La Creación

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Su piel era blanca como las nubes de algodón que se posaban en el cielo, su cabello negro como la noche y sus ojos eran hermosos:  de un verde intenso, con pequeños reflejos azulados. Cada una de sus facciones superaban a la otra y juntas daban forma a su rostro perfecto.

Era el mismo rostro que había visto una y mil veces durante eternidades, pero la eternidad no fue para siempre, porque en ese rostro ya no estaba la inocencia ni el amor de antes. Cerré los ojos por un momento intentando alejar el dolor y la pena por el que era mi hermano, por el que alguna vez fue el preferido.

Sus ojos, que ahora mostraban resentimiento y dolor, esos mismos hermosos ojos que en su tiempo fueron pura ternura y devoción.

Él estaba parado en la entrada que nunca más podría cruzar y la culpa me seguía invadiendo, porque yo había formado parte en su castigo. Yo defendí a mi padre, pero traicioné a mi hermano. Al ver su rostro nuevamente, algo dentro de mi cambió. El dolor comenzó a dejar espacio para la rabia y el miedo, sentimientos que eran inapropiados en mi. Busqué apagarlos, dejando de lado la rabia, el miedo aún persistió. Me acerqué a él, tratando de ignorar su odio.

-Luce ¿Qué haces aquí? No puedes entrar, él está furioso, te dijo que no volvieras. Por favor vete, no quiero que te metas es más problemas.-

-¿Ahora me quieres hermanito? Que ironía, ¿no me quieres en problemas? Ya es demasiado tarde para preocuparte ¿no crees?.-

Nuevamente el remordimiento hizo de las suyas, traté con todas mis fuerzas que mi rostro no lo mostrara. Pero él me conocía bien y con sus palabras hizo crecer la herida.

- Yo confié en ti, pensé que me apoyarías. Te lo conté todo, te quería a mi lado. Pero traicionaste a tu hermano y aun así dices que me quieres.- Pues claro que lo quería, pero no a él, si no al hermano que una vez tuve. Su plan era desastroso, una completa locura, pero él no lo entendía, la oscuridad lo tenía ciego hace mucho tiempo.

-Yo no podía apoyar lo que planeabas y mucho menos traicionar a mi padre.- Apenas dije estas palabras me arrepentí. Su cara se transformó aun mas y pude ver en sus ojos emociones que hace un tiempo eran ajenas al azul y el verde.

-Pero sí a mi. Dime Meg ¿Cuanto tardaste en volar a sus pies para delatarme? Eres un traidor, le estarás lavando los pies por todo la eternidad en vez de haber gobernado a mi lado.-

-¿Gobernar qué? ¿Tu mundo asqueroso? Yo lo amo, si lavarle los pies es lo que tengo que hacer, eso haré-

-¿Y el te ama? Mira lo que me ha hecho a mi. Yo era su preferido y mira a lo que me ha condenado por defender a sus malditas hormigas. El dice que nos ama, pero lo único que le importa son esos malditos bichos. Él me sacrificó. Me encargó una tarea que no podía cumplir y luego me abandonó. Algún día te hará lo mismo, escúchame hermano, algún día te arrepentirás y quiero que recuerdes que tuviste la oportunidad de liberarte, pero la desaprovechaste -

Yo había visto como mi hermano sufría por la terea que mi padre le había dado. Las pesadillas, los ataques y como su rostro lleno de pureza se iba transformando, como el rencor lo invadía. Recuerdo haber hablado con mi padre, pero todo había sido inútil.

-Padre, por favor. Él está sufriendo, deja que yo tome su lugar-

-Hijo, él es fuerte, su amor lo salvará.-

-Padre, por favor-

-Mi querido hijo, tu compasión por tu hermano me conmueve. Pero tu no tienes la fuerza sufuciente-

-padre, yo..-

-Meg, estoy ocupado. Cuida de él, es lo único que puedes hacer para ayudarlo. Él aceptó su tarea, ahora debe completarla.-

IUDEXWhere stories live. Discover now