Pista 7.

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"La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma".


Paredes blancas. El sonido de un televisor a lo lejos sonaba con algún noticiero del día.

De a poco comenzó a abrir sus ojos pero un terrible dolor  de cabeza le impedía hacerlo con normalidad.

"Ya despertó", escuchó suavemente a lo lejos.

- ¿Graham? ¿Graham, como te sientes?

Su vista nublosa solo dejaba ver siluetas borrosas moviéndose lentamente.

- Deberíamos dejarlo descansar.

- ¿Más?

Todas las palabras sonaban como eco. Algunas más distorsionadas que otras como si fueran palabras al aire.

- Salgan todos, quiero estar solo con él.

Damon al ver que Dave y Alex estaban afuera como él se los solicitó cerró la puerta con seguro y acercó una pequeña silla blanca a la cama donde estaba Graham.

Al verlo como de a poco despertaba sonrió y puso su mano sobre la de él. La comenzó a acariciar y luego la apretó.

- Me alegra no haberte perdido, ¿sabes?

- ¿Don... Dónde estoy?- su voz sonaba tan frágil como su estado actual.

- En el hospital, ¿no recuerdas nada?- acercó más su silla a la camilla.

Graham negó lentamente con su cabeza haciendo un gesto que mostraba que le fastidiaba la luz.

- ¡Ah! Espera, la cerraré.

El rubio se levantó y cerró las cortinas amarillas para luego volver a sentarse.

Lo seguía observando con suavidad. Como si con su mirada quisiera protegerlo de todo.

- Damon- su voz sonaba ronca.

- Aquí estoy.

- Perdón- una lágrima caía de sus ojos hinchados.

El rubio bajó la cabeza, pasó saliva y volvió su mirada a él.

- ¿Te acuerdas de Samuel?

- ¿Samuel?- se quedó pensando por unos segundos mientras intentaba recordar.

- El chico que me partió la cara esa vez en la cafetería. Al que tú te lanzaste para salvarme.

El menor asintió.

- ¿Qué pasa con él?

- ¿Recuerdas qué pasó después de eso?

- Estabas en la camilla de la enfermería pidiéndome el favor de tocar el saxo para ti.

Damon sonrió.

- ¿Y después?

- ¿A qué vas con esto, Dam?

Se levantó de la silla y le pidió a Graham que se corriera para que él pudiera recostarse a su lado.

Se acomodaron mejor y se vieron cara a cara en posición fetal cada uno.

- Te hice una promesa. Siempre vamos a estar juntos y él que aún estés aquí, hoy, conmigo, es muestra de que la vida te quiere junto a mí.

- ¿Salté?

- Te desmayaste en mis brazos y tuve que arrastrarte hasta el tapete de la habitación.

Graham no dijo nada, solo volteó su cuerpo para observar el techo de aquella pálida habitación.

My Terracotta Heart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora