CAPÍTULO 13

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—Señor, la hemos encontrado. Ese Darker la tiene escondida en su cabaña, pero es muy difícil llegar a ella y atravesar el bosque sin ser visto. Todas sus tropas rodean y protegen la profunda arboleda.

El tamborileo de los dedos del Rey hacen contacto con la blanca madera del sillón, provocando que la persona que acaba de darle información, mantenga una postura recta e insegura, ya que los penetrantes ojos azules de su majestad los miran inertes e impacientes.

—Entonces esperaremos hasta que la luz del día perdure y la eclipsada noche tarde en llegar. Para ello, esos inmundos no tendrán otra que permanecer débiles mientras sus energías se van recuperando. Informad a los demás escuadrones de lo acordado, no permitiré ningún leve error en esa lucha, todo tiene que salir perfecto, ¿me has oído?.

—Sí, Señor. Informaré a los demás, le aseguro que todo saldrá según lo planeado. —baja su cabeza en forma de respeto y reverencia, haciendo que sus pasos hagan eco en la silenciosa sala cuando se dispone a marchar hacia la salida.

—Eso espero, soldado.


...


—¿Pero cómo te va a confirmar un insignificante brazalete que soy una de ustedes? Es imposible que lo sea, no tengo ningún superpoder oculto, ni tampoco pertenezco a alguna rama de la realeza, ¡ni siquiera todavía entiendo lo que eres! —vuelvo a intentar incorporarme pero el doliente y persistente dolor en mi zona lumbar sigue presente impidiéndome realizar cualquier movimiento brusco.

—Estás hermosa cuando te enfadas.

—¿Qué? —siento mis mejillas ir ardiendo poco a poco, posiblemente formándose en ellas un notable rojizo por culpa de la inesperada frase que acaba de decir Declan.

—Digo, repito y confirmo que estás hermosa cuando te enfadas. Tus blancas y pecosas mejillas se vuelven de un rojo infernal, provocando a mi ser a pensar cosas no apropiadas ni para mí, ni para ti, señorita. —sus perlas aguas se encogen al reírse por ver mi expresión perpleja y de sorpresa al escuchar llegar a mis oídos esas palabras— Y esos labios, no nos olvidemos de esa carnosa y rosada boca de la que podría salir todas y cada una de las cosas que mi mente no para de imaginar desde que la vi por primera vez. —muerdo inconscientemente mi labio inferior, haciendo que la mirada de Declan se dirija velozmente hacia mi acción y que por acto reflejo, la vuelva a repetir asomando a su vez una pequeña asomada de mi lengua por ellos. —Si sigue distrayéndome de esa manera, no podré explicarle y aclararle las demás dudas que tiene. —sonríe de manera provocativa, enseñando sus perfectos dientes blancos y dejando ver en ambos lados de su cara, dos irresistibles hoyuelos.

—S-si...y-yo...Tienes razón, centrémonos en lo que de verdad importa. —sus facciones se endurecen, provocando que su mirada se vuelva más azul y que al mirar hacia mí, mi ser se ponga a su disposición. Incitando las ganas de decirle que quisiera hacer todas y cada una de las fantasías que se forman en su cabeza.

—¿Está segura que eso es lo único que le importa? ¿No tiene curiosidad por aprender otro tipo de conocimientos también relacionado con el cuerpo físico de las personas, sobre la suavidad que sienten dos seres cuando están piel con piel o la exquisita emoción de sus almas al iniciar ese ardiente contacto entre ellos?. —una placentera vibración se promueve por mi columna cuando Declan termina de hablar.

Se mueve ágilmente sobre la cama, acercándose provocativamente hacia mi cuerpo, quedando rostro con rostro y sintiendo por ello, su mentolado aliento en mi cara.

Dark DreamsWhere stories live. Discover now