•|Licencia para citas|•

Capítulo 4

— Uhhju. — Brian extendió la mano y agarró mi brazo antes de que pudiera dirigirme hacia el vestíbulo (y salir por la puerta). — No te preocupes por lo que llevas puesto Liam. Eso es parte de la diversión del evento "Descendiendo por la Diabetes". Todo el mundo bajará a rappel del edificio en su ropa de noche.

Haciendo una nota mental para nunca dejar que mi mamá me consiguiera una cita de nuevo, me solté de su agarre. —

De ninguna manera Brian. Mi ropa se arrugara. Debiste haberme dicho que vistiera pantalones.

Él negó con la cabeza. —No te preocupes por eso Liam.

La anfitriona reapareció... aparentemente al darse cuenta de que no la habíamos seguido... y nos dio una mirada inquisitiva. — ¿Prefieren tomar sus bebidas en la terraza del evento?

Una bebida sonaba tan bien en este momento. Tal vez dos bebidas. Tal vez si tuviera suficientes bebidas no permitirían que bajara para nada. Mmm.

— Sí, la terraza podría funcionar mejor dado a que estamos siendo presionados por el tiempo. — Brian miró su reloj, deslizó su brazo alrededor de mí, luego empezó a avanzar hacia el ascensor.

Brian, — le dije sorprendido de encontrar mis piernas moviéndose a su lado. — No puedo hacer esto.
— ¿Por qué no? — Sus cejas se juntaron mientras presionaba el botón del elevador y daba un exagerado suspiro. — Ya di al programa de radio nuestros nombres y nos entrevistarán dentro de poco. Es para la caridad Liam. Tu madre me dijo que tu primo es diabético.

Oh, manera de poner culpabilidad. —Doy dinero cada año, pero...

— Tu mamá también me dijo que eras amante de la naturaleza y aventurera. — El ascensor llegó y él me hizo una seña para entrar.

— ¿En serio? — Suspiré, sabiendo que mi madre diría cualquier cosa para casarme en su country club. Ella no aprobaría un encantador barman. Sacudí mi cabeza para despejar a Zayn... en quien ni siquiera debería estar pensando dado a que no había seguido su promesa de la servilleta (y porque yo estaba en una cita con otro hombre)... Me aclaré la garganta y di un paso dentro del ascensor. — ¿De qué manera beneficiaría a la caridad si me armo de valor para hacer esto?

Él apretó el botón de la quinta planta. — Cada participante o ticket cuesta mucho, lo cual es donado para investigaciones de la diabetes. El hotel Geoffries hace una donación por cada participante, una vez que haya bajado a rappel del edificio.

— Eso es muy generoso de Geoffries. — Además de fabulosas bebidas y ardientes bármanes (ugh, Zayn en el cerebro otra vez), el hotel también parecía tener un corazón. Ahora sólo necesitaba reunir el coraje para hacer esto.

Llegamos hasta el quinto piso y las puertas del ascensor se abrieron con un ding.

Brian extendió el brazo. — Tú primero guapo.

— Gracias. — Le sonreí cortésmente... para ocultar el terror que sentía por dentro... luego di un paso a la terraza, que era un hervidero de camareros, música e invitados vestidos elegantemente. Podría haber sido capaz de disfrutar del ambiente festivo al aire libre, si no supiera que era sólo nuestro punto salto. Literalmente. — Así que, mi madre me dijo que eres un arquitecto, — le dije, necesitando una distracción.

Él deslizó su brazo alrededor de mi cintura y me llevó hacia el bar. — Es correcto. Estoy haciendo contratación independiente en este momento, pero solía trabajar para...

— ¿Puedo ofrecerles algo de beber? — Un hombre preguntó detrás de mí.

Me puse rígido. Esa voz. Conocía esa voz. Esa ronca, varonil y sí, sexi voz.