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Quiero editar la historia porque tiene unas cuántas faltas pero no quiero perder mucho tiempo leyendo porque tengo otras historias que actualizar así que les agradecería que cuando encuentren una falta o incoherencia la comenten en el párrafo que está. Se me haría mucho más fácil porque sus comentarios me aparecen en las notificaciones y así voy directamente a donde está la falta y la corrijo

Gracias 😘

***

Llevaba horas caminando, su celular estaba sin batería hacía ya un rato, había tirado sus altos tacones de diseñador después de caminar con ellos por una hora, su reloj de oro marcaba las 2:47am, sus pies quemaban por tanto esfuerzo y sangraban al igual que sus manos y brazos después de haber caído varias veces en el bosque. En una de esas se había hecho un corte en la cabeza cerca de la frente, y su mejilla derecha estaba cubierta de sangre la cual se comenzaba a secar con el frío viento de invierno. Su vestido originalmente blanco estaba cubierto de tierra y manchado del rojo de la propia sangre. Por suerte, después de tantos golpes y tropezones, encontró la carretera.

Pero también después de tanto tiempo, la adrenalina que quemaba en sus venas al escapar, se había esfumado trayéndole otro problema a cuestas.

El frío.


Tenía mucho frío... tanto frío, y ese maldito vestido hacía nada por abrigarla.

***

Había sido un largo día para los tres hermanos, entre reuniones, conferencias y firmas de contratos.

Ahora como todo lo rudos que son viajaban en una Range Rover roja con vidrios negros y techo blanco. Una perfecta combinación, según ellos.

- Odio usar traje- se quejó el menor de los tres, desde atrás en donde intentaba librarse de su corbata.

- Lo sabemos, Trevor- respondieron los dos mayores al mismo tiempo. Ya bastante fastidiados por sus incesantes cotorreos.

- Llegaremos en unos diez minutos, deja de quejarte- dijo el mayor desde el asiento del acompañante.

Era el más serio de todos. Con un aura dominante y fuerte que atraía a las mujeres e intimidaba a los hombres. Aunque cualquiera que quisiera conservar todos sus dientes en su lugar no se atrevería a llamar débiles a alguno de los dos menores.

El del medio era médico, había comenzado a estudiar enseguida que terminó el instituto y a los veinticuatro años se había recibido. Ahora con veintisiete, cambiando completamente de rubro, se encargaba de la empresa junto con sus hermanos. Se había dado cuenta de que a pesar de gustarle la medicina y de que se le daba muy bien, no tenía interés en estar metido en un hospital tratando enfermos. Prefería hacer sus propias e individuales investigaciones sobre la anatomía femenina.

Echando un vistazo a su reloj podía decir que al fin su gran mansión estaba a unos diez minutos, los tres estaban cansados deseando llegar para tumbarse en sus camas y dormir hasta la próxima semana. Los últimos días habían sido difíciles y solo deseaban tomarse vacaciones.

Con ese pensamiento el hábil médico pisó el acelerador cada vez con más ímpetu, pero entonces de un momento a otro frenó haciendo chillar las ruedas contra el asfalto, provocando los quejidos y maldiciones de sus hermanos.

Nuestra Fugitiva #1 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora