1. Haz listas
A veces nos agobiamos pensando que tenemos cientos de cosas por hacer, pero si las anotamos en una lista (en tareas y microtareas), resulta que no es para tanto. Podemos resolverlas de una en una e ir tachándolas. De esta forma, el cerebro se organiza mejor, se tranquiliza y tiene el camino más despejado hacia la creatividad.
2. Lleva una libreta a todas partes
Creo que ésta la he mencionado muchas veces, pero es fundamental: no te separes de tu cuaderno de notas. Nunca sabes dónde puede surgir la chispa y agradecerás llevarlo encima cuando ocurra.
3. Prueba la escritura libre
Lanzarse a escribir sin más, sin pensar, sin planificar nada, puede ser una magnífica forma de poner en marcha la inspiración. Para arrancar, puedes usar una frase o una serie de palabras, luego déjate llevar.
4. Aléjate de la tele y el ordenador
Si estás intentando activar la parte del cerebro que se encarga de darte ideas, apaga la televisión y el ordenador, desconecta internet y olvídate el teléfono en cualquier sitio, bien lejos. Son herramientas útiles para otros fines, pero en absoluto para estimular la creatividad.
5. Sé diferente, como de otro mundo
Atrévete a pensar distinto, a ser raro, un perro verde. No quieras ser como los demás, olvídate de eso: sé original siendo tú mismo/a.
6. Tómate descansos
El cerebro trabaja mejor cuando tú estás descansando, ¿lo sabías? Así que relájate de vez en cuando, tírate a la bartola un ratito cada día, verás cómo después las ideas llegan solas.
7. Canta en la ducha
Y en el coche, en el trabajo, por la calle… Canta y silba todo lo que quieras porque es muy sano para el cerebro y para el ánimo. Y una persona alegre es una persona más creativa. Además, cantar a voz en grito en la ducha, sin complejos, desinhibe, relaja y libera estrés.
8. Bebe café o té
Con moderación, claro. Una o dos tazas al día estimularán tu cerebro. Y además previene el enfermedad de Alzheimer (fuente: Artículo en La Razón).
9. Conoce tus raíces
Creo que es importante para un escritor o escritora tener claro de dónde viene, conocer su cultura, sus raíces y su origen. Esto nos ayuda a encontrar nuestra propia voz y a identificar el modo en el que vemos el mundo. Esto no quiere decir que tengamos que limitarnos a nuestra cultura, ni mucho menos. ¡¡La riqueza está ahí fuera!! Pero como me dijo un buen amigo hace tiempo: cuando sabes de dónde vienes, estás más preparado para saber hacia dónde quieres ir.
10. Escucha nueva música
Y lee nuevos libros, visita nuevas exposiciones, mira nuevas películas… Siempre. La cultura es algo vivo y en constante movimiento. Fíjate en las cosas nuevas que se están haciendo en todas partas porque te pueden aportar claves, puntos de vista frescos.
11. Busca otras opiniones, colabora, ábrete
Si algo he aprendido gracias a este blog es que un escritor no debe ser un animal encerrado en su estudio escribiendo para sí. Ya sea virtualmente, ya sea de forma presencial, resulta muy enriquecedor el compartir, colaborar en grupos de escritura, comentar textos con otros escritores… En definitiva, intercambiar palabras con otros.
12. Rodéate de gente creativa
Siempre que puedas. La creatividad atrae a la creatividad.
13. No te rindas
Nunca. Sigue intentándolo. La perseverancia es fundamental si quieres ser escritor, tanto o más que el talento.
14. Practica, practica, practica
Escribir es como tocar un instrumento: has de dedicarle tiempo. Cuanto más practiques, más cerca estarás de la excelencia.
15. Atrévete a equivocarte
Aquí va una verdad absoluta, de las pocas que creo que existen: vas a equivocarte. Tenlo por seguro. Antes o después todos nos equivocamos. Todos. El que no se equivoca nunca es porque ni siquiera lo intenta. Hay que equivocarse muchas veces para poder acertar alguna.
16. Visita un sitio nuevo
Prueba una comida desconocida, atrévete a intentar cosas nuevas. Eso estimula la creatividad, por supuesto, y te aporta experiencias y material nuevo sobre el que escribir.
17. Mira películas viejas
Y libros antiguos. Acércate a los clásicos. Merecerá la pena.
18. Enumera tus virtudes
Los defectos solemos tenerlos muy claros, ¿verdad? Las virtudes nos cuesta más. Haz una lista con todas esas cosas buenas que tienes. Créetelas, disfrútalas, regodéate un rato en tus cualidades. La autoestima es buena compañera de la creatividad porque aparta los miedos y las inseguridades que no nos dejan pensar diferente.
19. Rompe las normas
Ya sabéis lo que suele decirse: las normas hay que conocerlas para poder romperlas. Pero, una vez vayas conociéndolas, atrévete de vez en cuando a transgredirlas un poco, a escribir de otra forma, a probar otras cosas. Seguramente te equivocarás muchas veces, pero alguna acertarás y descubrirás algo nuevo.
20. Aprende algo nuevo cada día
Este consejo me gusta mucho. Es difícil, pero estimulante. Te obliga a estar atento, alerta, buscando información para aprender. Todas esas cosas interesantes que aprendemos se van acumulando en el cerebro y él se encarga luego de darles forma para crear ideas.
21. Limpia tu espacio de trabajo
De la misma forma que se dice eso de “mens sana in corpore sano”, debería decirse que la mente también funciona mejor en un entorno cómodo. No se trata de volverse maniáticos del orden, pero darle un repaso de vez en cuando para que todo esté más despejado, ayuda.
22. Diviértete
Es fundamental. Diviértete en general y diviértete escribiendo. Habrá quien crea en el escritor atormentado, en el artista bohemio y deprimido, pero yo creo que escribir, pese a que en ocasiones pueda ser más duro o cansado, puede ser muy divertido.
23. Termina algo
O todo lo que puedas. Si terminas lo que empiezas, si acostumbras a tu cerebro a hacerlo, lograrás que se tome más en serio las cosas. Seguro que también la parte de generar nuevas ideas que luego materializarás y, al igual que esta lista de consejos, terminarás.
Bueno, pues hasta aquí la lista. ¿Qué os ha parecido? ¿Estáis de acuerdo? ¿Algún otro truco que uséis vosotros?
¡Feliz y creativa escritura!