CAPÍTULO 2.

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Louis caminaba por las estrechas calles de San Francisco intentando esconderse de la lluvia. Se había vuelto a olvidar el paraguas en su apartamento. Mierda. Últimamente había estado muy distraído, exactamente desde el día en que fue a 1972, y es que ese tal Harry, le había causado bastante impresión.

Llegó a la puerta del colegio en el que trabajaba y vio que estaba cerrado, ¿qué había pasado? Extrañado, sacó su teléfono móvil del bolsillo trasero de su pantalón y miró el día. Era sábado. ¿En qué coño estaba pensando para no saber qué día era? Él pensaba que era martes, vale, ¿y ahora qué hacía? Eran las nueve de la mañana, no tenía nada que hacer a esas horas de la mañana. Decidió a llamar a Zayn, aunque quizás el morocho le decía alguna barbaridad por llamar tan pronto. Bah, llamaría igualmente.

Un pitido.

Dos pitidos.

Tres pitidos.

—¡Más te vale que sea importante, Tomlinson!—Gritó su amigo al otro lado de la línea.—Has despertado a Lilly y me está gritando.—Zayn estaba casado desde hace tres años, con una pelirroja muy malhumorada llamada Lilly, aunque la joven en el fondo, era buena persona.

—No sé qué hacer.

—...¿Me estás jodiendo?

—Mhhh no—Zayn resopló nada más que contestara su amigo, le había despertado a las nueve de la jodida mañana para decirle que no sabía qué hacer.

—Pues ves a algún bar, tomate un café y llámame a una hora decente, adiós.—Y colgó—.

Louis tenía ganas de reírse, le encantaba cuando Zayn se ponía de malhumor, era demasiado gracioso.

Pero había un problema, ¿a qué bar iba? A él nunca le había gustado sentarse en un bar solo a tomar café y a leerse el periódico, le hacía sentirse anciano, solamente tenía 27 años, a esa edad había que divertirse, aprovechar la poca juventud que le quedaba. 

Siguió caminando hasta encontrarse con el bar del otro día, el único sitio dónde se había sentido joven después del incidente de su marido. ¿Qué si entraba ahí? ¿Estaría mal? Pero entonces se le vino a la cabeza un niño de rulos y ojos verdes. Entró.

En el local no había nadie, solamente el camarero. Se notaba que era muy temprano. 

—Hey, ¿qué te trae por aquí, a estas horas?—Saludó casualmente el barman.

—La verdad, no tengo ni idea.—Respondió pensando en Harry. El hombre asintió y le ofreció un café a Louis, no sin antes decirle que era un regalo, él muy amablemente, le dio las gracias—¿Te puedo hacer una pregunta?

—Claro, suéltalo.

—Es sobre... el chico del otro día, ya sabes... ¿Harry?—Dijo algo tímido, no quería parecer desesperado por tener algo de información del protagonista de sus recientes sueños húmedos.

—Oh.—Respondió intentando disimular una risa—Así que, ¿te gustó lo que viste, eh?

—Mucho. Solo quiero que me hables de él.

—Bueno, no vas a tener problema en eso, porque te lo va a poder contar él mismo.—Louis no entendió lo que le había dicho.—¡Harry! ¡Este hombre tiene interés en ti!—Gritó el hombre a alguien que acababa de entrar por la puerta, que para la mala suerte de Louis, era Harry.

El joven con una sonrisa socarrona en el rostro se acercó mientras se quitaba el abrigo que llevaba puesto. Se sentó al lado de Louis.

—¿Ah sí?—Preguntó el niño, y es que para Louis, no dejaba de ser un niño, un niño demasiado caliente. El oji-azul tragó en seco y después asintió intentando demostrar un poco de cordura.—¿Qué te parece si vamos a un sitio más intimo? 

—Por mi encantado.

Los dos se levantaron de sus asientos y Louis siguió a Harry hasta una habitación dónde, para la sorpresa de Louis, no había cama. Tendría que solucionar él mismo su dolor de huevos.

—Y dime, ¿cómo te llamas?—Preguntó Harry mientras se sentaba.

—Louis Tomlinson—Intentó estrechar la mano del chico, pero él se rió.

—Vamos Louis, todos sabemos lo que quieres de mi—Dijo con algo de ¿asco? en la voz.— Pero, yo con los clientes, no follo solo bailo.

—¿Ah?—Preguntó confundido.

—Louis, sé que quieres follarme, ¿o a caso no?—Preguntó con ironía—Pero todos quieren y a ninguno se lo concedo.

—No, estás confundido Harry—Intentó aclarar las cosas—No te voy a engañas, me tienes loco, pero... solo quiero conocerte, quizás, ¿ser amigos?

Harry le miró extrañado, no se tragaba lo que aquel hombre le decía. Sí, quizás era demasiado engreído, pero se notaba cuando alguien estaba excitado. Pero, al final aceptó la sugerencia del castaño.

—¿Qué te parece si salimos de aquí?—Preguntó Louis con dulzura.

—Me parece bien—Harry le sonrió.

Louis sabía que quería algo más que amistad con ese hermoso chico, pero de momento, se esforzaría por caerle bien.

Báilame. - Larry Stylinson -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora