Capítulo I: El lago congelado.

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No tenía más de ocho años cuando lo conocí.

Ante mis rabietas y desconsuelo, mis padres y yo tuvimos que mudarnos de nuestro cómodo y acogedor hogar para asistir las aguas termales familiares que desde hace muchos años se habían conservado como negocio familia. Yo no quería.

Era un pequeño que había formado su vida completa en una gran ciudad como lo era Tokyo, y alejarme de todo aquello que conocía: amigos, escuela, profesores y vecinos, me hacía sentir incompleto.

Una ciudad amurallada donde todos se conocen, donde todos son amigos. Donde todo era diferente.

La primera noche fue la más desastrosa.

El frío del invierno golpeaba más que en la ciudad, y a diferencia de lo que todos pensamos, las aguas termales técnicamente no sirvieron para nada en esa época del año, por lo que los ingresos familiares disminuyeron considerablemente y una crisis económica golpeó las puertas de nuestro hogar.

Mari se vio obligada a trabajar temporalmente en una tienda de conveniencia bajando la colina, y yo únicamente me dedicaba a los estudios y ser alguien de provecho para el futuro.

Me sentía inútil y no tardé en recriminárselo a mi madre.

-Yuuri, no eres inútil para nosotros—Murmuró aquella vez mi madre con una sonrisa en sus labios, acariciándome el cabello que había dejado a su mereced mientras yo bebía el chocolate caliente que ella me preparó, con la mirada hacia el patio trasero—Yuuri es como una semilla de árbol. La sombra que brindará será útil después de un valioso tiempo de espera.

En ese momento no pude comprender la metáfora que mi madre aplicó en mí, y lo único que pude hacer fue escucharla y callar, como un niño que ha sido reprendido. "Pronto entenderás" fue lo que dijo besando mi cabeza para luego marcharse.

Pese a sus palabras yo seguí insistiendo en ayudarles con algo dentro del hogar, consiguiendo a regañadientes que me permitieran darle el mantenimiento a los baños. Me sentía feliz, como un adulto.

Pero no lo era, y cruelmente la realidad llegó a mí.

-¡Yuuri!

Aquella noche salí corriendo en medio del bosque sobre la colina bañada en una gruesa capa blanca de nieve. Queriendo desahogar la opresión en mi pecho por haber fallado en un pequeño y tan insignificante labor que se me había sido otorgado.

Recuerdo que contuve las lágrimas en todo el camino, y que por culpa de la nieve que lo cubría todo y mis lágrimas que nublaban mi vista terminé perdiéndome del camino a casa.

Cuando mis pies se sintieron cansados de caminar y buscar una salida a tan cruel final, me dejé caer en la nieve. Esa vez dejando libre mi frustración y pidiendo a gritos que una oportunidad se me fuera concebida.

Mis memorias pueden estar gastadas, pero no perdidas. Pues aún escucho en mis sueños el crujir de la nieve bajo gruesas pisadas y el eco de sus pasos que no debería existir dentro del bosque. Cómo una mano se posó en mi hombro y de un solo movimiento me levantó del suelo para cargarme en peso, entre unos brazos que parecían un calefactor descompuesto.

Él era cálido, él era hermoso, con sus cabellos plateados como la luna llegándole hasta la cintura y sus brillantes ojos celestes emulando un pacífico mar de olas calmas. Él era completamente un sueño del que no quería despertar.

-¿Por qué será que este hombrecito llora?

Limpió mis mejillas con su mano, depositándome en el suelo y doblando una rodilla sobre la nieve para llegar a la misma altura de mis ojos. Yo estaba sorprendido, aún me sigue afectando el tener la imagen de su rostro sonriente en medio de mis memorias. Fue como encontrar la calma frente a una gran tormenta.

-Soy un estorbo para mi familia.

"No hables nunca con desconocidos"

Pero siento que lo conozco.

El muchacho, niño o como quiera ser llamado se levantó cuando di un paso hacia atrás por la impresión, y fue acercándose a mí, con su sonrisa tan amplia y una mano extendida. De pronto una paz y seguridad me dominó.

"Si alguien se acerca a ti, huye"

Pero me siento tranquilo a su lado.

-Nadie es un estorbo en este mundo, todo tiene una razón de ser—Me contestó con una calma tan envidiable—Ven, sígueme.

"No sigas a un desconocido"

Pero quiero hacerlo.

Tomé la mano que me era brindada y dejé que aquel hombre me llevara por un camino que ya había recorrido en medio de mi desesperación.

Entre troncos de árboles y ramas de hojas secas nos fuimos abriendo paso. Parecía que el camino jamás se terminaría y cuando decidí detenerme el muchacho a mi lado murmuró un quedo "Llegamos" que me hizo estremecer al sentirlo como parte del viento.

Mis ojos se dirigieron al espacio que era nuestro destino. ¿Cómo no lo había visto antes?

Frente a mí se encontraba la más hermosa y perfecta obra de la naturaleza, algo que sin duda sigue marcado como uno de los mejores momentos de mi infancia. Un lago congelado, la maravilla del invierno.

-¡Es hermoso!—Grité con euforia acercándome— ¡Es maravilloso!

-Me alegra que te guste—Dijo colocando un pie sobre el agua congelada para luego deslizarse ágilmente—Ven, entra y patina conmigo.

Miré con miedo hacia la improvisada pista de patinaje. Sabía muy poco de ello, básicamente que era un deporte y que se realizaban competencias cada cierto tiempo. Más nada que me explicara cómo conservar el equilibrio sobre una base resbaladiza como esa. Así que agaché la mirada y apenado respondí.

-No puedo patinar.

-Claro que puedes, solo debes intentar.

Con agraciados movimientos se acercó hasta mí, y con ambas manos extendidas pidió mi consentimiento para empezar su cometido. Quizás fue el color de sus ojos que me hipnotizó, tal vez fue la delicada sonrisa que me regaló, no lo supe en ese entonces y no lo sé aún ahora qué fue lo que me permitió confiar plenamente en sus acciones.

Y me dejé llevar. Deslizándome en su compañía y notando que pese a que los zapatos que ambos estábamos usando no eran los indicados, lo hacíamos muy bien.

-Es divertido ¿Verdad que sí?—Solo asentí—Puedes venir aquí, cuando quieras. Te estaré esperando siempre que necesites desahogarte. El hielo estará para ti por todo el invierno, y cuando el verano lo derrita, venme a ver y nadaremos un poco ¿Prometido?

¿Por qué debería hacer una promesa de esa clase con una persona que extrañamente poseía la capacidad de brindarme seguridad?

-Lo prometo—Por esa sencilla razón: Me dio la seguridad que jamás en la vida tuve.

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Y esto pasa cuando mezclas Crónicas de la Torre y Hotarubi no mori e 😂.

Este es el primer cap, como ven será narrado desde la perspectiva de Yuuri viendo hacia su pasado. 

Espero que sea entendible y que sea de su interés.  La verdad esto es solo para sentirme tranquila, esta historia anduvo en mi cabeza mucho tiempo y hacerla realidad me hace feliz.

Besos~

Una última oportunidad [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora