Capítulo III: El bosque susurra.

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El invierno pronto terminaría, y aquella pequeña flor a un costado del lago me lo indicó, así como los charcos en pequeños espacios del hielo y el calor que empezaba a surgir. El hielo sería agua en un abrir y cerrar de ojos.

-Cuando el hielo desaparezca, trae tu traje de baño, Yuuri, nadaremos toda la tarde libre.

Verlo tan relajado sentado sobre una roca al borde del lado encendió en mí una curiosidad que no debí dejar nacer. Si hubiera sabido que desde ese momento las cosas se tornarían diferentes en mi vida, yo jamás lo hubiera siquiera pensado.

A veces es mejor vivir en la ignorancia que saberlo todo.

-Viktor ¿Cuántos años tienes?

-Los que Yuuri quiera que tenga—Murmuró sonriendo de manera casual, forjando en mí una molestia de verlo tan tranquilo, como si aquella respuesta hubiera sido dirigida a un mocoso de tres o cuatro años.

Lo que más odiaba en ese entonces, por las tantas y diversas situaciones, era que me trataran como un niño cuando lo único que me faltaba era crecer físicamente.

-Entonces tienes diez años—Seguí su juego de forma burlona, y Viktor sonrió.

-Los tengo.

-¿Siete?

-Los tengo.

-¡Sesenta!

-Si así lo quieres, los tendré.

-¡Viktor!

-No te enojes, Yuuri—Suspiró, no un suspiro cansado, no un suspiro lastimero. Fue un suspiro que demostraba mucho y a la vez nada. Viktor, en aquel tiempo ese suspiro ¿Fue de resignación?—El tiempo es irrelevante para algunos, innecesario y una quimera que solo pasa y no se detiene. Yo prefiero no contar el tiempo, y que sea infinito hasta que se me permita verlo de esa forma.

De alguna forma, aquella metáfora pude comprenderla. Viktor odiaba el tiempo porque se llevaba en sus brazos los mejores recuerdos, los mejores años. Parecía una persona de doce años, con su cabello largo y ese traje de tonos entre rosado y lila con algo de negro y blanco, como un caballero, como alguien de la realeza.

Como si fuera de otro planeta.

-Tienes doce años—Murmuré casi en un capricho, y su mano huesuda se posó en mis cabellos para revolverlos.

-Sí, tengo doce años, Yuuri.

El bosque siempre parecía susurrar con sus palabras, se movía ante el son de sus pasos sobre el hielo. A veces me parecía una ilusión el notar que la copa de los árboles, las ramas más bajas y la mala hierba invernal danzaban con él, casi controlando sus tambaleos de izquierda a derecha

Viktor era ante mis ojos un hada del hielo, una persona especial que parecía siempre pertenecer al paisaje. Y siempre tiemblo cuando me doy cuenta que nunca estuve más cerca de la verdad que en ese momento.

-El bosque susurra, Viktor, y me dice que tenga cuidado contigo.

Porque una persona no podía ser tan perfecta.

-Es curioso, Yuuri. El bosque también me dice que tenga cuidado contigo.

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Angelitos míos, lamento no haber podido actualizar pero ya me tienen aquí. Con las dos actualizaciones que corresponden a ayer y hoy :3


Una última oportunidad [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora