Capítulo 1

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Narra Anabella.

Anteriormente...

- Te... Amo.

Rió bajito.

- Y yo.

Le di un beso en sus labios.

- Deberíamos volver a casa... Esta noche ha sido realmente agotadora.

Juan torció su boca.

- Thalia volverá a atacarme. Lo se. Conozco a esa mujer.

- No volverá. Al menos después de que tu madre la golpeó.

- Si va a volver... En fin, ya dejemos eso y vamos a casa.

Se acercó a mi oído.

- Tengo preciosos planes. Señorita Londoño.

Mordió mi oreja. Reí

- Ya, vamos a despedirnos de tu familia.

Fuimos a la cocina, donde estaban todos. Nos despedimos de ellos y nos fuimos.

Semanas después.

- Amor, Llegué.

- Estoy en la cocina Cielo.

Terminé de sacar las galletas del horno. Él entró y sonrió.

- Tengo hambre. -Hizo un puchero, para luego besarme- Hola hermosa. Te traje esto.

Me dio unas rosas. Sonreí besándolo.

- Gracias... Y hola.

Deje las rosas en un florero con agua.

- ¿Como estuvo tu día?

Preguntó sacándose el saco y la corbata.

- Bien... He limpiado, acomode unas cosas en tu cuarto y cociné algunas cosas.

Sonrió

- Pienso cerrar el cuarto... No lo necesito tanto.

Voltee a verlo sorprendida.

- Usamos esas cosas...

- Si, pero muchas de ellas solo acumulan polvo, como los chalecos de fuerza. Ya no uso eso.

- Mmh...

Puse las galletas en un plato y me oyuse a preparar café.

- ¿Y tu día como estuvo?

- Agitado, la verdad. Hubo fallos técnicos y varias Reuniones...

Le sonreí y puse mis manos en sus hombros. Haciéndole algunos masajes.

- Solo quiero un baño caliente e Irme a dormir...

- Y ve... Yo te llamo cuando esté la comida.

- No, cocinemos juntos, luego dormire.

Suspire.

- Mmm... Tengo una mejor idea.

- ¿Cual?

- Vamos a comer eso, en la cama, y dormimos. Nos levantamos mas tarde y cocinamos, o pedimos comida.

Sonrió.

- Puede ser... Ve a ducharte, yo llevaré esto.

- Esta bien.

Agarro el saco y corbata y se fue. Desde el living, gritó.

- Si quieres ir conmigo, no hay problema.

- Quizás lo haga.

Preparé las cosas y las lleve a la habitación. Escuchaba a Juan, casi gritar mi nombre. Reí bajo, una vez que hace algo por sí solo...

- ¡Se que estas ahí Anabella!

Reí algo mas fuerte.

Estas semanas han ido bien. Juan ya quiere ponerse al tanto con lo del casamiento, pero le dije que todavía no. No quiero hacer todo a las apuradas.

- Te odio.

- Se que me amas.

Me besó.

- ¿Por qué no entraste a la ducha conmigo?

Me acorraló contra la pared.

- Porque... No se

Reí.

- Eso es para un castigo, señorita.

Me besó el cuello.

- Castigos no, mucho por anoche...

- No me dejas hacer nada divertido -Se quejó- ¿Entonces qué?

- Tu sabes como lo prefiero...

Me acostó en la cama, besándome.

- ¿Si o no?

- Mm... No.

Me acerque a su oído.

- Quiero sentirte en carne propia.

Su piel se erizó.

- Te amo, Ana.

- Yo te amo Juan.

Me besó y quitó mi ropa lentamente. Cuando fue suficiente, entró en mi. Sus movimientos eran lentos, murmuraba todo tipo de palabras sobre mi oído.

- Wow... -Me abrazó- Eso fue... De otro universo.

- Algo de poca experiencia para ti. Digamos.

- Tu me enseñas...

Me apoye en él.

- El café se enfrió...

- No importa. Yo lo caliento.

Se levanto, y se puso a bailar adelante de la jarra con el café. Empecé a reír a carcajadas.

- Mmm... Sigue frío. ¡Calientate hombre!

Siguio bailando "Sexy". Lloraba de la risa, literalmente.

- Bue, no funciona. Iré a la cocina.

Se puso una camiseta.

- ¿Por que te pones eso?

- No se. -Rió- Ya se que estamos solos, pero en fin. Costumbre.

Besó mi frente y se fue.

No puedo quejarme con él. Cambio mucho, y me gusta mas así.

Estoy definitivamente enamorada de él.

50 Sombras LiberadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora