CALL, ANSWER AND WATCH

'DOS'

Al principio, Aiden y Jane se quedaron en shock, pero no tardaron en reaccionar puesto que más disparos rasgaron la nada. En cuestión de segundos, aparecieron tres figuras negras a lo lejos.
Si había algo que West tenía claro en ese momento, es que no podían desaprovechar la oportunidad de huir que el viejo Ted les había conseguido. No después de lo que había pasado.

-¡Corred!¡Al búnker!¡Ya! - Les gritó.

Nadie se opuso y le hicieron caso. Pero el búnker estaba demasiado lejos. No lo conseguirían los tres sin que los atraparan. Tenían que pensar en otra opción.

En un intento desesperado de salvarse, West propuso algo -¡No nos da tiempo!¡Dispersaros y esconderos!

Y eso hicieron, cada uno se fue por un lado escondiéndose lo mejor que podían y guardando silencio aterradoramente.

West y Jane se sacaron las dagas que siempre llevaban con ellos. Le pasaron una de forma que los tres tenían dos. Arriesgándose, West sacó la cabeza por detrás del helecho en el que estaba escondido. Lo siguiente que vio fue la cara cubierta por un pasamontañas de uno de los asesinos de Ted. Se quedó bloqueado durante segundos que podrían haberle costado la vida de no ser porque una daga voladora aterrizó en el cuerpo del hombre, que se desplomó muerto al instante. West estaba tan aliviado como aterrorizado. En cuestión de un par de minutos, los tres cuerpos estaban esparcidos por el bosque. Otra figura encapuchada aunque más baja que las otras, pues mediría 1'65, salió de detrás de un árbol y se acercó a West Aiden y Jane, que se habían refugiado detrás de una roca asustados.

Se bajó la capucha, pudiéndose apreciar su cara. No tendría más de 16 años, aunque sus ojos reflejaban la sabiduría de una anciana. Tenía el pelo negro como la noche y corto por los hombros, los ojos azules le brillaban y las atractivas pecas que tenía sobre su pequeña y puntiaguda nariz estaban teñidas por el rubor del esfuerzo. Su cuerpo delgado estaba cubierto por ropas negras y sucias, y tenía unas botas de cuero negro en las que se iba escondiendo las dagas a medida que avanzaba hacia ellos.
Les tendió una mano y dijo con serenidad:
- Me llamo Brooke. Os persiguen. Ya me agradeceréis que os haya salvado en otro momento. Tenemos que huir. Yo incluida. Corramos.
Y, sin saber bien por qué, corrieron detras de ella.