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El sonido de una pistola al ser disparada hizo que tres hombres cerraran los ojos. El cuerpo del que recibió el impacto cayó a los pies de Seung Ho

—¿Cómo es posible que le perdieran el rastro? ¡Ustedes eran cuatro!

Los hombres le miraron con terror. Seung Ho estaba más que furioso. Había recibido la noticia de que Nam Joon había escapado del ataque que habían ejecutado sus hombres. Y ahora, no tenían no rastro de Nam Joon, mucho menos de Seok Jin.

—Fue un descuido, señor...

Un nuevo disparo se escuchó, el hombre que habló, cayó al suelo. Muerto.

—¡Quiero hechos, joder! —gritó Seung Ho—. Su puto descuido me vale. Tienen que matarlos.

Miró a los dos hombres restantes, ellos se limiraron a asentir. Tres golpes en la puerta del lugar le interrumpieron, Seung Ho dio autorización para entrar y un hombre, vestido de traje y lentes oscuros, entró a la habitación.

—Señor, los encontramos.

  † † †

—Déjame entender. ¿Secuestraste a ese chico, Jiwoo, lo llevaste a tu guarida y contrataste a alguien para que lo matara para que tú no te ensusiaras las manos y todo porque Jiwoo es amigo de Seok Jin, el chico que tenías que matar, te lo terminaste tirando y ahora crees que te gusta?

Nam Joon asintió a todo aquello. Sabía que su pálido amigo no tardaría en soltar una carcajada. Su vida estaba hecha un lío. No supo en qué momento había comenzado a gustar de Seok Jin, solo supo que, en el momento en que tenía que matarlo, no pudo hacerlo.

—Menudo lío, ¿eh? —Nam Joon soltó un suspiro.

El chico rubio soltó una risita, divertido por las circunstancias del moreno.

—Vamos a ver, Kim —el rubio se sentó frente a Nam Joon—. ¿Crees que te Seok Jin o estás seguro?

Ni el mismo Nam Joon podía responder a aquello. Durante años, los mismos en los que se había dedicado a su empleo, se negó la oportunidad de querer o si quiera se permitió gustar de alguien.

—No estoy muy seguro —negó Nam Joon, con la mirada perdida en algún punto de la habitación—. Quizá, solo es coml pasó contigo.

El chico pálido sonrió y negó con la cabeza.

—No confundas las cosas, Kim —el moreno le miró confundido—. Yo era tu amigo, nunca me follaste. Y conociéndote como te conozco, estoy seguro de que Seok Jin te gusta. De lo contrario, no hubieras dudado en tirar del gatillo cuando lo tenías más que dispuesto.

Nam Joon frotó las palmas de sus manos sobre su rostro, lleno de frustración.

—¿Qué pasa si me gusta?

—Nada.

Nam Joon alzó la vista, miró fijamente al rubio y frunció el ceño.

—¿Qué puedes hacer? —el pálido se encogió de hombros—. Solo te queda aceptar que te gusta, decirle y listo.

Nam Joon soltó un bufido. Sonaba demasiado fácil.

—Déjame ver, Min Yoongi, ¿ya le has dicho a ese chico misterioso que te gusta?

El rubio desvió la mirada y un ligero sonrojo apareció en sus mejillas.

—No, no le he dicho. Pero eso es porque no se ha presentado la oportunidad.

† 𝓣𝓱𝓮 𝓑𝓲𝓻𝓭𝓼  †  [NamJin † Book #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora