Capítulo 1

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No debería haber enviado las invitaciones de boda. Es tan obvio... ahora. ¿Lo único bueno? Había elegido un papel exquisitamente elegante y la fuente Bicley de caligrafía para los avisos de cancelación. Humillante, pero con clase. Según mi madre, el buen gusto mejoraba cualquier situación. Era un lema con el que vivió y yo había seguido su ejemplo. Siempre el niño bueno, ese soy yo.

Por desgracia, la agencia de trajes de novio donde compré el mío tenía una política de "no devoluciones".
Había elegido un traje hugo boss de un gris que nunca pasaría de moda. No es como si alguna vez lo fuese a usar después de lo que Paul Dewitt me había hecho pasar.

Así que decidí venderlo en línea con una pérdida del cincuenta por ciento, lo cual era un fastidio.

Estar casado con un mentiroso, tramposo y canalla me habría disgustado aún más, sin embargo. Dado a que mi madre me había críado para que controlara mis emociones, me mantendría en calma... al menos en el exterior. En privado, lloré a moco tendido por dos meses consecutivos.

Paul me había llamado las primeras semanas rogándome que lo perdonara. Había admitido su engaño, pero dijo que había sido al principio de nuestra relación. Y que si él hubiera sabido que ella era mi hermana, entonces nunca habría tenido una cita con ella. Era difícil creer que él pensara que con esa disculpa me tendría de regreso. Gravemente había sobreestimado su inteligencia.

Eso había sido hace cuatro meses. Ahora, acababa de dar el depósito en una casa estilo rancho ubicado en el río Sacramento... ¡ahí lo tienes!

Por desgracia, mi nueva casa parecía que los años ochenta habían vomitado en ella. La remodelacíon me abrumaba, así que recluté a mis dos amigos y pelábamos actualmente tiras de papel tapiz en naranja que cubría la pared de mi cocina, una tediosa tarea que funcionaba tres veces más rápido que si hubiera trabajado solo.

Mi agente de bienes raíces me invitó a salir—. anuncié, mientras quitaba una
impresionantemente grande tira de papel tapiz (con valor de tres gallinas).

Harry dejó escapar un silbido mientras arrancaba las aves de corral en la pared adyacente. —Supongo que quería más que sólo una comisión, ¿eh?
Arrugué mi nariz. —Bueno, una comisión es todo lo que él conseguirá. Lo rechacé.
— ¿Es éste el hombre, Liam? —Niall hizo un gesto hacia el calendario de imán en mi nevera, el cual incluía una glamorosa foto de agente de bienes raíces Chase McDemott. —¿Por qué rechazarías a este hermoso ejemplar de hombre? Sólo mirarlo me entran ganas de comprar bienes raíces. No es que me lo pueda permitir.
—Oh, te escucho, —le dije, tomando un terco trozo de papel tapiz que no quería salir. —Si mi padre no me hubiera dado el pago inicial, todavía estaría alquilando también.
Niall se frotó la barbilla. —¿Cómo conseguiste que tu padre entregará el dinero?
Encogiéndome, le dije: — Él se ofreció, así que acepté. No entramos realmente en detalles acerca de las cosas en mi familia. Es todo muy cortés y superficial. Pero, no sé, tal vez está tratando de compensar algo por divorciarse de mi madre, mudarse a Seattle y haber estado ausente la mayor parte de mi vida.
—Diablos. —Niall volvió a arañar su porción de pared. —Mis padres aún están casados así que no tengo esa suerte.
Hice una cara triste y fruncí mis labios. — Pobre de ti.
—Regresando a Chase McDermott. —Niall hizo un gesto en dirección a la imagen. — A.R.D.I.E.N.T.E
Harry tarareó su aprobación también.
Pasé viendo a Niall con una irónica sonrisa. —Siéntete libre para tomar su número y llamarle.

Él despeino su dorado y enredado cabello posando su dedo índice en su mentón y pareció pensarlo un momento. —Tú le gustas, no yo. Han pasado meses desde que dejaste al perdedor de tu ex. Es hora de volver a montar, hombre.
Negué con la cabeza. —No montaré nunca más.
Niall resopló y se volvió a Harry. —Eres un terapeuta familiar. Háblale para que entre en razón.

Ugh. Me empujaban para tener citas... de nuevo. Mi estómago se anudó cuando me di cuenta que yo mismo había sido el culpable al mencionar a Chase.  Nada inteligente Liam. Nada inteligente.
Harry miró hacia dónde estaba, entonces me sorprendió el encogimiento de hombros. —Si Liam no quiere salir con Chase McDermott, el hombre más guapo que ha caminado sobre el planeta... después de Louis, por supuesto..., entonces esa es su elección y debemos respetarla.

Sorprendido, los nudos en mi estómago se aflojaron. —Gracias.
Harry arrancó un trozo de papel por encima de su esponja, luego levanto sus ojos. —De todos modos parece como un gran desperdicio. No es como que hubiera algo terriblemente mal con él, ¿no? ¿No huele raro? ¿O se limpia en medio de los dientes con la uña?

Niall se estremeció. —Odio cuando hacen eso.
Mi boca se abrió. —Ibas a respetar mi decisión, ¿recuerdas?
Harry sacudió su cabeza. — Dije que deberíamos. Nunca dije que lo haríamos. ¿Qué pasa Liam? ¿Has descubierto que tiene una hoja de antecedentes penales?
Giré mis ojos. — Chase podría ser el ciudadano más respetuoso de la ley en Sacramento, todavía estoy pensando bastante de mi tiempo haciendo algo sólo para mí... como remodelar mi casa. Estoy usando decoración de playa con estilo añejo.

—Suena maravilloso. —Harry frotó la esponja contra el muro. —¿Pero no puedes salir con él y decorar?
Gemí. —Sólo déjalo. No estoy interesado en salir con Chase.
—Dijiste lo mismo cuando tu mamá quiso ligarte con el hijo de su amiga y no tuviste una buena razón para rechazarlo tampoco. —Niall saltó sobre mi mostrador, entonces me dio una mirada fija. —¿Quieres ser un hombre gato Liam? ¿Ese es tu objetivo?
—Mmm... Podría ser algo así. Los felinos son probablemente más leales que cualquier otro hombre fuera de aquí. Gracias por la idea. Tal vez empezaría con un calicó...
—Necesitas empezar a tener citas,— dijo Niall con firmeza.
Harry asintió. —Este es realmente el tiempo.
Gruñí y levante mis manos con frustración, mi esponja voló por el aire. Se cayó al suelo salpicando agua. —¿Vieron lo que me hicieron hacer? Sólo quiero arreglar mi casa en paz, sin ustedes dos conspirando contra mí.
Niall frunció los labios. —No sucederá.
—Como caballero de éxito a finales de tus veinte, te encuentras en tu mejor momento. Te libraste de estar comprometido con un embustero. Te has ganado una licencian para citas. Tómala y conduce.
—Harry usó un tono razonablemente molesto. —Sal con un hombre. O dos. O cinco. Prueba hombres y mira cómo encajan. No pienses en eso como estresante, hazlo más como ver el fútbol.
Me incline hacia abajo y tomé mi esponja del suelo. —¿Es así como son los terapias? ¿Utilizas este tipo de analogías estrafalarias con tus clientes?
—No tengo qué hacerlas, dado a que mis clientes me escuchan. —Harry inclinó la cabeza. —Al menos, la mayor parte del tiempo.
Niall levantó la mano. —Si comienzas a tener citas, yo te ayudaré a pintar el interior de toda la casa.
Me dirigí hacia el lavabo para lavar mi esponja, pero me detuve en seco con esa generosa oferta. —¿Te das cuenta que estamos hablando de casi ciento y noventa metros cuadrados?
Harry se movió para ubicarse al lado de Niall. —ambos vamos a ayudarte.

Una visión de mi casa totalmente pintada pasó por mi mente... color arena marrón con adornos en blanco. Si bien la idea de abrir mi corazón a alguien dejaba un mal sabor en mi boca, ¿qué tan doloroso sería unas copas con Chase? —Si voy a esta cita, ambos tendrían que ayudarme de principio a fin. ¿Trato?
—¿Una cita?— Niall se cruzó de brazos. —Eso es calmarnos, no regresa en el juego.
La imagen del interior bellamente pintado, se evaporó y entré en pánico.
—¿Cuánto me costará?
Niall se dirigió a Harry y parecían mantener una conversación entera con sus ojos y las expresiones faciales, antes de que finalmente, asintiera el uno al otro.
—Cinco citas, —dijo Harry.— Entonces dejaremos de preocuparnos acerca de que te convertirás en un ermitaño y tendrás dos esclavos para tu remodelación.
—¿Cinco?— Me quejé, pero me di cuenta que hoy era sábado. Si iba a tener cinco citas en cinco noches, podríamos empezar a pintar el próximo fin de semana. —No sólo tendrán que dejar de molestarme sobre las citas sino que, tendrán que decirle a las chicas del trabajo que se detengan también. Porque Ellen sigue tratando de arreglarme una cita con un tipo de la liga de softball del trabajo de Henry.
—De acuerdo, —dijeron al unísono. Niall aplaudió, luego levantó mi celular del mostrador. —Llámalo. Ahora.
—Eres incansable,— murmuré, mientras me pasaba el teléfono. —Está bien.

A pesar de que era la última cosa que quería hacer, llamé a Chase. Quedamos en encontrarnos para tomar una copa el lunes en el salón del hotel Geoffries... era mi idea desde que había asistido el Año Nuevo en el Geoffries y mis papilas gustativas todavía recordaban las delicias de sus cócteles.
Cinco citas en cinco días. Entonces podría dejar mi licencia para citas caducada y centrarme en hacer que mi casa estuviera exactamente como yo quería. Había arreglado una cita, faltaban cuatro.

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