Chapter II

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Pasaron varias horas, al menos en los cálculos de Boruto. Ya que sin rastros del exterior, se le dificultaba contemplar el día y la noche, sin embargo no parecía importarle, en estos momentos se encontraba en un proceso que le conduciría a una profunda depresión.

Después de su encuentro con Mitsuki, Boruto permaneció distante y solo había silencio. A partir de conocer la supuesta amnesia de Mitsuki, decidió no hablar más con él, porque simplemente sería inútil intentarlo, él ni siquiera sabía quién era, y tampoco se quería armar un delirio en su cabeza, porque para empezar, ¿cómo había terminado aquí también? ¿Acaso se trataba del Mitsuki que conocía? o simplemente se trataba de una réplica para jugar con su mente. Porque lo más lógico sería que Mitsuki en estos momentos estaba a salvo en Konoha, con Sarada y los demás, no atrapado con él. Le resultaba imposible creer que quieran secuestrar a Mitsuki también, Boruto era el hijo del Hokage con sangre de los clanes más poderosos, con un poder único en su ojo derecho, que probablemente sea por ese poder de su ojo la razón del secuestro. No obstante, Mitsuki era hijo de un tal Orochimaru, quizás era un ninja poderoso, incluso más que él, pero qué ganarían con eso. Boruto estaba seguro que esa noche del secuestro se encontraba totalmente solo, excepto por ese misterioso captor que salió de la nada.

Nada tenía sentido, y teniendo en cuenta la condición de Mitsuki, sería inútil averiguarlo.

De pronto Boruto sintió como una corriente extraña recorría por su cuerpo, un calambre desde los pies hasta la nuca. Su cuerpo no reaccionaba como correspondía a sus órdenes, Boruto no tardó mucho en determinar con pánico lo que se trataba.

Parálisis.

Boruto movió sus ojos hacia Mitsuki, este permanecía relajado en el otro extremo observándolo en silencio con displicencia.

La puerta nuevamente se abrió, y el mismo misterioso sujeto ingresó, Boruto recorría con la mirada examinando al posible captor, se notaba que era un ninja, y lo vio con una máscara puesta que Boruto reconoció que se trataba de esos que usaba el AMBU. No podría deducir de quien se trataba con exactitud, pero al menos se daba una idea de que se trataba de alguien que estuvo en algún tiempo en Konoha. Para la sorpresa de Boruto, el sujeto se inclinó frente a él, el joven estando paralizado, estaba a merced de lo que podrían hacerle, sin capacidad de defenderse. El sujeto extrajo una jeringa lo cual hizo que el pánico invadiera al joven, y le introdujo la pequeña aguja en el cuello de Boruto en donde recorría un extraño líquido.

Lo que le sorprendió es que el sujeto no haya repetido el acto con Mitsuki, simplemente luego de esto, su captor se retiró y de nuevo el silencio reinó.

Pasaron unos minutos después cuando el cuerpo de Boruto volvió a reaccionar, pero en vez de alegría por recuperar el control de sí mismo, se tocó la zona del cuello preguntándose qué clase de sustancia le habían introducido, le angustiaba la idea de que se tratara de alguna clase de experimento o alguna forma de dejarle secuelas en el futuro.

— ¿Qué es lo que quieren de mí? — dijo mirando con soslayo a Mitsuki, este solo lo observaba con seriedad, de hecho, sus ojos no perdían la vista de él, y Boruto lo sabía, desvió su mirada y golpeó la puerta con su puño una y otra vez.

Pues claro, él tiene la sangre Uzumaki y Hyuuga corriendo por sus venas, se sentía estúpido por solo planteárselo, incluso podrían usarlo como una herramienta para atacar la aldea y esto solo era el comienzo.

Los nudillos se desgarraban, pero eso no parecía importarle a Boruto más que la humillación de no poder hacer nada al respecto, y la sangre que emanaba solo servía de consuelo para dejar un rastro. Él estaba allí, encerrado, todos tenían que saberlo, tenían que rastrearlo.

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