Colorful Neighbour ~ YM

Rojo

Llevaba unos cuantos meses yendo a la casa de los Min por las tardes y su relación con el pálido no había avanzado ni un poquito.
Casi como si se tratara de un ritual, siempre intercambiaban un par de palabras al inicio y ya después Yoongi se quedaba dormido, permitiendo que Jimin hiciera lo que quisiera en su cuarto. Más al chico de dieciséis años, solo le entretenía observar como dormía el mayor.
Se le hacía tan relajante y tranquilizador, que se había vuelto su pequeña obsesión y cuando se despertaba el pálido, hacía como si estuviera leyendo un libro. Cosa que jamás había logrado hacer en todos aquellos meses por distraerse con la linda carita del Yoongi.

Un día, el mayor no le abrió la puerta a pesar de que tocó repetidas veces. Ya estaba comenzado a creer que este se había aburrido de él, cuando le vio aparecer por detrás.

— Oh, lo siento. ¿Has estado esperando hace mucho? – Se disculpó y preguntó, más Jimin tenía su atención puesta solo en un lugar y no respondió a nada de lo dicho por el pálido. — ¿A...quedado muy mal? – Volvió hablar al notar la boca levemente abierta del menor.

Jimin negó rápidamente al no poder hablar.

El cabello de Yoongi estaba...rojo.
Un rojo demasiado llamativo como para pasar desapercibido. Y no sabía si lo odiaba por verse bien en aquel color, o lo amaba simplemente por lo mismo. Sorprendiéndose bastante por aquel pensamiento.

El mayor con la cara totalmente neutral, abrió la puerta de su hogar para que ambos pasaran al interior. Como de costumbre, Jimin dejó su mochila en el sofá y Yoongi comenzó a subir las escaleras, sabiendo que el menor le seguiría poco después.
Al estar ambos ya en la habitación, el más pequeño notó que el ahora pelirrojo dejaba una bolsa en el escritorio y salía de la habitación sin decir nada. Extrañándole bastante que le dejara solo y no se echara a su cama a dormir como siempre.

Se acercó a la bolsa por mera curiosidad, encontrándose con dos cajas de tinte de cabello, más específicamente de color castaño.

¿Por qué se lo había teñido de rojo, si ahora lo volvería a poner café?

Con el ceño bastante fruncido queriendo saber el motivo de todo aquel asunto, se sobresaltó pegando un pequeño salto al sentir la puerta abrirse otra vez.
En medio de la repentina aparición de Yoongi, había dejado caer ambas cajas al suelo. Dejando en claro que había invadido la privacidad del pelirrojo.

Jimin agachándose para recoger lo que había arrojado, notó que una mano más pálida e le adelantaba. Provocando que recién se diera cuenta del cabello húmedo del mayor.
¿Se había ido a lavar el pelo?

— ¿Por qué...– Quiso preguntar siendo interrumpido al instante.

— ¿Por qué lo he teñido de rojo? – Completó Yoongi la pregunta, con las cajas de tintura en mano. – He perdido una apuesta. – Dijo sonriendo levemente, haciendo sentir embobado al pequeño al ser la primera vez que lo veía haciéndolo.

— Y-ya veo. – Tartamudeó en respuesta.

Ok. No entendía porque Yoongi no sonreía más a menudo, siendo que su sonrisa era realmente bonita y debía ser enseñada a todo el mundo. Aunque eso último le daba un poquito de celos.

Esperen, ¿celos?

—Por favor, dime la verdad. – Le sacó de sus pensamientos el mayor. – ¿Realmente se ve bien así o es mejor que vuelva a tenerlo castaño? – Dijo con el rostro lleno de preocupación.

Para Jimin, ambos colores le quedaban bien.

Pero ese rojo tenía algo que le gustaba aún más. Por lo que con algo de duda, por revelar sus preferencias, habló intentando no atragantarse con sus palabras.

— M-me gustas más con el r-rojo. – Soltó sin más, notando la cara de sorpresa en el rostro de Yoongi.

Al parecer había dicho algo inapropiado.

— O sea, m-me refiero a que s-se ve b-bien el r-rojo en t-ti...– Intentó arreglar, sintiendo que se iba a morir de la vergüenza.

Observando detenidamente la cara del mayor, logró ver nuevamente aquella linda sonrisa adornando su rostro y el calor en sus mejillas aumentó cuando este revolvió dulcemente su cabello, despeinándole.

— Gracias. – Le dijo el chico con sinceridad. – Creo que lo dejare así algún tiempo. – Habló, a la vez que guardaba las cajas en sus manos en el mueble junto al escritorio.

Jimin luego de esa extraña confesión, se mantuvo totalmente callado durante la tarde. Lo único que quería era volver a su casa y hacerse bolita en su cama por las tonterías que había dicho.

Y con aquel color rojo en el cabello de Yoongi, supo que sus mejillas jamás se habían sonrojado tan intensamente como aquel día. Comenzando a sentirse bastante nervioso cada vez que volvía a la casa de los Min y tener que actuar como si nada le estuviera pasando a su corazón.