Capítulo V: Una cruda realidad.

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Veinticinco de diciembre.

Como un fiel devoto a algo que empezaba a desaparecer estuve presente en el lago, con recipientes llenos de Katsudon y un ridículo regalo que no sabía si iría a llegar a sus manos.

Y ahí estaba, ridículamente vestido con aquel que fue un regalo de despedida, esperándolo. Vestido para la ocasión con el traje que me regaló antes de mi cumpleaños, imaginando que en cualquier momento aparecería por alguno de los tantos senderos que los árboles formaban, mostrando galantemente un traje en conjunto conmigo. Y nos reiríamos de las "casualidades", conversaríamos de muchas y pocas cosas, le juzgaría por su repentino abandono y pronto declararía aquello que en este tiempo se aclaró en mi cabeza. El amor.

Pero esperé.

Esperé.

Y esperé.

El atardecer apareció con sus matices naranjas y rojos, la nariz me picaba por el frío y me pregunté cuántas veces Viktor debió encontrarse en las mismas circunstancias en las que estuve yo.

Quise odiarlo por mentirme, por hacer que mi confianza hacia sus palabras se sintiera tan vacío, por hacer que dudara de haberle entregado gran parte de mi seguridad a una persona que de pronto desaparecía sin decir más, por hacerme esperar, por dejarme sentir más del mundo y las emociones.

Pero no pude, los años vividos a su lado eran más pesados que aquel pequeño desliz. Y los sentimientos dentro de mi corazón, mucho peor.

Y ahí estuve el veinticinco de diciembre, esperando a que llegara, deseoso de verlo aparecer con los viejos patines en una mano y un abrigo en la otra listo para celebrar un cumpleaños que no tenía razón de ser. No era la fecha verdadera ni mucho menos los años que cumplía, sin embargo lo tomé como mi única verdad.

-Yuuri.

No puedo recordar qué fue lo que pasó por mi mente cuando su voz resonó cerca de mi oído como un trueno azotando la tierra. Pero lo que sí sé es que la emoción y todo lo que pensaba me obligó a voltearme y abrazarlo con la más grande las insistencias y desesperación. Casi hiperventilando al sentir el suave aroma invernal que lo caracterizaba.

-Idiota—Le dije al oído—Idiota—Le repetí en la cara— ¡Idiota!—Se lo dije a los gritos—Idiota—Derramé la primera lágrima.

Los brazos que siempre permanecían calientes se enrollaron en mi cuerpo, dejándome tatuado su tacto para siempre en mi piel, con brasas de fuego nacientes del mismísimo infierno.

-Yuuri.

-Me mentiste, me mentiste. Dijiste que nos veríamos al siguiente día y jamás fue así. Te esperé, me preocupé por ti y quise odiarte. Pero me resigné.

-Yuuri.

-Quiero odiarte, Viktor, pero no puedo...no puedo porque yo...

-No lo digas.

-¡Pero Viktor!

-¡Que no!—Malditos sentimientos, malditas emociones, maldito amor. ¡Maldito Amor!—No vendré más...Yuuri. No puedo venir más a este lago.

Dolió ¿Sabes? El verte bajar la mirada, alejarme de ti como si fuera la cosa más extraña de todas. El que derrumbaras en unas cuantas palabras y un par de gritos aquello que forjé como una esperanza y tatué dentro de mi corazón. Dolió que la persona que amaba fuera cruel conmigo.

Viktor, aún duele.

-No puedes...No puedes hacerme esto, Viktor. Mira incluso traje Katsudon por tu cumpleaños, me dijiste que querías probarlo—Qué ridículo debí haberme visto para que Viktor pusiera una mirada de completa lástima.

Ante la desesperación el humano es capaz de todo.

-Yuuri, no hagas esto por favor.

-¡¿Por qué?! ¿Por qué debería no hacerlo? Lo que siento por ti...este tiempo pude comprender que tú no eres solo mi Ágape sino también...

-¡Es por eso!—Haberlo hecho gritar por segunda vez hizo que me sintiera la persona más estúpida de todas. Mi ansiedad había provocado una crisis en Viktor, algo que era jodidamente difícil de conseguir yo lo había hecho en un suspiro—No quiero que digas lo que sientes por mi...si lo haces, no te podré volver a ver jamás. Sin embargo, si me prometes jamás hablar de ello yo estaré contigo, siempre.

Si hubiera estado consciente de lo que me decía, habría tomado la decisión correcta. Pero mi camino estaba hecho de todo menos de aciertos, mi vida era un error constante desde el momento en que nací. Así que equivocarme en mi decisión aquella vez solo fue una raya más al tigre.

-No, si nuestra relación va a cambiar porque siento algo más por ti entonces que sea ahora. Si esto se va a terminar así de fácil como empezó quiero que sea ahora, en este maldito día de puta paz y alegría que de eso solo me quedan los jodidos villancicos. Así que habla...terminemos con esto después de conversarlo. 

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Gracias por leer <3 y su apoyo :3 

Le quedan pocos caps de vida a este fic, que espero les guste :) Nos vemos en la siguiente actualización. 

Una última oportunidad [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora