La chica apenas seguía mis pasos, al parecer y a pesar de mis esfuerzos, los míos eran mucho más largos que los de ella. Me esforcé en ir aún más lento, contando los pasos, pero ella seguía respirando demasiado rápido, incluso para una humana. La miré por el rabillo del ojo, su rostro sucio y embarrado era angelical y sonriente. Su piel era como el café con leche, ni morena ni blanca, sus ojos eran marrones bastante simplones y era baja. Seguramente por eso caminaba lento, tenía las piernas cortas. Me di la vuelta y volví a contar mis pasos, concentrándome en ir más lento, aunque ya estaba perdiendo la paciencia.
Podía sentir como me miraba, estudiándome o seguramente estudiando al monstruo dentro de mi. Así era como nos veían los humanos, a pesar de que sus actos no eran menos atroces que los nuestros. Pero algo me decía que esta niñita era distinta, tal vez la forma en que me miraba, o la bondad de su rostro. Aun me sorprendía su amabilidad hacia mi en la oficina de la Señora Melanie, pero seguramente fue solo porque estaba frente a la directora. En su mente, seguramente, estaba pensando que yo era una abominación, que no debería existir, aunque algo me seguía diciendo que no era realmente lo que su mente le estaba diciendo. De un momento a otro, me habló, con voz tímida.
-Señor Ric ¿podría ir mas despacio, por favor?- me detuve y esperé a que alcanzara mis pasos para seguir avanzando. Espere a que estuviera a unos centímetros tras mío para seguir, pero inesperadamente ella se puso a mi lado de un salto y caminó junto a mi.
-¿Puedo preguntarle algo, señorita?- La curiosidad era demasiado grande para reprimirme. Aun no podía entender por qué una humana venía a vivir a un sitio lleno de sobrenaturales y lo que más me inquietaba ¿por qué ella cree que no soy un monstruo? ¿realmente ella cree que no soy un monstruo?
-¿Qué hace una chiquilla como usted aquí?- Apenas pronuncié estas palabras, temí haber sido muy brusco y mis temores se sintieron aun mas fuertes cuando su rostro se oscureció y la tristeza invadió sus ojos. Agachó la cabeza y murmuró muy bajo, pero audible.
-El orfanato donde vivaía se quemó y bueno, yo no tenía donde más ir...- La tristeza de su mirada me golpeó por completo y me sentí culpable por recordarle la tristeza de la soledad. La soledad era algo a los todos estábamos acostumbrados, es lo que nos trajo a este refugio. Y ella estaba sola, era como yo, al menos en lo que a soledad respectaba.
-Como ninguno de nosotros, al parecer está en el lugar apropiado, excepto que usted es humana- Ella levantó su rostro y miro mis ojos. Una sonrisa me deslumbró, ella me estaba sonriendo, a mi.
-Ese no es un problema para mi, y si no es para Melanie, espero que no sea para los demás. ¿es un problema para usted?- Su voz era de sincera duda, como si esperara a que no la rechazara.¿ Qué debía decirle? ¿que los humanos nunca me habían tratado bien y que no esperara que yo no hiciera lo mismo con ella? Solo con ese pensamiento, la culpabilidad me invadió nuevamente. Afortunadamente, no le respondí, ya que habíamos llegado a su habitación. Me detuve y busqué la llave.
-No puede ser- murmuró. Fruncí el ceño.
La señora Melanie me dijo que la trajera a esta zona y la única habitación que estaba disponible ,era la que correspondía al Señor Nicolás. Antes de abrir, me giré para ver su cara, estaba con los ojos como platos.
-Su dormitorio, señorita. La habitación lleva mucho tiempo deshabitada, así que todo está polvoriento. Mañana se le entregarán utensilios de limpieza. La zona del lavado se encuentra en el piso de abajo y hay turnos para cocinar y servir la comida. Se le entregarán apenas la Señora Melanie los tenga disponibles.-
La muchacha murmuró lago ininteligible, soltó las maletas y se giró hacia mi. Inesperadamente saltó a mis brazos y me rodeó con los suyos. Luego besó mi mejilla.
-Muchas gracias señor Ric, por todo- cuando me soltó sus ojos brillaban, en parte de emoción y en parte porque se le habían escapado unas lagrimas. Al parecer vio mi cara de sorpresa, por lo que ese brillo desapareció transformándose en preocupación.
-lo siento mucho, yo no pretendía.....solo.-suspiró.- Lo siento- y nuevamente yo no supe que responder. ¿que se supone que debía decir?.
-si no necesita nada más, la dejo sola para que deshaga las maletas. Si necesita cualquier cosa no dude en avisarme. Buenas noches, vendré a buscarla mañana por la mañana a explicarle donde se encuentra todo- Ella me miró con gratitud, ni siquiera se molesto que no le halla respondido.
-Muchas gracias, de verdad.-
Me fui, apenas ella cerró la puerta me marche para ver a Rose. Se suponía nos reuniríamos hace media hora, pero todo esto con la humana me había retrasado. Por suerte mi compañera era bastante poco puntual, solo tenía que esperar a que esta vez no llegara a la hora, y llegara como siempre: una hora tarde. A pesar de mis esperanzas, apresuré el paso por si acaso hacia el ala de recreación. Estaba de suerte, luego de pasar todos los pasillos llegue al patio central y ella aun no estaba allí. Espere una hora, hasta que apareció con su vestido negro, sus largas piernas morenas y su castaño largo pelo que me volvía loco. Era la mujer lobo más hermosa del mundo y era mía. Mia . Ella se acercó corriendo y me besó. Sus labios se acoplaban con los míos, eran cálidos y suaves. Mia. De un momento a otro ella se detuvo, me miro a los ojos e inspiro. Me miró a los ojos con un rostro confundido y preguntó:
-Ric ¿por qué hueles a humano?- Mierda.
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IUDEX
ParanormalLo eterno no significa para siempre. Toda condena la debe dictar un juez. He vivido muchas vidas, he visto todo tipo de sentimientos. Pensé que lo había experimentado todo, pero me di cuenta que solo lo había visto.