Como dar profundidad a un personaje

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Con frecuencia se dice que los personajes de tal obra son redondos o que los de aquella otra son planos pero, ¿qué significa esto exactamente? ¿Cómo podemos saber si nuestros personajes son planos o redondos? ¿Debemos crear siempre personajes redondos y dinámicos? ¿Cómo podemos hacer que nuestros personajes sean más creíbles?

Para responder a estas preguntas, empecemos por definir en qué consiste cada una de estas características y cuándo suelen aplicarse:

Personajes planos

Son personajes que se caracterizan con muy pocos rasgos, recurriendo a clichés o estereotipos (si quieres leer más sobre este tema, puedes visitar la entrada del blog clichés en la ficción: cuándo evitarlos y cuándo emplearlos). Están al servicio de la historia y, por lo general, son estáticos, no evolucionan.

¿Cuándo usar personajes planos y por qué? Los personajes planos se suelen usar en comedias televisivas (las llamadas sitcom de 30 minutos con risas enlatadas) porque son historias que se centran en las anécdotas, en el chiste y buscan la sensación de familiaridad, sin complicaciones, recurriendo a patrones comunes que el espectador reconoce al momento.

También se pueden usar personajes planos como secundarios de una historia para lograr uno de los siguientes efectos:

Reconocimiento rápido: Necesitamos que el lector-espectador reconozca al instante el tipo de personaje ante el que nos encontramos.

Contraste: Un personaje plano y/o sin evolución de su personalidad puede funcionar como contraste para resaltar la personalidad o la evolución de otro de los personajes de la historia.

¿Cuándo evitarlos? En el resto de los casos. A no ser que busquemos específicamente uno de los efectos anteriores, es mejor intentar que nuestros personajes sean redondos (especialmente los protagonistas) para que el lector pueda identificarse con ellos.

Personajes redondos

Un personaje redondo es el que tiene profundidad, el que tiene virtudes, defectos, fortalezas, debilidades, miedos, sueños… Es un personaje bien caracterizado, tanto que parece real. Además, no es un personaje inconsistente ni estático, sino que es dinámico, evoluciona. A los personajes redondos les afectan los acontecimientos de la historia, sufren las consecuencias y cambian. Esto los hace más realistas y creíbles.

¿Cómo se construyen personajes redondos y profundos?

La mejor forma de saber si estamos ante un personaje plano o redondo es respondiendo a las siguientes preguntas:

1. ¿Sufre algún cambio interno a lo largo de la historia? Piensa en el estado del personaje al inicio. ¿Es el mismo que cuando termina? Haz que no lo sea, que evolucione, para mejor o para peor, pero la acción ha de afectarle de alguna forma.

2. ¿Sufre algún cambio externo a lo largo de la historia? De la misma forma que cambia su personalidad, también debería cambiar su situación externa. Por ejemplo: Luke Skywalker, en La Guerra de las Galaxias, cambia mucho emocionalmente a lo largo de la historia, pero también no es lo único que evoluciona, ya que empieza siendo un granjero y termina convertido en caballero jedi.

3. ¿Qué quiere? Tu personaje debe desear algo a nivel consciente, algo que le incite a actuar.

4. ¿Qué necesita? Al margen de lo que crea que quiere, hay otra cosa que el personaje necesita a nivel inconsciente, sin darse cuenta o sin atreverse a admitirlo, y es diferente a lo que quiere. Esta contradicción aporta profundidad al personaje.

5. ¿Qué consigue? Al final de la historia, ¿logra alguno de sus objetivos? ¿Cómo le afecta? Con la respuesta a esta pregunta puedes saber mejor cómo enfocar la evolución del personaje. Por ejemplo, si logra lo que quería en un principio pero no lo que necesitaba de verdad, puede darse cuenta de que estaba equivocado. Por lo tanto, aprende y mejora. Es una evolución.

6. ¿Cuáles son sus defectos, sus debilidades? Todo el mundo tiene fallos, miedos y puntos flacos. Si quieres que tu personaje sea creíble, más vale que los tenga también y, a ser posible, que tenga que enfrentarse a ellos. Que los supere o no ya depende de la historia que quieras contar y de cómo sea la evolución que quieras darle a tu personaje.

Por ejemplo, en la serie norteamericana The Wire (por cierto, MUY recomendable; de las mejores series que he visto en cuanto a caracterización de personajes) hay varios personajes que han de enfrentarse a sus debilidades. Algunos las superan y mejoran, otros no lo hacen y fracasan. A veces, el contraste entre ellos sirve también para reflejar mejor lo que se nos está contando y hacer la historia más creíble.

7. ¿Cuáles son sus fortalezas? Además de puntos débiles, el personaje también debe tener puntos fuertes que puede conocer o no. A veces los descubre y aprende a usarlos, a veces no y, de nuevo, fracasa. Pero tú como escritor sí tienes que saber cuáles son y es bueno que el lector los conozca también para que comprenda mejor al personaje.

8. ¿Cuál es su conflicto interior? He dejado esta pregunta para el final pero no porque sea menos importante, sino porque al responder a las anteriores será más fácil saberla. Todo buen personaje ha de sufrir un conflicto interior en algún momento de la historia; por ejemplo, un debate entre lo que quiere y lo que necesita, o una cuestión moral entre lo que persigue y lo que considera correcto. Este tipo de dilemas o de luchas con uno mismo son las que hacen a un personaje interesante, porque a través de su experiencia vivimos y aprendemos.

¿Qué os parece? ¿Se os ocurren otros aspectos a tener en cuenta a la hora de darle profundidad a los personajes? ¿Recordáis algún personaje que os haya marcado o con el que os hayáis identificado gracias a su caracterización?

¿Como escribir una novela?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora