• c a p í t u l o # 7 •

491 40 9
                                    

— ¿Qué escribes, Lynn? —le pregunto Martijn mientras absorbía por el pitillo el jugo que Lynn le acababa de preparar—

— Mmm... —exclamó— No, nada... ¿Quieres un poco más de jugo?

Martijn frunció el ceño y se levantó del extremo del sillón para pararse atrás de Lynn y echar un vistazo a lo que tecleaba. Parecía como si estuviera escribiendo una historia.

— ¿Qué es? —le pregunto con interés. Lynn cerró la pantalla de la laptop y lo miró bien—

— Tonterías —dijo sin darle mucha importancia—

— ¿Te gusta escribir? No sabía que te gustara... —dijo sintiéndose culpable—

— No es nada importante, cariño... —dijo con la voz suave. Martijn se frotó los ojos y le devolvió una sonrisa—

— ¿De qué estabas escribiendo?

— Mínimas historias.

— ¿De?

— Amor —dijo con un poco de timidez—

— ¿Podría ayudarte en algo? —le mostró todos los dientes en una sonrisa—

— Claro, puedes venir aquí y darme un beso —dijo en medio de una carcajada mientras miraba como Martijn se acercaba a ella y besaba sus labios con ternura—

— ¿Escribirías un libro que llevara mi nombre si te llegas a hacer famosa? —le pregunto divertido mientras dejaba un camino de besos en su rostro—

— Depende, ¿serias capaz de darme una buena historia para escribir? —le dijo y lo vio directo a los ojos. Martijn lo pensó unos segundos, si ella lo conociera de verdad, si supiera quien era él. Tendría una buena historia para escribir—

— Quizás —dijo y le picó un ojo—

— A veces me gustaría saber qué piensas, eres algo misterioso —dijo sincera. Martijn frunció el ceño y se carcajeó—

— ¿Tú crees, mi niña?

***

Hoy tenía el día libre pero tenía cita con el doctor, pero que mierda. Estaba pensando pasar todo el día durmiendo.

Zaslavski, el doctor que estaba tratando su caso lo había llamado con un ataque de histeria.

— Pensaba que eras un tipo serio Zaslavski, aquí estoy histérico —dijo soltando un largo suspiro. Anton, era uno de los mejores médicos, era su médico de confianza. Sabía que esto de su enfermedad era un secreto y él era leal con su buen colega Martijn. Anton levantó la vista hacia Martijn, estaba estresado, Martijn lo conocía. Lo que se venía no era bueno— ¿Qué pasa Anton, pasó algo malo?

— No estás respondiendo al tratamiento, Martijn —dijo con la voz un tanto apagada. Martijn se sentó en la silla que estaba justo frente a él y se frotó la frente—

— ¿Qué? Pero... Pero si yo... —no podía ni siquiera especular una palabra más. Ambos se quedaron en silencio, mirándose entre sí. Martijn se recostó en el escritorio con los puños cerrados y ganas de llorar—

— Martijn... Hermano —Anton puso la mano en su hombro como modo de apoyo— ¿Qué tan mal te has sentido?

— Bueno... —Martijn levantó la cabeza y pensó unos segundos. Había sentido náuseas y dolor en el cuerpo, pero nada grave. Mareos y desgana. Al parecer no eran síntomas normales. Martijn tragó saliva con dificultad y se pasó la mano por los ojos, quitando el exceso de lágrimas— Dolor general, náuseas y mareos.

garritsen's women ✧ [m.g.] | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora