El señor Ric me dejó en mi nueva habitación, la habitación de Nic. Y yo simplemente no sabía qué hacer. Intenté respirar profundamente un par de veces y en el quinto intento el aire pudo entrar un poco más fácil a mis pulmones. Luego de unos minutos estaba lo suficientemente calmada como para darme cuenta que estaba todo cubierto de polvo. Una de las cosas que los recuerdos de miles de años me habían otorgado era que cuando no sabes cómo continuar, comienzas con lo más obvio. Lo más obvio en este caso era limpiar. El señor Ric había dicho que mañana me entregarían útiles de aseo, pero tenía ropa lo suficientemente sucia como para utilizar de sacudidor. Lentamente idee una lista de cosas por hacer, entre ellas lavar mi ropa.
Luego de horas de trabajo, solo quedaba lavar y un baño. Necesitaba urgente un baño, entre el viaje y la limpieza no quedaba nada en mi que no estuviese cubierto de tierra y polvo.
Salí de mi habitación con mi maleta y me dirigí escaleras abajo, donde el señor Ric me indicó que estaban las lavadoras. El cuarto de lavado era oscuro y solitario. Con un suspiro, abrí mi maleta y me dedique a separar la ropa y ponerla a lavar, tomé un poco de detergente de una caja que se encontraba cerca de la puerta. Ahora tenía que esperar treinta minutos y luego otro tanto más por la secadora. Mi único consuelo era poder ponerme ropa limpia luego de mi esperado y soñado baño. Me senté en un sillón frente a las lavadoras y apenas lo hice descubrí lo cansada que estaba. Solo habían pasado unos días del incendio, de la muerte de mis mejores amigos, a los que había causado tanto daño. Nunca imaginé que estaban enamorados y que me veían tan frágil como para no decírmelo. Yo no estaba enamorada de Fil. Él dijo que me quería cuando éramos muy pequeños y todo simplemente continuó. Yo, que me veía como alguien observador, que tengo la sabiduría de la humanidad, no pude cuidar el amor de mis amigos, de mis hermanos.
El tiempo avanza lentamente y el cansancio físico hace mella en mí.
Despierto tiempo más tarde y se que han pasado más de treinta minutos, han pasado horas. Me levanto y traslado la ropa a la secadora. Una hora más tarde tengo toda mi ropa doblada en mi maleta y me dispongo a darme el famoso baño. Salgo del cuarto de lavado y me doy cuenta que el antes vacío pasillo que da a las escaleras está ahora lleno, de mucha mucha gente, y todos ellos me están mirando.
Yo reconozco todos los rostros, unos han matado a muchos, otros solo a unos pocos, otros a ninguno. Se que no hay nada que pueda hacer para que dejen de mirarme y que a pesar de que todos se preguntan qué hace una humana aquí, nadie realmente me va a preguntar. Cierro la puerta de la sala de lavado y me dirijo lo más rápido posible a las escaleras y luego a la habitación de Nic, ahora mía.
Cuando cierro la puerta tras de mi, dejo salir un largo suspiro. Solo espero que las caras de impacto y curiosidad no se transformen en desprecio. No espero tener amigos en este lugar, pero tampoco quiero ser odiada. Solo quiero un lugar donde vivir por un tiempo, hasta que decida cómo continuar mi vida.
Luego de un largo baño, logro dormir en una cama. No han pasado suficientes horas como para sentirme descansada cuando oigo alguien golpear la puerta.
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IUDEX
ParanormalLo eterno no significa para siempre. Toda condena la debe dictar un juez. He vivido muchas vidas, he visto todo tipo de sentimientos. Pensé que lo había experimentado todo, pero me di cuenta que solo lo había visto.