Capítulo 28

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[Narra Armin]

Todavía siguen buscando a Sucrette y a Lysandro. Han desaparecido de la nada.

¿Dónde se habrán metido?

[Narra Nathaniel]

¿Entre Sucrette y Lysandro hay algo? Es demasiada casualidad que hayan desaparecido a la vez. Debo encontrarles para descubrir qué hay entre ellos, y por deber de un delegado.

Decidí ir por la parte trasera, pues es la zona por la que nadie suele pasar. Ni los profesores. Solamente en verano, y sería el lugar ideal donde esconderse de una buena bronca.

Mientras iba caminando, divisé a lo lejos una luz, qué extraño...

¡La biblioteca abierta!

Asomo la cabeza pero al parecer no hay nadie.

Nathaniel: ¿Sucrette?

La respuesta es un silencio inquietante. Cierro las persianas, y a continuación la puerta tras de mi. Supongo que deben estar cerca. Continúo andando, y me encuentro al profesor Ferres.

Profesor Ferres: Vaya, Nathaniel. ¿Qué haces por aquí?

Nathaniel: Busco a dos alumnos que han desaparecido en el instituto.

La expresión del profesor se ensombreció, había pánico en su mirada.

Profesor Ferres: Espero que aparezcan pronto. Se van a llevar una buena... ¿Cuáles son sus nombres?

Nathaniel: Sucrette y Lysandro.

Profesor Ferres: No llevo aquí demasiado tiempo, pero creo que son unos alumnos muy tranquilos. Amor, amor...

El profesor continuó caminando, y yo me quedé sellado en mi sitio, repitiendo la palabra AMOR. ¿Puede ser que entre ellos dos haya surgido? Ahora que Castiel no está...

No quiero levantar sospechas, pero...

Será mejor que los encuentre.

Continúo caminando, al otro lado de la puerta se escucha el chapoteo del agua, y unas risas.

"PISCINA", leo en la inscripción.

Abro la puerta un tanto, y me asomo. Efectivamente, Sucrette y Lysandro están en la piscina.

Aunque no han notado mi presencia.

Nathaniel: Ejem, ejem.

Sucrette: ¿Nathaniel?

Nathaniel: Toda la clase os está buscando. ¿Os parece maduro lo que habéis hecho? A mí me parece algo egoísta, obligar a vuestros compañeros a recorrer todo el centro e interrumpir las clases.

Lysandro: Mis mas sinceras disculpas, todo ha sido culpa mía.

Él se pone delante de ella, para protegerla. Pero ella sale de la piscina con la ropa mojada, pegada a su perfecto cuerpo. Lo que hace que todavía esté más sexy. Quería acariciarla, besarla como en la cabaña. Abrazarla para que dejara de temblar mientras yo escucho a su corazón.

Sucrette: ¿Me has oído?

Nathaniel: No, perdona. Estuve pensando en otra cosa. ¿Qué me decías?

Sucrette: ¿Hay algo que te preocupe? Puedes contármelo.

Nathaniel: Pero, es que...

Ella suspiró, en señal de "No tienes remedio", me cogió de la mano y me llevó afuera.

Sucrette: Puedes contarme lo que sea.

Nathaniel: Pero si te lo cuento...

Sucrette: ¿Qué?

Corazón de Melón: A tu lado, por siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora