Imposible sacar de mi memoria el día de mi arribo, imposible olvidarme de la persona con la que había chocado, y sobre todo cuando me había insultado. Jamás olvidaría a alguien capaz de insultarme. Su cabello ahora lucía diferente. Esta vez era negro, supuse, su verdadero color. Puesto que un coreano rubio era casi tan probable como un pony rosa. Su corte además era prolijo, nada parecido al que llevaba antes. Pero sus rasgos eran tan particulares que sería imposible olvidarlo.
No me quitaba los ojos de encima en ningún momento, y cuando lo hizo era como si inspeccionara el lugar por completo. ¿Qué buscaba?
- Me imagino que vas a pagar esa taza – asevero mientras tomaba un sobrecito de azúcar sobre la barra y jugueteaba con él.
- Pierda cuidado. Yo me encargare de eso – volví a sonreírle, y me quise matar – y Soul, mi nombre es Soul – remarque - no cuervo. – si así fuera, yo debería llamarlo idiota supongo - Y son 4300 wons - Me gire sobre mis talones para comenzar a prepararle el café.
- ¿Dónde está el personal de limpieza? ¿acaso no vas a junta el desastre que ocasionaste? ¿la chica de la caja? ¿trabajas tu sola en este lugar? – sentí ganas de golpearlo, pero tenía razón ¿Dónde estaba Sunni? ¿y hye? ¿tae? y ¿Iceberg? ¿Porque de repente estaba sola?
- Por el momento así estamos, aquí tiene su café – le entregue la taza, junto a su respectivo plato y cuchara - ¿no desea que lo lleve a alguna mesa? – le sonreí forzadamente una vez más.
- No – elevo la taza y sorbió el café. – esto no se supone que deba saber así – explico y abandono la taza alejándola de el mismo. Le sonreí ¿Qué se supone que debía decirle? - ¿Quién fue el idiota que te puso aquí? No tenia ni idea lo que hacía – no había nadie cerca ¿porque no retrucarle?
- La persona que me contrato es el jefe de este café, y si él cree que estoy capacitada para estar aquí, es porque lo estoy, por lo que le voy a pedir que, si no le gusta, que se retire – y todo esto lo dije con una sonrisa tamaño A4.
- ¿así? – me dedico una profunda mirada arqueando sus cejas.
- Nuestro local.... – un estruendoso ruido elimino mi creciente discurso, se oía ¿vidrio romperse? Venía de la cocina eso estaba segura. Eche una mirada rápida, pero al ser del interior no podía saber que sucedía.
El hombre frente mío lucia igual de sorprendido. Pero a diferencia de mí, desapareció del lugar rápidamente y corrió hasta la cocina traspasando la puerta que la conectaba con el café. Me quede inmóvil en el lugar. Estancada durante un par de segundos. ¿debía abandonar mi puesto? Esta vez oí gritos, ¿era...iceberg? No dude ni un segundo más en ir a ver que sucedía, aunque eso implicara dejar todo descubierto. A merced de cualquiera.
Traspase la puerta de la cocina, pero aun allí no había nadie, continúe corriendo.
- ¡No puede estar aquí! – le grite al idiota más adelante pero no pareció importarle.
Desapareció metiéndose dentro del vestuario. No tarde mucho en llegar a su lado y divisar la situación. Ki Bum sostenía a Tae del cuello. Lo levantaba con fuerza impidiéndole respirar. El chico lo intentaba, pero no era capaz de soltarse de su fuerte agarre.
Sunni le rogaba que lo soltara, lo tomaba del delantal y lo tiraba hacia ella, con la poca fuerza que la menuda chica pudiera poseer.
- ¡suéltalo por favor! ¡él no tiene nada que ver! – gritaba la niña desesperada.
- Ki bum suéltalo – gruñí tratando de hacerlo entrar en razón. No podía ir por el mundo enfadándose con la gente. Primero yo, ahora Tae, quien jamás habría la boca más que para agradecer.
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La chica dorama
Teen Fiction18.968,37 kilómetros la separaban de sus sueños. Alma nunca imaginó que su corazón perteneciera a un país tan lejano y totalmente diferente de lo esperado. Sin embargo, hoy en día piensa en él, suspira y pierde una sonrisa, como si de un verdadero...