CAPÍTULO 7

30 6 15
                                    


 

La suave y sedosa tela de mi cama, hace leve contacto con mi mejilla derecha, cuando mi cuerpo se mueve hacia un lado, provocando que esa pequeña caricia, haga que despierte por completo e intentara identificar en el lugar en el que estoy.

Con solo apreciar las paredes de tonalidades cremas, el viejo espejo de madera pintado de blanco, conjunto al escritorio, que se encuentra a un lado de la puerta, se puede deducir que vuelvo a estar en mi habitación. Lugar que se ha convertido en perfecto refugio para mis pesadillas y donde extraños sucesos han pasado.

Las imágenes de lo ocurrido en aquella incómoda habitación son frescas y recordadas en mi cabeza, llenando sepulcralmente mi mente de preguntas y asegurándome con ello, intentar recuperar y averiguar todas las respuestas, para cada una de ellas.

No obstante, en lo único que puedo pensar y tener conciencia de saber en este momento, es intentar entender, qué era lo que aquella chica de cabello de fuego quiso decir respecto a Niall.

Mi cuerpo no tarda en levantarse, mis piernas se mueven rápidamente por toda la habitación, mientras mis manos cogen a su paso, todas las cosas que necesito, mi mochila, mi móvil y mi usado monedero. Cuando todo se encuentra guardado y protegido en el interior de la bolsa, abro el armario que se encuentra frente a mi cama, cogiendo de él, un calentito y fino abrigo beige, ya que el frío invierno se está haciendo presente de nuevo, dejando ver como los pequeños copos de nieve, caen sin parar y amontonándose, unos tras otro, hasta pintar todo el paisaje de un blanco helado.

Aparto mi vista de la ventana, perdiendo visión de la tranquilidad que me proporciona ese suceso y no pierdo más tiempo, en seguir con mi propósito.

Una vez fuera del cuarto, avanzo rápidamente por el pasillo, viendo en mi recorrido los fantásticos recuerdos que abundan en él, llegando a la conclusión de que todo lo que viví fue solamente una infame mentira. Llenándome la cabeza de auténticas calumnias, ocultando con ellas, la verdadera y cruel realidad que me espera, si algún día, la logro averiguar.

Cuando mi pie hace contacto con el final de la escalera, mis ojos viajan por todo el salón, apreciando cada mínimo detalle e intentando descifrar si mi hermano sigue aquí. Grito su nombre por toda la casa, avanzo hacia la cocina para ver si se ha dejado el móvil o alguna nota para mí, pero no encuentro nada, solamente me acompaña el semblante silencio que reina en toda la estancia.

Mis pupilas no tardan en volver a derramar por mis mejillas, las ya conocidas lágrimas de impotencia, inseguridad y miedo, formando en todo el blanco de mis ojos, rojizas estrías, acompañadas de las cortas respiraciones nerviosas que mi cuerpo recibe, provocando de nuevo que mis extremidades vayan fallando y pierdan estabilidad. Mis rodillas tocan repentinamente el piso, produciendo que el frío de éste mandara pequeños espasmo y escalofríos en toda mi espalda.

Mi cuerpo y mente esperan impacientes a que todo se vaya haciendo borroso, para así caer en ese conocido sueño sin rumbo y si pudiera ser, no volver a despertar para vivir en esta absurda vida. Todo se va oscureciendo, haciendo que mis defensas vayan empicadas y que todo mi ser, no tenga fuerzas para agilizar movimiento.

—¿Tan poco aguante tiene sin mí, señorita? —los carentes sentidos que me quedan en este momento se abren para apreciar a la persona que tengo junto a mí—No acostumbro a salvar a damas en apuros, pero por usted, haré una excepción. —escucho la vibración de su risa contra mi cabeza, ya que mi cuerpo queda sujetado sobre su torso, pudiendo escuchar sus lentos latidos y relajarme con ellos, hasta el punto de que la ansiedad originada antes, desapareciera en cuestión de segundos, con solo su presencia.

Dark DreamsWhere stories live. Discover now