Perdido (1)

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Habían matado a los Hombres de Letras Británicos, había dicho la verdad a su madre, lucifer había sido liberado, Rowena estaba muerta, Crowley se había sacrificado. Y en el último momento perdió algo más, además de su madre...

-¿C-Cas?

Cas estaba muerto, atravesado por una espada de ángel.

Cas estaba muerto.

Muerto.

-...

Hacía 9 años que Castiel lo había rescatado del infierno, se había rebelado, peleado por ellos, traicionado, salvado, una y otra vez. Pero nunca logró decir lo que sentía por él, nunca logró decirlo claramente...

"A nadie le importa que estés roto"

"Te necesito"

"Eres familia"

Todas esas discusiones para saber qué hacer, para protegerse el uno al otro, para no estropearlo nuevamente. ¿Habían sido para nada? ¿Todo había sido para nada?

No podía ser cierto. No era cierto.

Nunca había podido decir esas palabras. Se perdían siempre que intentaba ponerlas en su boca.

"Cas"

Su pecho dolía y su corazón se aceleraba al ver a Cas.

Un cabello negro, con mechas cafés si lo veías al sol, profundos ojos azules. Y cuando sonreía, sentía que el mundo era un lugar mejor. Su sonrisa hacía que su vida fuese mejor. Quizás fuera obvio, pero siempre que podía lo observaba: admiraba cual hermoso era, cual valiente era, cual celestial era.

Y ahora no volvería a verlo, a oírlo...

Lo amaba.

Amaba a Castiel, el ángel del señor, el rebelde, su compañero, amigo... lo amaba.

Y nunca podría decirle lo que sentía.

-Cas...

Observó, perplejo, el suelo donde se hallaba el ángel, con sus ojos cerrados.

-Cas... Cas... No, no, no...

Y rompió en un llanto, silencioso.

-Cas, yo... yo... yo...

Las lágrimas caían en el bello y silencioso rostro del ángel.

-Cas, yo... te amo... Te amo... Por favor, ¡despierta! ¡CAS!

Por más que suplicó, nada sucedió. Y el alba apareció rápidamente por las montañas lejanas a la cabaña.

-... Dios, ¡Chuck! Si estás ahí, por favor necesito tu ayuda. Quiero que Cas, que Castiel viva, una vez más... te lo suplico. -pensó con esperanza, mientras los rayos de luz le iluminaban el triste rostro.

Nada. Castiel no se movió. Todo se había perdido para él.

Había perdido a muchos durante su vida, pero ahora estaba inclinado llorando junto al cuerpo de quien amaba. Le dolía el corazón, quería estar junto a él, se sentía débil y desconsolado. Esto también era su culpa. Lo era. Si tan solo hubiese detenido a Kelly, si hubiese buscado a Cas antes, si hubiese sabido que Crowley tenía encerrado a lucifer, si tan solo... si tan solo no hubiese ocultado sus sentimientos a Cas, podrían haber sido felices y más consecuentes con sus actos. Y era tarde. No volvería a escuchar su voz, sus preguntas, su amabilidad, esos profundos ojos azules que lo atrapan y lo envolvían, haciéndolo sentir dichoso de su presencia.

-Cas, ¡Despierta! ¡DESPIERTA!

Todos esos años juntos, todas esas situaciones, todas esas caserías, todos esos problemas ¿para esto? ¿para que muriera a manos de lucifer? No podía ser. Dios no querría esto. Volvería a la vida, ¿verdad? Y aunque siguiera pensando de que no podía ser real, estaba allí; llorando apegado a su pecho, mirándole el rostro, desesperado por ver abrir sus ojos, para oírlo decir "Hola Dean" y confesar cuanto lo amaba, que era su fuerza, su esperanza y que ya no podría vivir sin él, que lo quería para él, que quería protegerlo, quería abrazarlo y sentir su calor, sus manos contra su espalda, tocar su rostro y ver esos ojos azules, mientras lo besaba, sentir esos labios y apretarlos contra los suyos.

Nada de eso sería realidad porque había muerto.

-Te amo, Cas, te amo... Lo siento, lo siento...

Ahora la culpa lo invadía y sentía un nudo en su garganta.

Había perdido lo más importante y Cas nunca sabría que lo correspondía, porque nunca se lo dijo de frente... pero sabía que el ángel lo correspondía a él.

"Te amo"

Oyó esas primeras palabras dirigidas a él. Al principio, creyó que no eran ciertas porque luego añadió "los amo todos", pero después que Crowley lo salvara, reaccionó. Cuando se encontraba en el búnker recordó aquello. Antes de morir Castiel se había confesado.

-Cas... -gimió, ya sin habla.

Y recordó algo más.

-Cas, no.

-Tienen que seguir luchando.

Seguir luchando.

No podía quedarse allí, llorando. No. Estaba triste, dolido, destrozado, pero dentro de él comenzaron a surgir otras emociones: rabia, venganza, confusión. Y no dejaría que estas salieran a flote, Sam no las vería. Lo haría como siempre. Quizás pronto bebería, escucharía música, encerrado, solo... ahora tenían cosas que hacer, cosas de que preocuparse como el nephilim o como traer de vuelta a su madre.

Observando una última vez el rostro de Castiel, Dean se paró, sacudiéndose y mirando hacia el horizonte, había salido el sol. Todo le pareció una eternidad cuando un grito lo alertó.

-¡DEAN!

Era su hermano Sam desde adentro de la cabaña. Buscó su arma y se dispuso, decidido, a entrar al lugar y enfrentar al nephilim. Se pasó la manga de su chaqueta por el rostro, quitando las lágrimas que quedaban.

-Volveré por ti Cas.

Y en el fondo de su corazón albergó el pensamiento de que volvería a ver a Cas con vida, aunque Chuck se tardara en aquello.

Su mente aún estaba perdida con todo lo sucedido, con todas esas emociones que debía esconder, con todos esos pensamientos y recuerdos que tenía que olvidar. Tenía que olvidarse de todo porque ahora, ahora tenía que mantenerse luchando. Por él, por Sam, por Cas y por todos.

Lost... and Found (Perdido... y encontrado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora