CAPÍTULO 4

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Los pequeños rayos de sol de la mañana hacen contacto con mi rostro, produciendo que me despierte y con ello, recordarme lo sucedido la noche anterior. Los cubiertos y tazas chocando entre sí y la mañanera voz de Niall, hacen que de un salto salga de mi espaciosa cama y me encamine hacia el baño. El pequeño espejo que se encuentra allí, colgado en la pared, refleja mis facciones matutinas, recalcando muy bien las oscuras ojeras de no haber podido conciliar bien el sueño y las pupilas rojas de haber llorado en algún momento de la noche, cosa que no recuerdo de haber hecho en ningún momento.

Un pequeño dolor de cabeza se hace de sonar al recibir una pequeña punzada cerca de la nuca, volviendo a percibir esa rara y fría presencia, por lo que olvido el hecho de ducharme y solo me cepillo los dientes.

Salgo rápido del baño, como si eso fuera a hacer que desaparezca ese extraño presentimiento y cojo las rosas zapatillas que se encuentran en un lado de la cama, para bajar y tomar el desayuno junto a mi hermano.

Lo encuentro con su vestimenta habitual, camiseta negra y pantalón negro, y bailando al ritmo de la música que cantaba él mismo. Me encanta verlo así de despreocupado y libre de cargas, debería divertirse más y no estar tanto al pendiente de mí, merece vivir la vida que quiera y no tener que ser yo quien le estropee eso, quiero que sea feliz y que conozca el amor exterior.

—¡Oh! Buenos días, enana. ¿Me echaste de menos anoche? —sirve frente a mí un plato con un delicioso desayuno, compuesto por un pequeño racimo de uvas, unas cuantas rodajas de pomelo y una tostada untada con mermelada de melocotón.

—Ya estoy acostumbrada. Además, era trabajo, tenías que ir. —encojo mis hombros en respuesta a su pregunta y tomo el brillante tenedor que está a un lado del plato. —¿A qué hora llegaste? No te escuché entrar. —meto en mi boca un poco de pomelo y lo mastico lentamente, disfrutando de los jugos que éste desprende al ser triturados por mis dientes.

—Creo que sobre las 3:05 p.m. —dejo de saborear la comida y centro mi atención en lo que acaba de decir Niall—Te vi bajar deprisa la escalera con un libro en la mano, después subiste a la misma velocidad hacia arriba y cerraste de un portazo la puerta de tu habitación. Te intenté llamar, pero era como si estuvieras sonámbula o en shock, así que permanecí en la entrada y tan solo veía que hacías. ¿Te ocurrió algo? —mi cerebro no para de dar y dar vueltas sobre la información que me acaba de dar mi hermano. En mi interior, parezco una fábrica en marcha, ya que parezco echar humo por las orejas de no entender nada.

Yo no estaba sonámbula, estaba más que despierta cuando fui a dejar el libro a su estantería. Además, al bajar las escaleras no vi a nadie en la entrada ni un solo movimiento por allí.

¿Acaso realmente estaba dormida?

—Pequeña , ¿ estás bien? —Niall pasa su mano por delante de mi perdida mirada, haciendo que salga de mi pequeña ensoñación y deje a un lado el debate que hay en mi interior—¿ De verdad que no te pasa nada? Sabes que puedes confiar en mí , ¿no? —el entrecejo de mi hermano se arruga y hace una mueca de disgusto al no obtener información por parte mía.

—No, no, no te preocupes. Solo que me pareció extraño no haberte visto cuando fui a dejar la historia al salón. Creía que estaba despierta, pero a lo mejor tienes razón y estaba un poco dormida, ya sabes, las clases y eso me tienen un poco agobiada. —no le cuento nada sobre el excéntrico sueño, ni nada sobre la voz de mi cabeza ni el chicos de iris azules. Prefiero guardármelo para mi y averiguar por mi propia voluntad lo que me está pasando , que contarle a Niall algo que no estoy segura de que si fue real y preocuparlo por algo sin sentido.

—Vale, pero sabes que me tienes para lo que te haga falta y nunca tengas vergüenza ni miedo para contarme nada, siempre te voy a apoyar, pase lo que pase, ¿vale? —una lágrima inocente se escapa de mis ojos, mi hermano rápidamente se levanta para abrazarme y darme un suave beso en la cabeza. Recibo sus brazos con gusto y me sujeto a su pecho, donde a pesar de todo lo malo, siempre me sentí y me sentiré segura. —¿ No estarás embarazada, no? No quiero ser tío tan joven, tengo todavía mucho por vivir, además no quiero comenzar a cambiar pañales. —niego con mi cabeza y nos sumergimos en una pequeña burbuja, donde todo es risas y alegría.

—No, tranquilo. Tu pequeña sigue siendo igual de pequeña e inocente que siempre. —le saco mi lengua en forma de broma y nos separamos de nuestro cómodo abrazo. Vuelve a sentarse en su sitio y volvemos a retomar nuestro agradable desayuno—Aunque a lo mejor puede haber algún chico por ahí. —Niall por poco se atraganta con una uva al escucharme decir eso y yo rompo en risa al ver como tose para intentar no ahogarse. Bebe un poco de jugo de manzana y mastica la fruta que se encuentra en su boca, no obstante, su mirada no se ha apartado de la mía desde el momento en el que le dije aquello —Era broma, tonto. No me interesa nadie ni quiero nada con nadie todavía. ¿No sabes que tengo una rara maldición para las amistades? Todas se marchan sin despedirse—termino de devorar todo mi desayuno y me levanto para recoger la mesa y los trastos que ha dejado Niall al hacer la comida.

—No creo que sea una maldición. Solo que ellos no saben como tratar a una princesa y por eso se alejan de ti, para no tener que trabajar ni esclavizarse tanto. En cambio yo, soy tu perfecto candidato, te hago el desayuno, aguanto tus días malos y te amo mucho. ¿ Qué más quieres? —río por la absurda idea que acaba de soltar y seco mis manos con un paño que está al lado del fregadero. Me vuelvo para mirar qué hace y veo que está enviando un mensaje a través de su teléfono, mueve sus dedos de forma precipitada y muerde su lengua en forma de nerviosismo por hacer todo tan rápido.

—A lo mejor solo necesito algo diferente, algo nuevo o algo por lo valga la pena vivir una aventura. A lo mejor solo necesito que alguien me comprenda. —bajo la voz al decir la última frase y suspiro mirando a través del gran ventanal que se encuentra frente a mí.

—Bueno enana, ¿ quieres que te lleve a clases o prefieres coger el bus? —pregunta mi hermano levantándose de un salto del taburete y mostrándome las llaves de su moto mientras habla. Pienso, que no prestó nada de cuenta ni atención a lo que dije antes. En cierta manera lo aprecio, así no tengo que darle explicaciones ni contarle nada más sobre ese tema.

—Sí, claro, llévame mejor tú. No tengo ganas de esperar el autobús ni de ver la cara de amargada de la conductora. Espérame que bajo en un momento, voy por mi mochila y a cambiarme de ropa. —asiente en respuesta y salgo rápidamente de allí para coger los materiales que me haga falta y no hacer esperar tanto tiempo a Niall.

Llego a mi habitación, abro lentamente las puertas de madera del armario y admiro la ropa que hay colgada. Me decido por un simple pantalón gris de chándal, una sudadera blanca con unas palabras en medio de color negras brillantes y me decanto por unos deportes blancos a juego con la mezcla de colores oscuros que llevo puesto. Recojo mi cabello en una trenza mal hecha y meto en la maleta, todos los cuadernos y libros desperdigados por el cuarto.

Cuando estoy por poner un pie fuera de la habitación y con ello cerrarla, una fría oleada de viento se hace presente por el lugar, provocando que la ventana se abra de par en par y que las cortinas de seda, se agiten violentamente. Avanzo hacia el centro de mi refugio para cerrar el ventanal y parar así, que todo lo de alrededor vuele, a causa de la corriente. Llego junto al cerco de la abertura e intento con todas mis fuerzas, sellar las dos puertas de la ventana.

Una vez conseguido, miro hacia el exterior para ver a mi hermano hablar enfadado, a la persona de la otra línea del móvil e intentar al mismo tiempo, sacar la moto del casero garaje que elaboró él unos años atrás.

Decidida a bajar ya, giro sobre mis talones, pero una mano se interpone en mi boca impidiendo que grite del susto, mis ojos se abren como platos al ver quien tengo frente a mí, pero antes de que pueda pensar en una manera de escapar o de decir cualquier otra cosa, la persona que me acompaña dice algo que me deja paralizada.

«Bienvenida a tu nuevo mundo, señorita Holland.»

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Hola hola!!!

Otro capítulo, espero que os guste!!!

Besos y  nos leemos pronto.

-hanessa.

Dark DreamsWhere stories live. Discover now