Capítulo 3

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—Liam Payne, — dije, inclinándome hacia el altavoz del teléfono en mi escritorio del trabajo.

— Tengo a Harry en la línea para ti. Otra vez. — William, nuestro recepcionista, gritó con voz tensa. —

Él no tomará un no por respuesta.


Esta era la tercera vez que Harry había llamado y también tenía dos mensajes de voz de él en mi celular.

Esperando que él no le hubiera dado al pobre William un regaño, cedí. — Está bien, pásamelo.

Esperé por el ring, entonces arrebaté el auricular. — Ahórrate el aliento. No quiero hablar acerca de Chase, ayer por la noche, ni nada remotamente relacionado con citas. Y, prepárate, porque en cuatro días más, estarás...

— Estoy comprometido, — dijo Harry, pero su voz carecía de cualquier rastro de emoción.


Mi frente se arrugó mientras me recostaba en la silla de mi oficina. — Si esto es algún tipo de truco que tú y Niall han inventado, no lo entiendo.

— Bueno, entiende esto: Yo. Estoy. Comprometido.

Mi pecho se hinchó. — ¿Louis te lo propuso? ¿Cuándo? Sólo te dejé anoche.


— Esta mañana. Tomamos su bote para una carrera rápida en el Delta para probar el nuevo esquí de agua de Louis.

Cuando me tiré al agua para refrescarme, me tiró un salvavidas blanco con un "¿Quieres casarte conmigo?" escrito alrededor de él en letras rojas brillantes.

¿Louis se lo propuso en un salvavidas? No me extrañaba que no sonara entusiasmada. — Felicitaciones cariño. Eso es tan... creativo de su parte.

Louis y Harry habían sido compañeros de historia antes de que se dieran cuenta de sus sentimientos el uno por el otro y se convirtieran en una pareja. Me imaginaba que él se lo propondría en un antiguo pergamino o algo igualmente histórico (y, mmm, aburrido). ¿Pero un salvavidas?


— Es una loca broma, pero muy dulce y pensante, — dijo él, su tono se suavizó un poco.

— Bueno, como alguien de afuera, no lo entiendo. — Me reí. — Pero estoy muy feliz por ambos.

— Gracias, — dijo tajante.

— ¿Qué otra cosa está pasando, colega? — Miré el reloj, entonces miré el montón de papeles en mi bandeja de entrada con los que tenía que empezar a trabajar en la siguiente hora antes de la cita número dos. — Porque suenas como alguien que le prendió fuego a su museo de historia favorito.



Harry suspiró. — Es mi culpa, de verdad. En mi prisa de alegría, cometí el error de llamar a mi madre con la buena nueva. Ahora, ella está haciendo demandas sobre dónde nos casaremos... en hotel Geoffries, que, según ella, es el único lugar apropiado en Sac... y su salón no está disponible dentro de dieciocho meses. Así que marquen sus calendarios durante un año a partir de febrero. Al parecer, será hasta entonces que me casaré.


— Eso es ridículo, — le dije recordando lo difícil que había sido para todos, mientras planeaba mi boda con mi ex.

— Ahora tengo que hacerlo o arruinaré la boda de sus sueños del único hijo que tuvo y que para variar gay... sí, efectivamente uso esa oración conmigo. Grandioso, ¿eh?


Su madre sabía cómo darle un viaje de culpa, eso era seguro. — ¿Qué dice la madre de Louis?

— Ella está encantada y piensa que el Geoffries suena encantador. — Harry suspiró. — Si hubiera protestado, incluso en lo más mínimo, hubiera tenido una excusa que mi mamá no podría echar en mi contra.

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