C i n c u e n t a y s i e t e (especial)

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Propuesta

-¿Acabas de oír a esa señora que pasó y le dijo al esposo que eramos tiernos no? -exclama Abril asqueada.

-La próxima vez voy a llamarte para preguntarte que vas a usar -comenta riendo Julio.

-Si, por favor.

-¿Te gustó la cena? -interroga un poco nervioso. 

-Me encantó. Fue maravillosa, gracias, Julio.

-Igual todavía la cita no termina falta un lugar por ir -agrega dandole intriga a su compañera.

-Pero ya son más de las diez. Esta todo cerrado.

-¿Y quién dijo que es un local?

Abril lo mira extrañada y luego sonríe abiertamente.

-Entonces vamos para allá.

Julio la toma de la mano y se dirige a su auto. Una vez arriba de él se dirigen hacia las afueras de la ciudad. Habrán estado aproximadamente quince minutos en el auto cuando, Julio, estaciona en la orilla de la carretera. Del bolsillo saca un pañuelo.

-Voy a colocar esto en tus ojos ¿De acuerdo?

-De acuerdo -exclama dudosa Abril.

Cuando termina de atar el pañuelo en la nuca de Abril vuelve a poner el auto en marcha y sigue conduciendo. Pasados otros cinco minutos, Julio, vuelve a estacionar.

-Llegamos.

-¿Me puedo sacar esto de los ojos entonces?

-Todavía no. Aguarda un momento más.

Julio sale del auto y se dirige hacia la puerta de Abril.

-Aquí estoy. Dame la mano que voy a ayudarte a bajar.

Tanteando todo a su paso, Abril, encuentra la mano de Julio. Primero baja un pie y luego el otro. Julio la ayuda a pararse y ella se desestabiliza y cae. Suelta un pequeño grito justo cuando Julio la atrapa.

-Tranquila, aquí estoy. Siempre voy a estar.

Caminan hacia un banco blanco y se sientan. Julio armoniosamente le desata el pañuelo. Abril se queda maravillada por el paisaje que esta frente a ella. Pensaba que el único mirador que había en la cuidad era el que estaba cerca del río. Este está mucho más alejado y más alto. Por ese motivo puede observar toda la ciudad llena de luces que brillaban cual estrella. El parque central se ve hermoso desde allí, todos sus árboles mueven sus hojas suavemente e ilustran sombras en el suelo que de pequeña le hubieran aterrorizado, sin embargo, ahoro solo le parecen tranquilizadoras. La ciudad esta rodeada de un espeso bosque y más lejos de montañas. El lugar se ve tan calmado y hermoso. Es un placer para sus ojos.

-Esto es una maravilla, Julio -exclama deslumbrada Abril.

-Sabía que iba a gustarte. Te traje hasta aquí para decirte algo muy importante.

Abril deja de ver el paisaje y gira su cabeza a Julio.

-Iba hacer un discurso hablando de cuando te conocí y de lo que yo sentía por ti en mis años de secundaria, pero me di cuenta que iba a ser muy cansador y penoso, por lo tanto, cambié de idea y eso fue más o menos hace cinco segundos así que voy a improvisar -hace una pausa y suspira temoroso-. Durante mucho tiempo siento cosas inexpresables por ti. No siento mariposas en la panza, ni un huracán, ni un terremoto, ni nada de eso que hablan en las canciones de amor. Siento que mi corazón late tan rápido a tu lado que se me va a salir, cuando toco tu mano un torbellino de sentimientos surge dentro de mi y ni siquiera sabía que tenía tantas emociones. No soy romántico y nunca lo fui, pero creo que tu estas haciendo florecer esa parte escondida en mi. Sinceramente nunca pensé que iba a estar tan loco por una chica como lo estoy de ti. Veo tus ojos y lo único que pienso es que moriría si algún día no me miran de la manera en la que lo haces ahora. Con su hermoso azul intenso. Radiantes. Cuando me sonríes mi respiración se corta y cuando me besas... Cuando me besas siento que soy tu obra de arte, que tu eres el pintor y yo el lienzo en blanco ansioso por ser pintado. Comencé a escribirte aquellas cartas y sentí que arriesgaba todo. Pensé que no era malo intentar y me fue bien. Mírame, aquí estoy, en frente de la chica que me a gustado por años hablándole de cuanto la quiero. Si hay de algo que no me arrepiento es de enviarte esas notas, porque ahora puedo decirte feliz y orgullosamente. ¿Quieres ser mi novia Abril?

Abril emocionada y con lágrimas en sus ojos abraza intensamente a Julio. Lo abraza con tanta intensidad que parece que si lo suelta muere. Él le corresponde de la misma manera. Nunca un abrazo había expresado tantas emociones.

-Claro que acepto ser tu novia, Julio.


AbrilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora