Tulipanes

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-Si ya dejaste de babear podemos entrar, me muero de frío-me dijo en tono burlesco, mientras en su rostro se dibujaba esa perfecta sonrisa suya.

Creo que la discreción no es una de mis cualidades.

- ¿Babear? Solo estaba...pensando...reflexionando...y eso...-dije arrastrando las palabras. Lauren aún sigue causando un gran efecto en mí.

Mientras suelta una pequeña risa, me da las espaldas, supongo que como signo de que debo seguirla. Lo hago.

El lobby del edificio es demasiado blanco y demasiado ordenado. Del techo cuelga un enorme candelabro de cristal y más abajo, en una esquina, se encontraba un largo sofá blanco en forma de L adornado con pequeños almohadones marrones. En el centro, delante del mueble, en una pequeña mesa de madera, se encontraba un florero lleno de enormes tulipanes. Mis favoritos.

Lauren oprime el botón del ascensor y se da vuelta hacia mí. Ahora puedo verla con más claridad. Y dios, estaba aún más hermosa de lo que recordaba. Decido preguntar algo para romper el hielo.

-Y ¿Ahora vives aquí? -pregunte nerviosa.

-Si, cuando me gradué mis padres me regalaron este apartamento-me respondió la ojiverde, clavándome la mirada de una manera desafiante, como solo ella lo sabe hacer. -Pero lastimosamente tengo que tener buenas notas para conservar mi "independencia". Ya sabes como son mis padres.

-Ja. Vamos, eso no será un problema para ti ¡Eres una nerd!

En medio de la charla, la puerta se abre y entramos. Ambas nos arrimamos al gran espejo que hay frente a la puerta. Ahora estamos aún más cerca y puedo percibir su olor. Ese maldito olor que tanto me fascina y que tanto me fascinaba que se quedara impregnado en mí.

-Igual que tú, Sarah. Recuerdo que me plantabas por los proyectos escolares-me dijo echando una pequeña risilla y viéndome con el rabillo del ojo.

-Sep. Pero creo que las cosas han cambiado mucho desde la última vez que nos vimos.

- ¿Ya te rebelaste contra la vida? -dijo esta vez viéndome directamente a los ojos.

-Se podría decir que si, estoy en eso.

Trato de verla a los ojos también, pero es inútil, me intimida tanto. La puerta del ascensor se abre.

Llegamos. El apartamento está a oscuras a excepción de la luz de la que parece ser la sala. Mas a lo lejos también se pueden ver pequeñas luces y se escuchan voces.

-Es por aquí, Paulson-me dijo tomándome de la mano y jalándome hacia las pequeñas luces. Siento un cosquilleo en todo mi cuerpo que me hace recordar cosas que no debería. Me muerdo los labios mientras trato de pensar en otra cosa.

Entramos a lo que parece ser un jardín. Las pequeñas luces resultan ser pequeños bombillos que están colgadas por doquier. A lado de la puerta corrediza por la que entramos, hay una mesa de madera con vasos verdes de plástico llenos de un líquido espumoso negro que parecía ser algún tipo de licor.

-Woooooow, ¿Viste eso perra? -grito un chico mientras lanzaba una pelota en uno de los vasos.

- ¡Chicos! -grita Lauren. -Ella es Sarah, mi sexy chica.

Espera, ¿Que? ¿Desde cuándo soy su ?

-Hasta donde yo sé, no me has propuesto ser "tu sexy chica"-dije en voz baja regresando la vista a ella.

-Pues no tengo que hacerlo, porque lo eres y no tienes opción.

-Vaya, dominante, no había visto esa nueva faceta de ti

The Green Lines GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora