Querido Julio:
Ya ha pasado más de un año de que no sé nada de ti. Desapareciste de mi vida luego de aquel día en que encontraste las notas. No debería sorprenderme ya que al final de esta expresaste nunca más querer cruzarte conmigo. Todavía me acuerdo de llegar a mi casa y oírle decir a mi madre "Julio ha estado aquí. Me dijo que quería darte una sorpresa para cuando llegaras, pero se fue antes de tiempo ¿sabes si no le pasó algo?" En ese momento me dí cuenta que todo estaba arruinado. Subí corriendo a mi habitación, mis cartas estaban en su lugar, pero en el medio del escritorio había una que no era mía. Todo lo que escribiste allí era verdad. Déjame decirte que tenías razón. Era una mentirosa. Nunca había sentido verdadero dolor. Nunca hasta ese momento. No había sido consciente de lo que te causaría todo lo que estaba haciendo hasta que leí tus palabras. Ahí fue cuando en serio sentí dolor. Cuando choqué contra la realidad tan fuerte que me avergoncé de mí misma. Entendí la indignación y el enojo de David. Lo peor fue darme cuenta que mi miedo a que nunca me perdonaras (a pesar que decías haberlo hecho) se hizo realidad y yo lo aceptaba. Fui cruel y egoísta con alguien que no lo merecía. No merecías nada de lo que te hice, Julio. Fuiste y estoy segura que sigues siendo una persona maravillosa. Que amaba con cada partícula de su ser. No hay palabras que se asemejen a lo que siento cada vez que recuerdo que yo rompí a aquella persona magnífica. Te saqué tu fe en el amor. Rompí tu corazón.
Decidí escribir esta última nota porque hoy te vi caminando por la ciudad. Tuve la intensión de acercarme. Decirte que lo siento en persona, sin embargo, no me animé. Tú te veías tan bien que sentí miedo. Miedo de acercarme y que tu mirada cambiara, pero sin que yo quiera me viste, no estábamos tan lejos al fin y al cabo. Tus ojos sí cambiaron. Ya no tenían ese brillo tan particular que poseían cuando me mirabas. Me saludaste con la mano y correspondí. Luego seguiste caminando como si nada. Yo quería correr a ti, abrazarte, decirte que te extraño. No pude. Sabía que sería egoísta. Ya me habías superado y ahora yo tenía que hacerlo contigo.
No hay día que no lo lamente, Julio. Sé que ya es tarde, lamentarse no sirve y tú ya te fuiste.
—A
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Abril
Short StoryElla es Abril. Él es Julio. Julio le escribe notas a la chica que siempre amó. Abril es la chica que siempre amó. Julio dice ser el invierno. Abril no entiende que ella es su otoño.