Colorful Neighbour ~ YM

Negro

Llevaba meses sin saber de su ex vecino. Habían pasado meses en los cuales había hundido en lo más profundo de su ser, sus tontos sentimientos.
Ya no reía como acostumbraba, ya no lloraba como acostumbraba....Simplemente se había limitado a apagar sus emociones y vivir su vida como si nunca hubiera conocido a un Min Yoongi.

Su último año en la escuela estaba siendo realmente aburrido y a lo único que aspiraba ahora, era obtener una beca completa e irse a estudiar al extranjero. Entre más lejos estuviera de Corea, mejor.

Se encontraba caminando por las calles de la capital, ya que debía juntarse con un compañero a hacer un trabajo y estaba odiándole profundamente.

¿Por qué tenía que vivir este justo al otro lado de la ciudad? ¿Por qué tenía que vivir justo donde estudiaba su pesadilla?

A pesar de todas las veces en que Yoongi intentó contactarlo y pedirle perdón por como lo había tratado, había bloqueado su número telefónico y procuraba estar lo menos posible en casa los fines de semanas que él iba. No quería verlo ni en sus sueños.
Se había dado cuenta que la única forma de sacarlo de su corazón, era borrándolo por completo y eso es lo que había hecho.

¿Quién era Min Yoongi?

Bufando sin pensarlo, volvía a estar de mal humor otra vez. El solo hecho de pensar en esa persona hacía que todos sus ánimos se fueran por el suelo.
Una vez pasada la monstruosidad de universidad a sus espaldas, se sintió mucho más aliviado de no ver al chico que le había roto el corazón. Por lo que continuó caminando con sus audífonos puestos, cuando algo captó su atención poniéndole la piel de gallina.

Fue sólo un segundo...pero sintió que todo en él se detuvo.

Un chico de casi su misma estatura, pasó por su lado sin reparar en él...Pero estaba más que seguro que ese rostro lo conocía.

Comenzó a caminar cada vez más rápido, alejándose de ese lugar y agradecer haber teñido su pelo de un rubio bastante claro, para no ser reconocido con facilidad. Al voltear en la esquina pudo respirar con tranquilidad, llevando su cabello hacia atrás con frustración. Si esa persona se hubiera volteado a hablarle, seguramente no hubiera sabido como reaccionar.
Procurando calmar los latidos de su corazón y respirar profundamente, se percató que algo estaba enganchado en su sudadera. Fue a quitar lo que fuera que le estaba molestando, girándose solo para notar una pálida mano en su ropa. Sus ojos subieron rápidamente por ese brazo, hasta llegar al rostro del dueño de este.

En ese momento quería salir huyendo y es lo primero a lo que recurrieron sus piernas.

Corrió para alejarse de ese chico y huir de sus sentimientos que emergían con fuerza. No quería sentir todas esas estúpidas mariposas, cuando este solo le había hecho daño. No quería sentir nada por aquel idiota pelinegro que lo había hecho llorar. Con aquel nudo en la garganta, no pudo evitar recordar porque le amaba tanto...

Su brazo fue jalado con brusquedad, al punto en que creyó que caería, siendo sostenido por unos brazos con bastante fuerza.
Yoongi le miraba con el ceño fruncido y parecía bastante molesto frente a él. Su tacto no estaba provocando nada más que quemaduras en su piel, incitando a que las lágrimas quisieran salir por montones. Agolpándose todas en su garganta.

— Deja de huir. – Ordenó con voz profunda.

Las piernas comenzaron a fallarle y su único soporte eran los delgados brazos del mayor.