Sol y Luna

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"Que me has enseñado

A vivir,

En vez de ver la vida pasar,

Y en esa diferencia

Se esconden todos los matices que te definen."

Elvira Sastre.



Dicen que cuando llueve la tierra esta triste, o eso era lo que sus padres le habían dicho a SiCheng. Por eso cuando las gotas comenzaron a caer a cantaros sobre ellos, sus ojos también gotearon sin parar ¿Qué clase de señal le estaba mandando el cielo? No estaba muy seguro, pero sentía el cuerpo de DongHyuck estremecerse en su espalda. Deseo que saliera el sol, que la oscuridad desapareciera, que la luna no estuviera más presente sobre el firmamento.

Tenía miedo de la noche.

De que significara que sería el fin de todo.

Que sus vidas no significaran nada en esos momentos.

Siguió caminando aun cuando dejó de sentir los músculos de sus piernas, cuando solo sentía la respiración calmada de DongHyuck en su cuello bajo la torrencial y fría lluvia. Sus pies se hundieron en lodo mezclado con piedras y miraba siempre hacia atrás esperando ver algún can o persona, pero todo lo que veía era la neblina mezclada con oscuridad profunda e imperturbable.

Su cuerpo tembló en un espasmo de dolor y cayó de rodillas al fango sin dejar que DongHyuck impactara contra el mismo, aguantando en la posición. Si dejaba que su cuerpo descansara allí, sería lo último que haría, no tendría las fuerzas y voluntad para volver a levantarse y continuar. Con un gemido de dolor volvió a ponerse en pie y continuó entre los árboles y arbustos. La lluvia bajaba desde las nubes con más fuerza, golpeando el rostro de SiCheng con el viento feroz.

Su mente se llenó de recuerdos como en los últimos días que habían pasado, de pequeños momentos de felicidad y no pudo evitar preguntarse si estaba listo para dejar su vida, cuestionarse si rendirse estaba bien y descansar tranquilamente hasta volver a ser polvo en el suelo, uno con la naturaleza maravillosa que lo rodeaba en esos momentos.

La lluvia paró eventualmente, y luciérnagas encendieron la luz hasta que la noche se fue y los rayos del sol calentaron sus rostros y cuerpos mojados. SiCheng los recostó a ambos de espaldas a un grueso árbol, jadeando mientras se esforzaba por no cerrar los ojos, tomando la mano del moreno con la suya y apretándola con fuerza.

¿Cómo se rezaba para pedir un deseo?

¿Se espera una estrella fugaz en el cielo?

Los labios resecos se apretaron mientras parpadeaba repetidas veces y su cuerpo lánguido dejaba de responder a nada que no fuera el contacto con el contrario, sin disminuir la fuerza del mismo.

Si pudiese pedir un deseo...

Sería poder ser libre.

El mismo deseo que mantenía desde niño. En aquellas horas había sido tan libre como se podía. Escuchó aves volando y cantando, el sonido del viento y su respiración, de la tranquilidad. Cuando volvió a abrir los ojos el cielo se había teñido de colores pastel. Rosa, violeta, naranja y nubles de algodón junto a un sol que se iba ocultando lentamente. El árbol se encontraba cerca de un pequeño barranco donde no se veía nada por las copas de los arboles abajo.

Giró el rostro con lentitud, mirando las manos entrelazadas en medio de los dos cuerpos. Las uñas de DongHyuck estaban algo largas y sucias, su agarre era débil, casi nulo. Miró la pierna donde la mordida parecía estar infectada y algo hinchada. Se imaginaba cuanto tenía que dolerle aun en su inconsciente.

Sun & Moon [HaeWin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora