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Tal vez algo cambió en su corazón, una pequeña facción que se aferraba a los gestos de una vida normal y tranquila. Pero caminando por la oscuridad en el bosque, ante el miedo de ser atacado por alguna fiera salvaje, SiCheng entendió que nada era igual. Lo entendía mientras era guiado por la gentil mano de DongHyuck.

El silbido del viento lo relajaba lentamente mientras sus pies dolidos pisaban sobre las huellas del moreno. No dijo nada después del pequeño beso inocente, DongHyuck había expresado su gratitud de aquella forma y el no era nadie para rechazarlo. No tenía corazón para aquello, y tampoco deseaba hacerlo.

Las horas pasaban lánguidas, el hambre iba y volvía intermitentemente haciendo gruñir sus tripas. No había visto al moreno quejarse, y por eso el continuó callando.

"Descansemos en este punto y tan pronto como salga el sol sigamos." Lo soltó y SiCheng solo asintió listo para lanzarse sobre el pasto a dormir. DongHyuck lo paró, lanzando su abrigo contra las hierbas de la tierra. "Será menos molesto, descansa."

Quería preguntarle qué haría el o donde dormiría, pero sus parpados pesaban demasiado y sus labios permanecieron pegados como si estuviesen entumecidos. No pasaron más de dos minutos antes de que el sueño lo noqueara, y no sintiera nada más que el oscuro abismo bajo su cuerpo.



DongHyuck permaneció despierto, evitando quedarse dormido mientras cuidaba el cuerpo inconsciente de SiCheng. Era incomodo mantener sueños donde volvía a aquel laboratorio, el dolor en su pecho se volvía real, y aunque no lo mataba, lo dejaba mentalmente inestable. Necesitaba mantener la compostura en todo momento.

Sabía que les estaban siguiendo el rastro de cerca, y que seguramente estarían jugando al gato y al ratón en esos mismos momentos, poniendo en riesgo la poca libertad que habían ganado. Las palabras del doctor Lee vinieron a su mente mientras SiCheng le daba la espalda y seguía respirando profundamente.

"DongHyuck, así se llamaba el dueño de la identidad que se te ha dado. No hagas ese rostro, por favor, necesito que entiendas eso para poder llevar un bajo perfil alrededor de más personas." El joven moreno lo miró impresionado y emocionado. Vería más gente. "Eres muy inteligente, por lo que se que entenderás que no debes confiar en cualquiera, la gente es excesivamente buena causando dolor y catástrofes por donde vaya."

A primera vista, aquello no tendría que ver en lo absoluto con su actual situación, pero si lo analizaba mejor, era como si el doctor se hubiera equivocado aquella vez. No todos los humanos tenían la misma naturaleza, porque SiCheng le confiaba su vida con ojos ciegos, durmiendo profundamente mientras le montaba una guardia bastante poco segura y lo ayudaba con gentileza. Cuando entendió que no era totalmente humano ni autentico, pensó que sus sentimientos también eran una fabricación más de los científicos, que las habían instalado allí, en los nervios de su cerebro para hacerlo sentir de manera artificial.

Pero lo que sentía cuando el chino le sonreía o se preocupaba le confirmaba que la humanidad era algo adherido a su existencia, porque el también era un simple ser humano con sentimientos.

Un gran disparo se escuchó a varios quilómetros de donde se encontraban, alertándolo de que pronto llegarían a por los dos. El plan estaba hecho, mirando la espalda del contrario se prometió a sí mismo no contarlo hasta el mismo segundo del fin.

"SiCheng, debemos seguir." Susurró mientas lo movía por el hombro y este, apesadumbrado comenzaba a abrir los ojos nuevamente, batiendo las pestanas repetidas veces. "He escuchado algo y creo que nos están siguiendo."

Más que creerlo, estaba totalmente seguro que así era. SiCheng se levantó rápido al escucharlo. Aunque apenas había dormido unas pocas horas, su cuerpo reaccionó por la adrenalina que se liberó en su sangre.

Sun & Moon [HaeWin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora