Capítulo IV

769 65 20
                                    

*Canción que canta Asuna: The other side - Alessia CAra, recomiendo buscarla en internet para ambientar, es preciosa*


Sugu me miraba inquisidora y con el ceño fruncido, en ocasiones parecía que iba a atreverse a preguntarme algo, pero nunca terminaba de dar forma a su intención, así que me observaba. Mi paciencia comenzó a agotarse.

— ¿Tengo monos en la cara hermanita?

— No. – Dio un bocado a su almuerzo sin dejar de observarme.

— ¿Entonces?

— Sonríes... ¿por qué sonríes? Tú nunca sonríes. – Alcé mi ceja ante su comentario. – Bueno... no me entiendas mal, si sonríes, pero no habitualmente ¿sabes? Suele ser serio, siempre con tu halo de hombre reflexivo, algo taciturno en ocasiones...

—¿En serio? ¿Taciturno? Eso dolió Sugu...

— ¿Qué! ¿Acaso los artistas no lo sois un poco? Pensaba que era parte de vuestro halo de misterio – una burlona sonrisa se dibujaba en sus labios. – Pero volviendo al tema que nos ocupa ¿qué te está pasando hermanito? ¿Qué es lo que te tiene tan contento? O mejor dicho... ¿quién? – Casi me atraganto con su pregunta, empecé a toser desesperado, mi bocado se coló por el conducto que no era. Intenté alcanzar mi vaso de agua pero Sugu se me adelantó disfrutando de mi agonía, las lágrimas me caían por las mejillas. – Hasta que no me digas quien es no pienso devolverte tu bebida.

Tosí, tosí con fuerza sin dejar de hacer aspavientos, hasta que finalmente pude tragar el trozo de comida que se me atravesaba.

— ¿¡Estás loca!? ¡Casi me ahogo!

— No seas exagerado... Bueno ¿me vas a contar o qué?

— No hay nada que contar ¿acaso no puedo estar contento? – La expresión de Sugu me daba a entender que no le convencía mi respuesta. Pero lo cierto es que ni yo era consciente de porque me sentía así, simplemente algo en mi interior me hacía sonreír, sobre todo desde... desde la noche de improvisación en el local de Andrew con Asuna. La idea de empezar a trabajar y componer algo original con ella me emocionaba. Nunca antes me había encontrado con alguien así, con esa capacidad de erizarme los pelos con una simple nota bien entonada, era un don natural el de esa chica y yo había tenido la suerte de presenciarlo. Por otro lado, todo en ella me parecía casi irreal, mágico, no podía evitarlo, deseaba que acabaran los ensayos para poder estar con ella a solas de nuevo. Era inútil pretender engañarme, mi interés por aquella chica era más que profesional.

Cuando acabamos el ensayo ese día forcé el quedarme algo rezagado, Asuna se había comportado normal, como si... como si nada hubiera sucedido. ¿Acaso se había arrepentido? Después de un rato me di por vencido y recogí mis cosas. Pensé en ir un rato con los chicos a tomar algo, pero en el fondo no me apetecía mucho... quizás Sugu tenía algo de razón... me sentía... taciturno. Decidí que lo mejor era ir a casa.

— ¿A-Asuna? – iba tan perdido en mis propios pensamientos que no me di cuenta que ella esperaba junto a mi moto.

— Hola Kirito... perdona, no sabía donde esperarte. – Un leve rubor carmesí iluminó su rostro, su perfecto y delicado rostro. Se me hacía raro que me llamaran de esa manera fuera del local, sin embargo, oírselo a ella me gustaba. Me quedé absurdamente callado observándola, no sabía cómo reaccionar. – Me preguntaba si...- acariciaba nerviosa los nudillos de sus dedos sin perderlos de vista – si podrías ayudarme con lo de componer.

Me limité a asentir y pasarle uno de los cascos de la moto. Volví a sentirme feliz.

%%%%%%%

- ¿Seguro que a Andrew no le importará? –Asuna se encontraba parada junto al piano mientras yo encendía las luces del escenario. Llevaba una falda de vuelo ligera y una blusa blanca, sencilla, pero que al mismo tiempo destacaba su feminidad. Me acerqué hasta el piano tomando asiento e invitándola a hacer lo mismo.

- Enséñame lo que tienes. – Su cercanía me ponía nervioso, olía demasiado bien.

- De momento creo que es más una idea que algo concreto, el trozo de una letra que empieza a tomar forma en mi cabeza. – Asuna tocó cuatro notas en el piano con su mano derecha mientras tarareaba una estrofa.

Somewhere far, far away (En algún lugar muy, muy lejano)

Beyond the crowded city lights (Mas allá de la multitud de luces de la ciudad)

I wanna open up my eyes (Quiero abrir mis ojos)

And see you on the other side (Y verte en el otro lado)

Cantaba con timidez, la chica segura que cada día se ponía frente al micrófono del estudio había desaparecido, se mostraba avergonzada. Sin embargo, aquella voz entrecortada y quebrada no era más que el reflejo de algo muy íntimo, su canción, eso la hacía especial, tenía una magia que "la otra Asuna" nunca llegaría a alcanzar.

Cuando terminó apenas era capaz de mirarme a los ojos.

— Ya ves, es sólo una idea...

— Pero tiene potencial, créeme. –La sonreí mientras intentaba mostrarme profesional. — Déjame probar algo.

Había mentalizado el ritmo de la canción y, mientras lo hacía, en mi cabeza podía ver el resto de notas que la completaban. Casi sin pensarlo comencé a tocar añadiéndole compases y florituras para conseguir darle cuerpo y sonoridad. Cuando finalicé, Asuna me miraba entusiasmada, el brillo en sus ojos hablaba por sí mismo, la gustaba y la hacía feliz, y aquello, me hacía feliz a mí.

— Sigamos trabajando.- Notaba que si ninguno de los dos tomaba las rienda iba a perderme en aquellos ojos castaños. – Quizás si completamos la melodía te sea más fácil continuar con la letra.

La noche se nos echó encima antes de lo que creímos, así que cuando Andrew llegó al local para prepararlo y abrir no nos dimos ni cuenta. Era tarde y tenía hambre así que invité a Asuna a ir a comer unos sándwiches a lo que aceptó encantada.

Desde que abandonamos el local no paraba de hablar, aunque a mí no me importaba escucharla, no sé si era su voz, sus historias, su calidez natural o simplemente todo ello lo que conseguía darme cierta paz. Era curioso como una persona puede cambiar la percepción de tu realidad con tanta facilidad. 

Your SongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora