Capítulo 19

1.2K 87 11
                                    

En frente de la casa de Charlotte. Castiel y Charlotte.

[Narra Castiel]

Castiel: ¿Lo has hecho aposta, verdad?

Charlotte: No sé de qué me hablas, Casti...

Suelto un bufido y la miro con repugnancia y odio.

Castiel: ¡Y deja ya de llamarme Casti! No vamos a volver a vernos.

Y dejando a Charlotte con la palabra en la boca, voy a hablar con Sucrette. Debe de estar fatal, pero tengo que asumir todas las consecuencias. A pesar de que eso conlleve a romper la relación.

Conforme voy acercándome, puedo ver dos figuras. La de Dakota y Sucrette besándose.

Ardo de rabia, me acerco allí con el puño preparado.

En medio de la carretera. Sucrette y Dakota.

[Narra Sucrette]

Dakota acababa de besarme, y aunque me duela decirlo... me ha gustado aquel beso. Vuelvo a abrazarle.

Dakota: A mi lado prometo no serte infiel nunca.

Yo sollozo de nuevo en sus brazos, que me rodeaban con firmeza. Abro mis ojos y puedo ver a Castiel acercándose. Cómo pudo hacerme eso... Yo le entregué mi corazón, ¿y así me lo paga?

Castiel: ¡Sueltala ahora mismo!

Dakota le lanzó una mirada vacilante, sonreía.

Dakota: No creo que tengas derecho a mandar demasiado. La has dejado destrozada.

Castiel: ¡O la sueltas o te comes el suelo!

Sucrette: ¡No! ¡Déjale!

Castiel agarró del cuello a Dakota, que ahora ya no sonreía sino que temblaba ante su impotencia.

Castiel: Vete de aquí o te las verás conmigo.

Lo dejó libre, pero se quedó firme a mi lado. Castiel se abalanzó sobre él, dándole un puñetazo en la mandíbula. Charlotte aparece corriendo detrás.

Charlotte: ¡Casti!

Castiel me cogió en brazos, inmovilizandome, y se fue corriendo de allí. Yo intenté escabullirme pero fue imposible.

Sucrette: ¡Castiel, sueltame!

Le di unos cuantos golpezitos en la espalda, sin embargo el seguía corriendo hacia quién sabe donde.

Comenzó a bajar hasta llegar a la playa, se acercó a la caseta y allí me encerró. Me bajó y me atrapó con sus brazos.

Castiel: Necesito que me escuches. Yo no quería...

Mi bofetada calla todas las palabras falsas que venían a continuación. De mis ojos brotan lágrimas de impotencia y dolor.

Sucrette: No necesito que me expliques nada, Castiel. No eres el primero que me miente. Podré superarlo, tranquilo.

Castiel: Estonces... ¿hemos cortado?

Sucrette: Sí.

Castiel no lloró, simplemente cerró los ojos y pretó con fuerza sus puños. Me dejó libre y me abrió la puerta.

Sucrette: Gracias...

Castiel empezó a pegarse a sí mismo nada más salir yo. Desde la playa le miraba con lástima. El muy imbécil puede que se hiciera daño... Pero no puedo continuar con esto. Miro al frente, y me dirijo a mi casa. Otra etapa de dolor aparecería en mi vida.

En la caseta de la playa.

[Narra Castiel]

Soy un estúpido, no debí de haberla tratado como a las demás. No le he sabido valorar como debía. Imbécil, imbécil, imbécil. Me doy cabezadas contra la madera de aquella caseta hasta que mi cuerpo no puede más.

De algunas partes de mi cabeza brota sangre, pero ya no importa.

De camino a casa de Agatha

[Narra Sucrette]

Me limpio las lágrimas de mis ojos y absorbo la moquita de mi nariz. No puedo creerlo... Y a saber lo que han hecho a parte de eso. Ha sido un error perder la virginidad con el. Pero ya no hay vuelta atrás, tengo que ser fuerte como cuando lo fui en la ruptura de Alejandro.

La primera semana es la peor, pero después te acostumbras a vivir sin su compañía.

Soy una maldita ilusa, no voy a confiar en nadie nunca más.

Abro la puerta con temblor y me dirijo a mi cuarto sin dar ninguna explicación. Mi tía me mira extrañada, por eso me sigue hasta mi cuarto.

Agatha: ¿Qué ha pasado?

Agatha me abraza fuertemente contra su pecho, me agarro a su jersey y lloro desconsoladamente.

Sucrette: Castiel... se estaba besando con otra.

Agatha: ¿Cómo? ¿Ahora mismo?

Sucrette: Sí...

Agatha: No puedo creerlo, jamás vi a un chico más cretino que este.

De repente coge mi rostro con las dos manos y sonríe.

Agatha: No debes llorar por alguien que no daría un vaso de agua por ti, cariño.

Sucrette: Ya lo sé, pero...

Agatha: Pero nada. Hoy desahogate y mañana será otro día. Será mejor que hagas alguna cosa pasa no pensar en el.

Sucrette: Mañana he quedado con unas amigas...

Agatha: Oh, pues mejor. Ya verás como apenas le recuerdas. Además, hay más peces en el agua. Tranquila.

Asiento, Agatha besa mi frente con dulzura y se marcha cerrando la puerta tras de sí.

Yo escucho Cadena Dial hasta que mi sueño puede conmigo y cierro los párpados adentrándome en un sueño placentero.

Corazón de Melón: A tu lado, por siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora