'UNO'

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Las sirenas militares sonaban en la distancia. En poco tiempo el pueblo granjero de Raymill sería evacuado por los soldados armados con pistolas eléctricas y látigos. Un aviso de bomba se cernía sobre Windcall. No era nada nuevo, pues desde hacía varios años Callenmill era bombardeado por su único país vecino: Answermill.

Un chaval alto, de pelo moreno, ojos azules hipnotizantes e independiente de naturaleza llamado West Roguen vivía en el bosque, a las afueras de Raymill y le daban igual los avisos de bomba. Él tenía su casa encima de un árbol y su refugio a 5 metros bajo el suelo. Allí era donde él siempre acudía cuando bombardeaban y dónde se reunía con las dos únicas personas a las que podía considerar amigos: Aiden y Jane, los nietos huérfanos del viejo Ted.
West bajó al refugio,  se acomodó en el sofá de tela negra que había bajado hace un par de años, se tapó hasta las orejas con una gruesa manta de lana beige y se quedó dormido.

Era pequeño, tendría unos 9 años. Se movía por el bosque bastante asustado, no paraba de mirar hacia todos lados. Escuchó un golpe y rápidamente se escondió detrás de un arbusto.
- Tenemos que atacar, yo ya no voy a esperar más - Dijo un hombre de unos 40 años. Tenía una barba canosa y era muy alto. A West no le sonaba de nada, seguro que era de Groundcall.

- No sabemos si son espías con seguridad, señor- Respondió otro hombre más joven, sin duda preocupado.

Definitivamente eran de Groundcall, el joven llevaba ropa más moderna con las iniciales《GC》Cosidas.

- Me da igual, en el caso de que fallemos sólo serán... - La frase quedó interrumpida por West, que hizo ruido sin querer y tuvo que huir rápidamente -¿Ha oído eso?

-¿A qué se refiere, señor? - Dijo el joven distraido

-Nada, me había parecido oir algo. Sigamos.

West se despertó sudoroso y alterado. Una vez más, volvía a tener el mismo tipo de sueño. No se podía creer que aún siguiese igual que cuando tenia 5 años.
- Tranquilo, West. Estamos aquí, contigo- Dijo Jane. Lo cual tranquilizó notablemente a West.
Sus dos amigos siempre iban a buscarle después de los bombardeos, por lo tanto no le sorprendió.
Aiden tenia 16 años, como West. Tenía el pelo castaño claro, los ojos verdes y una sonrisa definitivamente preciosa. Era bastante divertido, humilde y trabajador; y siempre sabía qué decir. Todo el mundo lo conocía por su don en sacarle una sonrisa a la gente.
Jane era un año menor, medía un metro sesenta y cinco, pero parecía más pequeña. Siempre pasaba desapercibida entre la gente y se camuflaba estupendamente. Aunque, dada la fama de su hermano, la gente solía saludarla. Sabía de todo y siempre estaba dispuesta a ayudar.

-¿Han habido muchos heridos o fallecidos?-Preguntó West intentando cambiar de tema mientras intentaba realentizar sus pulsaciones.

Aiden y Jane cruzaron una rápida mirada que a West no le gustó demasiado.

-No- Respondió Aiden- Todos llegaron a sus refugios a tiempo y extendieron la capa de protección. Aunque el pajar de Max se ha incendiado.

-Es verdad, se ha salvado por los pelos- Secundó Jane.

-Todo se está yendo a la mierda- Dijo West harto de tener que estar siempre igual.

Los tres se quedaron en silencio durante un rato, no era un silencio incómodo, de hecho, era mas bien recomfortante.

-Algo no va bien- Dijo Aiden con un tono de voz preocupante, atento al silencio.

- Tú solo descansa- Le dijo West.

-Deberíamos salir a ver que pasa.

- Ni hablar ¿Estás loco?- Dijo West atónito.

- Estoy de acuerdo con Aiden- Añadió Jane- Hay demasiado silencio.

-Yo voy a salir- Declaró Aiden- Algo va mal. Lo presiento.

-De acuerdo- cedió West- pero solo 5 minutos.
Lo que West no sabía en ese momento era que esos 5 minutos decidirían su vida.

Subieron a la casa de West. Éste no paraba de pensar que las bombas, en cualquier momento, podrían caerle encima. Lo raro era que no se escuchaban explosiones.

La granja humeante de Max se divisaba al fondo. Se quedaron mirandola en un silencio aplastante que se ceñía sobre Raymill. Nadie supo qué decir.

A los 2 minutos, una figura se distinguió a lo lejos en la espesura de los helechos del bosque. De hecho, corría hacia ellos. Cuando le quedaban solo 50 metros por recorrer, los chicos lo distinguieron, era el viejo Ted. El abuelo de Aiden y Jane. Gritaba algo que, a pesar del silencio, no sé entendía.

-¡Iros!¡Corred!¡Vienen a por vosotros!- Se le entendió al fin. Y, nada más oirlo, a West le entró una oleada de miedo, como en sus sueños- ¡Huid!¡Rápido!

El primer instinto de West fue empezar a correr, hasta que se dio cuenta de que ninguno de sus dos amigos le seguía e inmediatamente se paró.

-¿Qué dice?¿Vienen a por nosotros?¿Quién?- Se preguntó Aiden- ¡Abuelo!¿¡Qué está pasando!?

Antes de que pudiera contestar, un disparo rasgó el silencio y el cuerpo del viejo Ted cayó al suelo sin vida.

CALL, ANSWER AND WATCHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora