9.

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—Vamos, sólo inténtalo.—la voz de Jisoo sacó a Lisa de sus pensamientos. La rubia sólo le dirigió una mirada a la chica sin pronunciar palabra alguna, la verdad es que estaba hecha un lío. Y más que todo se sentía enojada consigo misma, puesto que quería ser capaz de venir y decirle a Rosé que se podía ir al carajo y que le importa lo que era la mismísima mierda.

Pero no.

Lisa no le diría eso.

Porque aún tenía sentimientos por ella. Recuerda la vez en la que se lastimó la rodilla, porque, a pesar de sentir dolor no se rindió con la otra chica y el corazón le latía tan rápido no por tener miedo o por la caída sino por la presencia de la pelinaranja.

Jisoo suspiró, Lisa era bastante callada con la mayoría de la gente pero la chica de pelo púrpura era una persona muy cercana a Lisa, así que nunca se había guardado nada y siempre se la pasaba hablando y contándole cosas.

—Estoy enojada con ella también.—dijo, tratando de hacerla sentir mejor.

Lisa negó con la cabeza, y se levantó tomando su mochila. Caminó hacia el bote de basura más cercano y tiró allí el resto de lo que quedaba de su malteada.

Yo no puedo enojarme con ella.

Sin más, se marchó luego de decir un callado “nos vemos después, unnie”

[...]

Casi sentía mientras caminaba que el mundo a su alrededor se había vuelto gris, y a Lisa no le gustaba el gris. Le gustaba cuando su mundo era rosa, animado y feliz. Se mordió el labio y pasó la manga de su suéter sobre sus ojos, realmente no quería llorar. Se detuvo en el parque y contuvo las lágrimas que querían salir. Seguramente la verían como una rarita si se diesen cuenta de que estaba sentada debajo de un árbol llorando.

Se obligó a sí misma a parar, y con las manos temblándole sacó su celular. Su mente le gritaba que no hiciese aquello, que dejara de ponerse en ridículo pero parecía como si su cuerpo se estuviese moviendo por sí solo y Lisa no tenía control de nada.

Pegó el teléfono lo más que pudo a su oreja. Y no aguantó más.

—¿Hola?—la voz de Rosé se hizo presente del otro lado de la línea y Lisa simplemente no pudo reprimir el gemido de dolor que salió de sus labios.

—Rosé...—susurró, tenía la voz rota pero la pelirroja aún podía entenderla.

—Voy a colgar.—fue su respuesta.

—¡No!—la voz le salió diez veces más aguada de lo normal.—No cuelgues, sé que no quieres saber nada de mí pero necesito decir algo. Escúchame esta vez y si quieres después puedes borrar mi existencia de tu cabeza.

Rosé se lamió los labios y apretó con fuerza el aparato en su mano.

—Escucho...

—Sé que soy probablemente la última persona que querrías ver, u oír supongo, pero la verdad es que ya he pasado por tanto dolor que decir estas cosas ya no me afectarán. Han pasado pocos días, pero ese no es el caso. Lo que quiero decir es que, me gustas. Y sé que siempre que te muestro mi afecto crees que estoy jugando contigo o que no lo digo en serio. Pero realmente realmente me gustas. Y me gustas cómo nadie me ha gustado antes. Y sé qué es real, y no te guardo rencor porque no puedo enojarme contigo. Pero Rosé... Mis sentimientos por ti son lo más real que te puedas imaginar.

Empezó a recuperar aire y pulsó el botón rojo.

Había colgado.

Y lo había dicho.

Jadeó.

¿Qué pasará ahora?

Babypink + chaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora