El Edificio Grey siempre había sido el favorito de Acacia Culver en toda la ciudad. Es por eso que desde el momento en el que todo había empezado, ella había querido que esa fuera su base de operaciones. Una estructura tan grande y majestuosa debía ser el lugar que le diera vida a un proyecto tan ambicioso como el que estaban planeando. Eso era lo que le había dicho a Frederick hace ya bastantes años; y ahora, caminando por los largos y amplios pasillos del lugar, sentía orgullo de que finalmente eso fuera una realidad.
Acacia caminó sin pensar mucho hacia donde iba, el acto en sí ya se había hecho un reflejo para ella. En su mente solo había un objetivo. "Siempre se debe hacer una cosa a la vez" solía decirse a sí misma, nunca entendía a la gente con más de una meta en su mente, para ella una tarea debía terminarse antes de enfocarse en otra. Es por eso que ahora caminaba con la jeringa en su mano derecha y un frasco pequeño en su mano izquierda. En su bata blanca colgaba su identificación, aunque en realidad no importaba, nadie aquí era tan tonto cómo para pedírsela. Todos sabían que eso les daría un fin a sus trabajos.
Entró rápidamente al elevador y apretó el botón para el último piso. Eran muy pocas las personas a las que se les permitía entrar allí, pero ella era una de estas. Una vez que este se detuvo, Acacia caminó hacia el censor y puso su dedo pulgar en él, rápidamente la luz verde que indicaba que se le concedía el acceso se encendió y la puerta automáticamente se abrió. En el siguiente pasillo solo habían dos puertas, la primera de las dos dando a su oficina, pero esa no era la que tenía que abrir, al menos no ahora.
Sin siquiera tocar, Acacia abrió la otra puerta, la que daba a la oficina de Frederick. Los amplios ventanales de esta hacía que se pudiera ver absolutamente toda la ciudad, pero en esos momentos todas las cortinas estaban cerradas, Frederick no era un admirador de las vistas y siempre había dicho que habían cosas más importantes que distraerse con edificios.
—¡Acacia! —Exclamó Frederick al verla—. Diría que es una sorpresa verte, pero la verdad es que no lo es.
Frederick siempre hacía el mismo comentario y Acacia siempre lo ignoraba. Esta vez no fue diferente.
—¿Ya es la hora? —Le preguntó el hombre una vez que se dio cuenta que ella no iba a añadir otro comentario.
Acacia asintió.
—Debo decir que últimamente no he estado notando el paso del tiempo —añadió Frederick mientras se quitaba su saco—. He estado tan concentrado en terminar esta... tarea, que no he sido capaz de notar nada más. Quiero terminar con esto de una vez por todas.
Esto. El proyecto. Acacia sabía que estaban a punto de completar su visión, pero necesitaban algo... alguien. Natasha Sparks. La nueva mentalista.
—¿Estamos cerca de lograrlo? —Preguntó Acacia mientras le enrollaba su manga a la altura del antebrazo—. ¿Cuándo podremos capturar a la chica?
Frederick soltó una risa entre dientes.
—No lo sé. En estos momentos Elizabeth es la que está planeando su captura. No nos queda más que confiar en que pueda hacerlo con rapidez.
Acacia sacó la jeringa de su bolsillo y rápidamente le colocó la aguja.
—No deberías poner toda tu confianza en una sola persona, Frederick -le dijo mientras lo hacía.
—Sabes muy bien que no lo hago y que nunca lo he hecho —Frederick le respondió con una sonrisa—. Si esto no funciona, hay otras maneras de lograr lo que queremos. Simplemente quiero ver si Elizabeth es realmente capaz de lograrlo.
Acacia, muy a su pesar, creía que Elizabeth podía lograrlo. Sabía que la chica era inteligente y que era capaz de hacerlo todo con tal de obtener lo que quería. Sin embargo, no confiaba en ella. Algo en su manera de ser era demasiado... inestable. Sabía que si se le daba mucho poder podría terminar siendo la ruina de la organización. A pesar de eso, no le dijo nada de esto a Frederick. Ya habían tenido esa conversación miles de veces y él siempre terminaba diciéndole lo mismo. Elizabeth es una herramienta importante, la necesitamos.
—Vamos, hazlo de una vez —le ordenó Frederick, haciendo que sus pensamientos dejaran de divagar.
Acacia asintió y rápidamente introdujo la jeringa en el antebrazo de Frederick. Observó cómo esta poco a poco iba tomando el color casi negro de la sangre fresca y una vez que se llenó, sacó la aguja y colocó el algodón en el antebrazo de Frederick.
—¿Está funcionando? —Le preguntó una vez que vio que el proceso había terminado.
—Más de lo que crees —le aseguró Acacia.
—Espero que sea así. Muy pronto todo esto terminará, ya lo verás.
Acacia sonrió. Tomó la jeringa del escritorio y se fue. Estaban cerca. Sabía que estaban cerca y que pronto todo lo que habían estado planeando desde hace tiempo se haría realidad. Un nuevo mundo se acercaba, un mundo en el que todo sería cómo debía ser realmente.
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Captura (La mentalista #3)
ActionTodo ha cambiado. La caída del refugio ha dejado a Natasha y a los demás confundidos y perdidos. A pesar de que saben que quieren luchar, con cada día que pasa piensan que esta es una batalla perdida. Parece que todo y todos están en su contra y com...