Capítulo 20

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Al volver a casa como nunca el menor sentía que ya le hacía falta el rubio, lo extrañaba como si no lo hubiese visto en años; se sentía tonto por eso pero no había mucho que pudiera hacer para evitar sentirse así. A la noche lo recordaba de una manera distinta, de la forma en que Seok Jin le había enseñado, tratando de callar sus gemidos bajo las sábanas y manchándolas al final; pasaba con esa ansia extraña y lujuriosa los siguientes días hasta que encontraba un escape que siempre le había gustado; el baloncesto, claro que solo verlo.

El resto de la semana el rubio lo había pasado siendo esclavo de Valtier, ya que ahora tenía con que presionarlo, aun así le daba libre el jueves y este se levantaba temprano esperando que su celular sonara; y es que si sonaba uno, pero era otro celular que daba para el resto de la gente, el cual sonaba sin parar desde la madrugada y lo apagaba, al otro solo tenían acceso su manager y Jungkook, el cual nada mas no lo llamaba pese a que él era quien siempre le mandaba los mensajes, el menor era poco atento en ese aspecto. Pero no se desanimaba, ese día era él quien esperaba la llamada de este, mientras se encargaba de preparar algo el mismo en la cocina, aunque más de la mitad de esta al final era producto de un llamado telefónico.

Daban las cinco de la tarde, y el menor no llamaba, seguro que se hacia el difícil, como siempre era un poco cruel con él; así que al final se rendía, y le llamaba él:

— ¡Hi! Jungkook...

Hola, ¿qué pasa?— preguntaba tratando de oír lo que le decían al otro lado de la línea, había mucha gente en el estadio ese día, era el primer día de competición y en una media hora empezaba el partido de tae, el andaba rondando buscando una máquina que aún le quedaran refrescos de los que le gustaban a su amigo.

— ¿Qué estás haciendo? —le preguntaba tirándose en su sillón— porque estaba pensando que podrías venir a mi casa hoy, eso sería genial —al fin rindiéndose con eso de que él fuera por su cuenta también, tal vez debería haberle dado una copia de las llaves antes, seguro que así se hubiera animado más a ir, tal vez era tímido.

——Lo siento, no puedo, estoy ocupado respondía Jungkook mientras metía las monedas en la máquina que por fin encontraba —quizá el fin de semana— recogía las bebidas y retomaba su camino hacia donde estaba tae y su equipo.

¡¿Eh?! Espera, no, ven hoy —se sentaba en el sillón — necesito que vengas hoy... — decía en un tono más caprichoso, había preparado todo para ese día, se supone que Jungkook debería saberlo, o por lo menos eso pensaba él, era su cumpleaños después de todo.

Lo lamento pero ya te dije que no puedo— caminaba rápidamente mientras miraba el marcador del partido que decidiría a los rivales, era un marcador muy apretado, un emocionante partido —no sé qué es lo que quieres esta vez, pero esto es mucho más importante que tus caprichos, tengo que apoyar a mi amigo, así que adiós— colgaba y apagaba el celular para que el otro no molestara más.

El mayor marcaba de nuevo después de que le colgara, tenía que estar de broma; ¿con quién decía que estaba? ¿Amigo? ¿Era más importante que él? Juntaba las cejas encontrándose con el otro móvil apagado y se ponía de mal humor pensando en donde y con quién estaba en ese momento, lo que estaba haciendo, no quería que estuviera con nadie más, ni que le prestara atención a nadie más, estaba ¿celoso? ¿Pero, por qué? No, no era eso, no podía ser, porque no eran tanto, no podía, y lo negaría a lo que fuera, aunque sólo se engañara a sí mismo.

Ofuscado, tiraba toda la comida a la basura, sí el otro no quería verlo, entonces él tampoco quería. Esa noche se iba a dormir temprano, también apagaba sus dos celulares, se sentía inusualmente desanimado justo después de esa llamada.

Delicado Amante (Jinkook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora