Sun & Moon [HaeWin]

8

Sostuvo el pequeño tubo de cristal en todo lo alto mientras lo miraba. Ahí se encontraba el ADN que necesitaba para seguir los experimentos. Debían tener resultados alentadores antes de que mas patrocinadores se retirasen.

Todos buscaban revivir algún familiar fallecido. Todos deseaban volver a ver rostros amados.

Todos.

Incluso el doctor Lee, quien era el que encabezaba aquella investigación secreta, se beneficiaba de manera directa. Había guardado cuidadosamente aquel secreto de sus demás pares. Su corazón se revitalizaba cada vez que un ejemplar de Lee DongHyuck, su hijo fallecido, lograba abrir los ojos y vivir más de una semana.

Sin embargo, el tiempo de vida de aquellas copias exactas era bastante corto, y hasta ese entonces, no había podido pensar con objetividad en que estaban fallando. Porque ver los ojos de su hijo abrirse y mirarlo, escuchar su corazón palpitar nuevamente... era algo que le daba calidez a su corazón.

Lo perdió bastante joven, el corazón del fallecido había sido muy débil, por ello siempre buscaban una manera de fortalecerlo. Pero la falla genética se repetía en alguna otra parte, y el volvía a sufrir cuando los veía morir.

El experimento 105 fue una extraña diferencia. Su cuerpo parecía ser más resistente, abrió los ojos por primera vez una tarde mientras hacían los chequeos de rutina, fue sorpresivo. Sus ojos miraban todo con confusión, como siempre pasaba cuando despertaban. La tranquilidad no duró demasiado antes de que el insistente pitido de una maquina le indicara que estaba teniendo un paro cardiaco. Durante una semana estabilizaron el ritmo de su corazón, esperando que pudiera sobrevivir y adaptarse al mundo.

Pero la suerte no había sido justa.

Suspiró mientras miraba a la camilla de metal.

"Nacerá en cualquier momento."

Cruzó los dedos mientras le rezaba a alguna fuerza mayor por primera vez en su vida. Solo necesitaba que funcionara esa vez y podría considerarlo un éxito.

Los pies les dolían y SiCheng estaba casi seguro de que la noche había caído en la ciudad. Incluso su estomago dolía demasiado. DongHyuck había permanecido en silencio y solo se escuchaban sus respiraciones y los pasos que hacían ecos en esos canales.

"Debemos comer algo." Susurró DongHyuck mientras paraba.

Debido a la oscuridad que estaba volviendo loco a SiCheng, no pudo notar la mirada del moreno elevarse hacia arriba, y luego comenzar a trepar una escalera.

"¿A dónde vas?" preguntó el chino, mientras se abrazaba a si mismo.

"Reconozco el olor de allí arriba, si estoy en lo correcto podremos tener una cena decente." Respondió DongHyuck mientras retiraba la tapa de la alcantarilla con cuidado, fijándose en lo que hubiese arriba.

Apenas ambos estuvieron nuevamente en la superficie, SiCheng no pudo evitar respirar hondo. El alivio y se sentía dichoso por ver sus propias manos y pies. Caminaron un poco más, hasta llegar a un pequeño local de comida en una zona de la ciudad que SiCheng no conocía.

Entraron y eran apenas unos cuantos taburetes y unas mesas por aquí y por allá. La gente sentada allí era de aspecto humilde. DongHyuck tomó su mano y SiCheng se encogió tímido mientras se acercaban a una mujer que atendía las mesas. La reacción de ella fue bastante gentil al ver al más joven llegar nuevamente al humilde lugar. No hizo preguntas incomodas de porque se veía tan fatigado, ni quién era el otro muchacho. Le indicó una mesa del fondo donde podría comer tranquilo, y ahí se dirigieron.