Capítulo II: Ágape y Eros.

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Los días de invierno vividos anteriormente jamás me parecieron emocionantes, odiaba tener que pasar en casa y salir abrigado hasta la nariz para no pescar un resfriado. Sin embargo, desde que aquel secreto lago congelado me fue presentado, el invierno y sus horas se me hicieron cortas.

Pronto me encontré pensando en el siguiente día, deseando cerrar los ojos y despertar con el sol que no quemaba, con el día claro y una nueva oportunidad para aprender a patinar.

El hielo fue mi pasión desde el momento en que sus manos me guiaron hacia él, desde que vi sus ojos con aquel brillo emocionado, desde que lo conocí.

Su nombre era Viktor, a solas, sin un apellido que lo identificara ni más misterio. Solo Viktor.

Tuvimos una especie de extraña amistad en donde yo llegaba al lago y él me esperaba, con unos viejos patines de mi talla y su sonrisa encantadora. Enseñándome a patinar con toda la calma del mundo y desapareciendo cuando yo decidía marcharme solo para encontrarnos una vez más a la mañana siguiente.

Claro, tuve problemas con mis padres por mis repentinas desapariciones de horas y fui castigado en más de una ocasión por no quererles contar sobre nuestro secreto, mío y de Viktor. Pero eso no me fue impedimento ni me detuvo a patinar, a estar a su lado.

La escuela me fue obstáculo en nuestro tiempo juntos, por ello le indiqué que no quería ir más, que me quedaría a su lado para patinar por siempre. Pero él me lo prohibió rotundamente.

-No puedes hacer eso, Yuuri. Necesitas aprender, estudiar, tener un futuro.

-El futuro apesta—Aún recuerdo la cara de sorpresa que puso cuando dije esas palabras—Las personas siempre miran hacia el futuro y no viven el presente ¿De qué sirve hacer planes a futuro si cuando llega el momento no lo vives como lo anhelaste?

Su sonrisa fue llena de emociones, emociones que solo ahora y revisando mi pasado pude entender. Viktor, en ese momento, lo que sentiste fue nostalgia ¿Verdad?

-La vida es así, Yuuri. Se anhela lo que no se puede tener, se espera un futuro que jamás llega y se nos olvida disfrutar nuestros logros. Pero es necesario pensar en el futuro, quererlo, desear que llegue porque caso contrario...no habría razón de ser—Sus brazos de calefactor descompuesto me tomaron en peso, y yo siendo un niño que casi cumplía los nueve no era que digamos una persona ligera—Yuuri, tú mamá tiene razón cuando te dice que eres como la semilla de un árbol. En un futuro serás el mejor roble del que podrás sacar madera o una buena sombra donde tus hijos se esconderán de la lluvia o el sol.

-Yo no quiero tener hijos, no me gustan los niños.

-Y lo dice alguien que aún es un niño—Su sonrisa fue la que me causó gracia, y la forma tan delicada en la que me posó sobre el hielo casi se sintió como una caricia—Ahora no, Yuuri, pero cuando seas mayor y conozcas a la persona indicada nacerá en ti un amor, una emoción, un Ágape y un Eros.

- ¿Un Ágape y un Eros? ¿Qué es eso?

Con una mano en la barbilla, casi como buscando la respuesta a la desdicha humana, Viktor miró hacia el cielo.

-Dime, Yuuri ¿Quieres a tus papás? ¿A tu hermana?

-Son mi familia, debo quererles—No, no era un deber el amar a mi familia, solo después pude entenderlo.

-Amar no es por obligación, debe nacer de ti el decir "Amo a mi familia" y de eso se trata Ágape. Amar a tu familia, amar a tus amigos, amar la vida o tener a ese alguien especial que te haga desear el mañana. Con quien sientas paz, seguridad. Ese es Ágape: Un amor incondicional.

Dicen que los niños hablan con la verdad, y se debe a que en ellos no existe la necesidad de mentir o el morbo de engañar. Yo en ese momento hablé desde el fondo de mi corazón porque así lo sentí, esa respuesta para mí en ese instante y hasta ahora era mi única verdad.

-Tú, Viktor, tú eres mi Ágape ante todo y todos.

-No puedo ser tu Ágape, Yuuri, solo soy un extraño para ti.

-Eres mi amigo, eres Viktor y con eso me basta. Me has enseñado a patinar y has conseguido que ame el hielo. Eres quien me permite sentir paz, seguridad conmigo mismo, sin duda eres mi Ágape.

Un Ágape que me marcó, pues fue la primera vez que en verdad anhelaba a alguien, por quien deseaba que la luna se oculte y aparezca el sol en un abrir y cerrar de ojos. Un Ágape que hasta la fecha se conserva en mis memorias.

-Y tú eres mi Ágape, Yuuri. Mi Ágape y mi Eros.

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(^-^)/  Hi~

¿Cómo les va? ¿Les trata bien la vida?

No pretendo mucho con esta historia, solo espero que les guste <3 

Gracias linduras <3

Una última oportunidad [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora