de todo llevaba días en desacuerdo con su lobo y era estresante al extremo.

—Nadie va a juzgarte por darte otra oportunidad —Continuó el mayor —Y si piensas que con salir con ese chico estas traicionando a Levka, es bueno que sepas que no es así.

—Es que para ustedes parece tan fácil, solo estan ahí diciéndome que es lo que debería hacer, cuando no tienen la menor idea de lo malditamente complicado que es para mi. —Se tragó el nudo que se había formado en su garganta. —Levka era mi otra mitad, mi vida, mi razón de ser...él único que me completaba...tú mejor que nadie sabe lo que se siente tener a tu alma gemela...—observó a Ian mientras hablaba. — Entonces ¿crees que sería justo ilusionar a ese chico cuando yo se que nunca voy a poder quererlo de verdad?

—Eso no puedes asegurarlo.

—Claro que puedo. —Se encogió de hombros y le sostuvó la mirada a Brooks. —Además tu también sabes lo que se siente estar enamorado de alguien que no va  corresponderte —Brooks suspiro y arrugo la nariz. Recordarle a Marcus había  sido un golpe bajo. — ahora dime ¿Es justo para él?

—No.

—Además soy un hombre lobo y no creo que a él le emocioné mucho saberlo.

Brooks sonrió.

—Ese es otro gran error, subertimar a los humanos no es buena idea.

—Si lo dices por Eliz, ambos sabemos que no es muy normal que digamos.

—¡Oye!

Le dio un puñetazo en el hombro y Miller fingio dolor, justo en ese momento el rubio apareció tras el mostrador y cuando vio a su novio empezó a gritar como loco.

—¡William!

El aludido abrió los brazos al tiempo que sonreía, no tuvo que esperar demasiado para que Eliz se le echara encima como una bomba de pura emoción.

—Creí vendrias por la tarde.

—Lo sé, pero te extrañaba demasiado—Le llenó las mejillas de besos— No tienes idea de lo solo que me sentía, cada segundo lejos de tí era una tortura.

—Para mí también, ¡Mi lobo gruñon!...—y ahí fue donde empezaron los besos subidos de tono.

Miller hizó una mueca incrédula y volvió a tomar su lugar en la mesa, no quería ser parte de ese ritual empalagoso que se traían esos dos. Pero nuevamente sus ojos lo traicionaron al buscar a Ian, lo encontro a dos mesas de distancia. El chico sonreía enternecido al ver a la pareja, quizá se sintió observado y cuando esos cristalinos ojos azules se toparon con los suyos, sintió esa calidez en el pecho que lo confundía.

+¿Es mucho pedir una oportunidad?— Se mordió el labio incapaz de decidirse.

¿Qué tan malo podía ser darle una sola oportunidad?

Ian agacho la cabeza con las mejillas arreboladas y fue inevitable, Miller sonrio complacido, porque muy en el fondo ya había tomado una decisión.

El dilema del lobo (Lunas Opuestas #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora