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Durante todo el día SiCheng fue un completo desastre.

Como un idiota, accedió a que el muchacho llamado DongHyuck se quedara en su departamento hasta que se ocultara el sol. El trato era que apenas el llegara a casa, el contrario estuviera listo para partir. Era un trato bastante justo si tomaba en cuenta el hecho de que eran desconocidos.

Las entrevistas de trabajo fueron medianamente bien, al menos cuando no divagaba para sus adentros acerca de lo que podría pasar en su acogedor apartamento. No había nada de valor que pudiera llevarse, su dinero estaba en el banco y obviamente no tenia joyas. Así que si le robaba, sería unas cuantas baratijas.

Su tarde transcurrió dentro del restaurante en el que trabajaba desde hace cuatro meses aproximadamente. Se obligó a poner su mejor sonrisa a pesar de sentir el peso del mundo sobre sus hombros. Sonreír siempre le había dado buena suerte y propinas sustanciosas. Por lo menos no quebró más que un par de vasos.

El tiempo transcurrió lento, el gentío se movió más despacio y la gente conversaba menos en las mesas, con las laptops alumbrando sus rostros perezosos y descontentos. La vida no era emocionante en las metrópolis de la ciudad, las personas vivían vidas monótonas, donde solo existía el trabajo y el individualismo.

Nadie jamás te notaría caminando por las calles, cada quien parecía sobre una nube personal, en donde el resto de personas no interesaba. Así era en la clase alta, donde el dinero lo podía todo, incluso comprar personas.

Cuando SiCheng encontró algo ligeramente normal en el estilo de vida de las personas de rango social medio bajo, se sintió aliviado y perteneciente a un lugar. Sus padres lo materializaron todo durante los primeros años de su vida y el saber que aun existían personas preocupadas por los demás lo hizo realmente feliz.

Los avances habían dejado un mundo a blanco y negro, donde estas de un lado o de otro.

"Aquí tiene su merienda, disfrútela." Dijo mientras entregaba una funda a un cliente y este asentía mientras iba hablando al teléfono y salía con prisa del establecimiento.

La tarde se hizo noche y SiCheng fue a cambiarse para irse a casa.

No sin antes recibir una pequeña porción del menú del día que había guardado de la hora del almuerzo.

Las calles estaban frías y ruidosas. La gente comenzaba a desplazarse de un lado de la ciudad a otro, tomando el tren o el subterráneo. Cualquiera de los dos totalmente atestados de gente. A SiCheng le gustaba más caminar a esas horas, cuando aun se podía merodear un poco por la ciudad, pero tan solo del pensar en el chico sus pies aceleraron el paso y tomó el primer bus que paró en la estación.

Su día comenzó como algo agotador y lo había dejado totalmente rendido por sus propios esfuerzos de no colapsar. En el transporte público, cerró los ojos lo justo para descansar un poco su mente preocupada.

Cuando llegó, muchas de las luces del condominio ya se encontraban apagadas.

Miró hacia el cielo pero la luna apenas y podía verse, y las estrellas estaban ocultas tras un manto negro que se formaba minuto a minuto.

Subió por las escaleras hasta el piso en el que se encontraba su departamento, digitando la clave y escuchando el click de la puerta al abrirse.

DongHyuck seguía sentado en el mismo lugar en el que lo había dejado aquella mañana, la misma expresión adornando su rostro mientras giraba a mirarlo. El escalofrío apareció nuevamente mientras miraba al pasillo vacio y cerraba la puerta tras de si.

"¿Permaneciste allí todo el día?" le preguntó mientras dejaba la mochila en la entrada y se sacaba el abrigo.

Solo recibió como respuesta un asentimiento. Alzó la funda en la que se encontraban unos recipientes con comida, forzándose a sonreír ligeramente.

"Traje algo de comer, debes tener hambre."

Se acercó colocando los recipientes sobre la mesa enana de la sala, frente al chico que seguía inmutable sobre el sillón.

"Te daré algo de ropa, no puedes salir con eso."

Sin decir ni una palabra más, camino hacia su habitación y revolviendo los cajones en busca de ropa que no hubiera usado demasiado. El podría comprar más cuando su paga llegara a sus manos. Apresuró un poco más sus movimientos, la noche caía lentamente, cuando las calles quedaran totalmente muertas, seria mas difícil merodear sin ser descubierto.

Estaba a punto de levantarse cuando el muchacho apareció en el marco de la puerta, mirando con curiosidad dentro, sin atreverse a poner un pie en la habitación. SiCheng tragó y extendió las ropas en señal de que se acercara.

"Puedes cambiarte en el baño y asearte si lo deseas."

"Se hace tarde." Fue el susurro de DongHyuck mientras tomaba la ropa con sus manos frías.

"Te concedo quince minutos más... no más que eso."

El muchacho asintió y SiCheng salió de la habitación, dándole un poco de espacio personal.

Bajaron despacio por las escaleras de emergencia, sin mirarse siquiera una vez. El silencio parecía consumirlo todo y SiCheng sintió que en cualquier momento podrían llegar a ser descubierto.

Una suave brisa acarició su rostro cuando la puerta se abrió, todo estaba tan tranquilo como la noche anterior en la que lo ayudó.

"Es mejor que vayas dentro."

Poco después de escucharlo solo vio la espalda del chico mientras este corría y era cobijado por la oscuridad, escondiéndose en la misma. SiCheng miró hacia ambos lados del callejón buscando algún testigo de lo que acababa de pasar, suspiró mientras se descubría totalmente solo de nuevo.

"Terminó todo."

Afirmó para sí mismo, retirándose nuevamente a la seguridad del edificio. 

Sun & Moon [HaeWin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora