CAPÍTULO 2

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CAPÍTULO II

Jhoram y Alfatar cogen el último de los baúles vacíos para cargarlo

en el carromato, donde ya esperan subidos otros tres colocados

con anterioridad que, aunque están vacíos, son macizos y

pesados. Junto a los cuatro baúles pueden verse fardos cargados

con mercancía de lo más diversa: velas, comida seca, materiales

de escribanía colocados en ordenadas hileras de cajitas que los

protegían de los golpes y otros enseres que podrían ser necesarios

en la travesía que Bagum planeaba realizar junto a Diocles.

El sudor recorre los poderosos brazos de los dos hermanos

después de subir los enseres que, después de más de tres horas

de dar vueltas por el bazar, Diocles había decido comprar regateando

cada moneda, aunque las monedas no sean del notario.

Jhoram se sube de un salto al carromato, cuya madera cruje quejándose

bajo su peso, para asegurar la carga usando unas cuerdas

que esperan bajo el pescante.

-Diocles, ¿echo la lona para proteger la mercancía o quedan

cosas para cargar? -inquiere Jhoram mientras Diocles cuenta las

monedas que le quedan en la bolsa a la sombra de una de las lonas

que cubren la callejuela en la que se encuentra la trasera del

taller donde han comprado los baúles.

-Quedan algunas cosas aún; pon la lona, pero no la amarres

demasiado. Tampoco nos interesa que la gente vea que llevamos

66 esos baúles, les daría por pensar y eso suele ser malo -responde

con desidia; parece que Jhoram ha roto sus cálculos y devuelve

todas las monedas a su mano para comenzar a contar de nuevo.

-¿Adónde os dirigís en este viaje? -pregunta Alfatar desde

una sombra en la que ha buscado cobijo mientras come un fruto

que le refresca y mancha su cara, dejándola ligeramente anaranjada.

-Vamos a Sidón a entregar unos contratos de arrendamiento

para un mercader local que no puede venir aquí a firmar, y después

vamos a Creta a ver unos terrenos para invertir. El viaje nos

llevará una temporada, no sé por qué me da que Bagum tiene en

mente alguna otra parada -responde Diocles mientras cuelga la

bolsa de monedas que parece haber desistido de contar-. Lo que

sí vamos a hacer nosotros es comer algo, parece que Bagum se

está retrasando. ¿Qué os parece comer unos sabridis? Invito yo.

-Perfecto -responden los hermanos casi al unísono-. Y si

necesitáis compañía y protección, contad con nosotros; padre

dice que es hora de que veamos mundo.

-¡Menuda protección me iba a buscar con vosotros! -ríe el

De cómo Gunthar perdió el colganteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora