La ciudad de Damasco lleva algo más de cincuenta años como
capital del califato. Durante este tiempo, una cantidad ingente
de dinero y poder se ha ido acumulando en su seno, siendo
patente sobre todo en la avenida Augusta. Mientras Puc recorre
esta amplia calle, no puede evitar fijarse en las farolas de aceite
que se pueden ver cada pocas decenas de metros, cubiertas con
un panel de un material que él desconoce, que refleja la luz de
las dos mechas que arden bajo ellas, protegiéndolas del viento
y la lluvia y ampliando también su luminosidad. Bajo sus pies, la
avenida está perfectamente empedrada, de manera que el tránsito
de carros por ella es más rápido y cómodo, además de ser
limpia en caso de lluvia, no solo por no tener la típica arena que
se convierte en barro con el agua, sino porque, además, debido
a la inclinación de los distintos tramos de calle hacia unos agujeros
que se encuentra cada varios metros, llamados sumideros, el
agua desaparece de la calle. Una camarera con la que ha hablado
le ha contado que, bajo la ciudad, los romanos, construyeron
una red de alcantarillado que dirigía el agua recogida por unas
canalizaciones hacia un punto común, profundo en el suelo, y
que después iba a parar a las afueras de la ciudad. Esta red de
alcantarillado queda localizada solo en la parte que los romanos
construyeron, por lo que el resto de la ciudad carece de esta ma108
ravilla de la ingeniería que dejó el legado de los romanos, entre
otras muchas cosas.
Puc proviene de una familia de cazadores y pescadores nubios,
una lejana tierra más allá de Egipto bañada por el río Nilo,
acostumbrada a los rigores del desierto y a vivir como nómadas,
viajando constantemente, por lo que cualquier ciudad le parece
un lugar asombroso y peligroso a la vez. Pero Damasco despierta
en él una sensación de admiración especial al darse cuenta lo que
el hombre consigue construir cuando se lo propone y por algo
más que le seduce en la ciudad, aunque no sabe decir exactamente
el qué. Quizá la mezcla de la arquitectura de decenas de
civilizaciones que han poseído la ciudad durante más o menos
tiempo, o como el ser la capital del califato Omeya la ha situado
en una posición excepcional para enriquecerse y poder así engalanarse
con mil cúpulas doradas y capiteles bellamente decorados.
Hace casi dos días que contactó con Blame y Forsac para conocer
los avances de la búsqueda de la muchacha que escapo
a través del fuego, y desde entonces no sabe nada de ellos. El
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De cómo Gunthar perdió el colgante
FantasyAño 750 d. C. Damasco, sede del califato Omeya. Las revueltas encabezadas por las hordas abasíes hacen peligrar la estabilidad de una dinastía que ha gobernado durante cien años. En medio de este convulso escenario, el aparentemente extinto clan de...