Para bien

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STaXx veía el fuego del sótano recordando al chinito. A pesar de todo, le era imposible sacarlo de su retorcida mente. Alex estaba mejor, pero no dejaba que hiciera nada, no es que estuviera tan mal, todo lo contrario el niño se recuperaba con rapidez y ya estaba de pie luego de unas horas. Pero quizá todo lo ocurrido repercutió en el sicario. Seguía habiendo maldad en él. No lo podría negar, pero se la reservaba para sus trabajos, que ya eran pocos pues ya ni quería dejar solo a Alex.

Apenas habían pasado cuatro días y ya había un cambio muy grande en él. Ahora pensaba que, hacia más de un semana de todo lo ocurrido con ese chino que no dejaba de presentarse en sus sueños y en sus pensamientos. Una semana, solo una condenada semana para que éste asaltara su corazón y por lo visto lo remodelara completamente. Ahora no podía mimarlo a él, pero podía hacerlo con Alex. 

Y el menor no podía creer toda esta atención, casi se sentía indigno. Llegó a considerar que de verdad había muerto y estaba en el cielo ahora. Pero a pesar de todo, su hombre se veía más distraído que nunca.
Ahora Alex descansaba muy a gusto sobre el pecho de sTaXx. Éste, le acariciaba la espalda mientras miraba el techo con aire preocupante. El menor sonreía entre dormido y despierto soltando pequeñas risillas por las cosquillas. La TV seguía encendida con ese programa que le divertía tanto al mayor. Pero ahora lo que menos quería era ver hacia la TV. Sólo pensaba, ¿que abría pasado con ese pequeño chinito? Podría estar perdido, podría estar sólo. Pero... Quizá no podría hacer más por él. Ya había hecho bastante con buscarla por todos lados y estuvo a punto de entregarse a la policía para conseguir ayuda y rescatar a Willy.

Un golpeteo en la puerta hizo que el menor levantara la vista incorporándose levemente.

-Es muy tarde, quien será el pringao- murmuró Alex que realmente no deseaba dejar esa posición de perfecta comodidad.

El mayor no se dio cuenta, últimamente no paraba de pensar y distraído no era la palabra para describir su estado, sino lo siguiente. Alex fue a abrir la puerta encontrándose con un extraño hombre que al estar encorvado casi que se veía más bajo que él.

-Hola?- dijo con cierta incredulidad.

-STaXx?-

El hombre quería ver a su novio? -STaXx, amor ven- dijo llamándolo. Cuando el mayor estuvo también frente a el hombre, con su revolver escondido tras la espalda, este les entregó un sobre.

-El señor de Luque le agradece sus servicios y ayuda, el señor Días fue entregado sano y salvo y mi señor creyó correcto cumplir su parte del trato-

Alex abrió el sobre sacando el manojo de billetes en efectivo: 20,500 €

-Espera- intervino sTaXx -¿Willy está con Samuel?-

El hombre asintió -Me retiro- pero STaXx todavía tenía dudas y no dejaría que se fuera hasta que estas fueran saciadas. Y a la fuerza, como era normal en él, lo jaló cerrando rápido la puerta.

-Ve y esconde esto- le ordenó al menor y esperó hasta que se fuera para hablar con él visitante -¿Willy esta bien? ¿Sabes si Samuel lo lastima?- preguntó rápido. Por ahora el dinero importaba tanto como ese hombre frente a él.

-Bien es poco para describir su estado, parecía que querían quedarse a vivir en la alcoba- se burló socarronamente.

-Pero... - por lo menos sabía que estaba bien y que nada malo le ocurría. Pero no terminaba de sentirse a gusto con la idea de Willy en casa de otro hombre, en otros brazos y otra cama.

-No se preocupe, el señor de Luque lo ama y es recíproco el sentimiento... Pero, según escuché el señor Días sigue inquieto por todo lo ocurrido en esta casa- informó dicho hombrecillo misteriosamente.

Algo se removió dentro de sTaXx. Willy seguía pensando en él... Pero ahora estaba con Samuel y si era feliz con él, no podría hacer nada. Además el chino lo dijo: fue mentira. Nunca sintió más que cariño por él. Y no lo culpaba, sTaXx era un asesino a sangre fría, un sicario que mataba por dinero, alguien que no se tocaba el corazón para jalar el gatillo y que además estuvo a nada de acabar con su vida.

-Ya puedes irte- dijo negligente mirando ahora la madera de la mesa.

-Como desee, fue un verdadero placer hacer negocios con usted- exclamó atravesando la puerta con un gracioso paso tambaleante.

Perfecto, ahora se sentía peor. Alex apareció de nuevo con su tierna mirada de puberta enamorada. Vaya que estaba feliz el niño.

-STaXx, sabes que? Ya tenemos suficiente para esas vacaciones que dijiste... ¿O tienes en mente algo distinto?-

Si Willy era feliz, ¿porque él no podría serlo? 

-Vamos arriba quieres?- dijo serio, pero Alex sabía por experiencia que significaba esa mirada y no se equivocaba al interpretarlo.

Ya en su cuarto sTaXx repartió una excesiva cantidad de besos en el pecho del menor oyéndolo gemir y, a pesar de todo no podía evitar que todos los múltiples sentimientos regresaran como si nunca fueran a desaparecer, ni siquiera en ese momento. Alex enterró su rostro en el cuello del mayor para darle ese tratamiento tan celestial que lo volvía loco. 

-STaXx- murmuró pegando su rostro a su hombro, éste sentía el aliento cálido que Alex exhalaba en cada gemido. Él con mucho amor jadeaba por el contacto de la tibia piel de su novio -Sabes... de verdad le agradezco a ese desgraciado por aparecer en nuestras vidas- se refería a Willy seguramente, sTaXx no contestó, la boca de su niño volvía a besar y morder bajo su oreja -Creo que los cambios fueron para bien...-

STaXx reflexionó en esto, podría ser cierto. Pero para él nada había mejorado, y tampoco empeorado, todo era mil veces peor. Ni siquiera podía pensar en algo que no involucrara a Willy y a la culpa que caía en él por no haber sido capaz de protegerlo, y por Alex también se sentía mal. Por eso ahora hacía lo que hacía en ese momento. Sabía que su niño le perdonaría todo por un momento a su lado y por una noche así. 

-S-sTaXx- murmuró tensándose en un murmullo agudo y apagado para luego relajarse y dejarse caer sobre el colchón. STaXx hizo igual recostándose a su lado. 

Willy no lo amaba, debía aceptarlo. Pero Alex moría por él, literalmente. Se acercó a su oído sintiendo como el menor respondía a su cercanía enredando sus brazos en él -Llamame Frank- le dijo antes de que Alex asintiera quedándose por fin dormido.

Tras Un PañueloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora