Capítulo 9: La bestia en mi

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¡Hola! Perdón por la tardanza...todavía la compañía de telefonía no me pone la línea y mi mosqueo crece por momentos, en fin. Voy actualizando cuando voy pudiendo, disculpen que no sea tan frecuentemente como me gustaría. Espero que en breve se solucione lo de internet y pueda hacerlo más a menudo.

Nuevo capítulo y con acercamiento entre nuestras chicas, disfruten y hasta la próxima. Gracias por los votos.

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Si Malú hubiera sabido lo que iba a suceder ese día, probablemente se habría quedado en casa. Si hubiera sabido lo drásticamente que estaba a punto de cambiar su vida, no habría llevado a Amelia a la escuela, la hubiera dejado en casa jugando con sus muñecas y leyendo; lo que quería su hija. Pero Malú no hacía ese tipo de cosas; no faltaba al trabajo y no permitía que Amelia faltara al colegio, así que cuando su teléfono sonó, alertándola de un cuerpo, llevó a su hija al colegio antes de ir a la dirección que le dieron.

Cuando finalmente llegó a la escena, encontró a Miras, Marín y a Vanesa tratando de echar un buen vistazo a un cuerpo en un coche, al que aún no se les permitía tocar, ya que no habían recibido una orden.

- ¿Qué tenemos? – preguntó Malú mientras se acercaba lo más que podía sin tocar nada.

- Bueno, no podemos determinar la causa de la muerte como tú, pero me atrevo a decir que tiene algo que ver con el picador de hielo que tiene en la cabeza. – respondió sarcásticamente Vanesa, rodando los ojos mientras que otro coche tocaba la pita, queriendo superar la escena del crimen que habían establecido. – Tal vez nunca lo descubramos porque al parecer la grúa no llegará nunca.

- Necesitas ser más paciente Vanesa. – respondió Malú, todavía mirando el cuerpo frente a ella. – Seguro que la grúa estará a punto de llegar, ¿tenemos alguna idea de quién es?

- Aún no. – respondió Miras. – Pero parece que estamos de suerte, la grúa está aquí. – señaló, observando a Vanesa alzar sus manos en un gesto de "ya era hora", antes de ponerle mala cara al conductor. - ¿Crees que deberíamos ayudarlo antes de que pierda el control? – preguntó a Malú, señalando a Vanesa.

- No, eso sólo haría nuestro día más difícil. – respondió Malú con una sonrisa, sabiendo que Vanesa solo se quejaría más si no se le permitiera decirle algo al conductor. – Vamos a centrarnos en conseguir este coche fuera de aquí para que podamos averiguar acerca de nuestro desconocido.

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Tenía una mente maravillosa. Era un ladrón, que robaba las identidades de la gente, pero tenía una mentalidad que a Malú le hubiera gustado estudiar. La morena se sorprendió por su obra de arte y su obvio conocimiento sobre informática y no pudo evitar sentirse entristecida por el hecho de que había hecho un mal uso de su cerebro y había dejado este mundo demasiado pronto.

- ¿Tenemos ya un nombre? – preguntó Vanesa mientras entraba en el depósito de cadáveres, esperando que Malú hubiera encontrado algo, ya que su víctima había hecho todo lo posible para proteger su identidad al quemar sus huellas dactilares.

- Miré sus registros dentales y no encontré nada. – respondió Malú, todavía inclinada sobre el cuerpo. – Pero por suerte para nosotras, no puede esconder su ADN de la forma que escondió sus huellas. Estoy esperando los resultados.

Tal vez fue el destino...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora