Ya se estaba aburriendo de ver siempre lo mismo.
Ah, pero él sólo se había metido en aquel problema, se llevó a tener las piernas rotas que ahora lentamente mejoraban, se llevó a tener su cuello herido y las vendas sucias causándole comezón, se llevó sólo a ser un alfa humillado encerrado en un sótano.
Nadie lo obligó a entrar a la casa.
Pero es que esta albergaba un olor tan exquisito, una esencia de madera fresca y rosas que emanaba del chico de sus sueños y que tenía su casa inundada de la fragancia.
Fue extraño, ¿cómo un alfa podía expeler un aroma así de potente? ¿eso no era característico de los omegas?
Bum había vivido su vida rodeado de alfas, sus padres lo eran, su tío, incluso su abuela, el linaje de la familia señalaba lujos.
Estaba alejado de eso.
Pero rodeado de estas personas nunca sintió aromas, aparte de uno que otro por emociones fuertes, las fragancias siempre salían de los omegas, para llamar a que los hicieran suyos, se ofrecían a cada alfa de estatus.
¿Qué rayos pasaba con Sangwoo?
Ese chico siempre se había jactado de su condición, hacía alarde de su figura y su fuerza en el ejército por el hecho de ser alfa, pero indiscutidamente el olor salía de él.
Y ese olor, ¡uf!, cada vez que lo sentía un escalofrío le recorría la espalda, ¿era lo que se sentía cuando te encontrabas con tu destinado? ¿era siquiera posible que dos alfas fuesen destinados?
Por eso se había metido en aquellos problemas.
Quizá él era un omega y nunca se había dado cuenta, se contaba que ciertos de estos chicos tenían sus celos con bastante retraso, puede que eso fuera, su cuerpo era débil, contorneado, era la figura perfecta para un omega, las caderas idóneas para dar nueva vida, mientras que Sangwoo tenía la fuerza, los músculos definidos y el carácter predilecto, él sin duda era lo que proclamaba, Bum era la estafa en esta situación.
El siempre había sido la vergüenza.
Pero ahora era una vergüenza y un criminal.
¿Cómo había permitido que ensuciaran sus manos con sangre?
Pero no podía simplemente echarle la culpa a su captor, él solo había dirigido el cuchillo decenas de veces sobre el cuerpo indefenso de la chica que suplicaba por piedad.
Sus instintos se habían descontrolado aquella vez, ni siquiera había sido consciente de lo que estaba haciendo hasta que el cuerpo se desparramó por el suelo del sótano y estaba rodeado de un aura de sangre roja, brillante... Libre.
Sus pensamientos iban a la deriva y deseaba ser sangre, correr libre por todas partes. Pero no la sangre de un ser vivo, esa era libre en sus límites del cuerpo. Ser sangre de una herida abierta, correr, caer y salpicar.
Presionó su muñeca también vendada, sintió un pequeño pinchazo de dolor, ya estaba perdiendo la sensibilidad de sus lesiones. Llegaría pronto al placer de no sentir nada.
Irónico.
Vio el blanco teñirse de rojo y sonrió, mostrando una mueca torcida en el rostro. Demente.
Sus pensamientos eran confusos, enredados, perdidos. A veces disfrutaba su situación, otras lloraba y recordaba tiempos mejores.
¿Realmente los tuvo?
Su pensamiento se vio interrumpido cuando la puerta de entrada al sótano sonó, indicando que alguien entraba.
Le mareó la saturación del aire.
Las pisadas sonaban tambaleantes.
Se sentó lo más recto que pudo. Expectante.
No esperaba sentir el peso de un cuerpo cayendo por las escaleras.
No esperaba que el peso de ese cuerpo fuera el de Sangwoo.
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Se invierten los papeles
Fiksi PenggemarBum sigue encerrado en el sótano, un alfa asfixiado y escondido por otro alfa, pero ¿y ese aroma? Esta historia se encuentra inserta en el omegaverse. Los personajes son de la autoría de Koogi en su cómic "Killing Stalking". Puede llegar a presentar...