Sabía que la única manera de comprobar si estaba volviéndome loca era volver al baño y ver si esta vez podía salvar a la muchacha antes de que Nathan le disparara. No tenía ni idea de cómo lo haría. Solo sabía que no podría vivir tranquila si la dejaba morir de nuevo. Escapé de Jefferson esta vez por saber exactamente cómo responder a sus preguntas y corrí al baño.
Me volví a esconder en el rincón y no lo podía creer: Nathan volvió a aparecer, una vez más, completamente enloquecido.
Al rato, la chica entró al baño, y, antes de que Nathan pudiera dispararle, accioné la antigua alarma de incendio, los asusté a los dos, y ambos salieron corriendo. ¡Victoria!
Hasta que me crucé con el jefe de seguridad, David Madson, que se cree Chuck Norris, Ranger de Blackwell. Nathan Prescrott casi mata a una muchacha en el baño, pero no, YO SOY EL PROBLEMA. Fue un gran alivio que el director Wells interviniera para espantar a David.
Quise contarle al director Wells que vi a Nathan con una pistola en el baño, pero, por razones obvias, no quise mencionar a la chica ni mis nuevas habilidades para rebobinar el tiempo. No sabía cómo decírselo sin que me viera como una loca.
Me interrogó por estar en el pasillo durante una alarma de incendio. Me alegró no tener que decirle que el grandioso alumno de Blackwell, en realidad, mató a una muchacha en una línea del tiempo anterior.
Así que comencé mi día escolar con un sueño apocalíptico, y terminé salvando una vida y descubriéndo en mí alguna clase de poder para rebobinar el tiempo. No sé cómo superar eso.
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